¿Por qué vuelve a estar en la agenda el conflicto del Sáhara Occidental?
El conflicto del Sáhara Occidental entre Marruecos y los independentistas del Frente Polisario apoyados por Argelia, latente durante años, ha vuelto al primer plano de la actualidad internacional. ¿Por qué razones y con qué riesgos?
1/ ¿Cuál es la situación del Sáhara Occidental?
El Sáhara Occidental, una excolonia española, es considerado por Naciones Unidas como «territorio no autónomo» a falta de una solución definitiva. Es el único territorio de África cuyo estatuto poscolonial no se ha resuelto.
Situado en la costa atlántica, tiene fronteras con Marruecos, Mauritania y Argelia. Su territorio casi desértico abarca 266.000 km2 y es rico en fosfatos. Su litoral, de 1.100 km tiene gran abundancia de peces.
Tras la salida de los españoles en 1975, Marruecos anexionó el Sáhara Occidental.
Marruecos, que considera al Sáhara como parte integrante de su territorio nacional, controla el 80% y propone una amplia autonomía bajo su soberanía. El Polisario, en cambio, reclama un referéndum de autodeterminación.
Desde que en 1991 se firmó un alto el fuego entre Marruecos y el Polisario tras 16 años de conflicto, la ONU ha puesto en marcha una misión para la organización de un referéndum (Minurso).
2/ ¿Por qué vuelve a estar en la agenda?
El 13 de noviembre de 2020, el alto el fuego se rompe con el despliegue de tropas marroquíes en el extremo sur del territorio para desplazar a independentistas que bloqueaban la única ruta hacia Mauritania. En respuesta, el Polisario declaró el estado de guerra.
La tensión aumentó estos días después de que Argelia denunciara un bombardeo atribuido a Marruecos que causó la muerte de tres camioneros argelinos en territorio saharaui el 1 de noviembre.
«Aunque es posible que Marruecos creyera que eran tropas del Polisario, mataron a civiles. Antes eran muy cuidadosos para evitar este tipo de incidentes», declaró a la AFP Youssef Cherif, director del centro de investigación Columbia Global Centers (creado por la Universidad estadounidense de Columbia) en Túnez.
Para este experto, «significa que están más seguros de ellos mismos y toman su soberanía sobre el Sáhara Occidental como un hecho».
«Lo que le importa a Marruecos es explotar sus recursos y tenerlos para sí mismo», estima.
Riccardo Fabiani, director del área de África del norte para el International Crisis Group (ICG) coincide. Marruecos «adoptó un enfoque más duro sobre el Sáhara Occidental en sus relaciones con sus vecinos, incluida España».
A mitades de mayo, miles de migrantes cruzaron la frontera hacia el enclave español de Ceuta en Marruecos. Según los analistas, el movimiento de personas fue una represalia marroquí después de que el líder del Polisario, Brahim Ghali, fuera ingresado en España a finales de abril para recibir un tratamiento contra el covid-19.
3/ ¿Por qué cambió la situación?
A finales de 2020, el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reconoció la soberanía de Rabat sobre el Sáhara Occidental, a cambio de normalizar las relaciones de Marruecos con Israel.
En respuesta, Argelia rompió sus relaciones diplomáticas con Marruecos a finales de agosto, acusándolo de apoyar al Movimiento de Autodeterminación de Cabilia (MAK), considerado organización terrorista por Argel.
«El precario equilibrio de poder entre Argelia y Marruecos se ha visto alterado por todos estos factores y, en ausencia de una mediación externa, el riesgo es que estos países avancen hacia una confrontación porque se sienten mutuamente amenazados», analiza Fabiani.
Para este experto, «la normalización de relaciones entre Marruecos e Israel y su cooperación militar es un factor importante en la actual escalada del conflicto, junto con los anuncios de Trump sobre el Sáhara que cambiaron el antiguo statu quo sobre esta zona, aumentando el nerviosismo de Argel».
4/ ¿Qué está en juego para Marruecos y Argelia?
Para ambos países, el conflicto es un tema de «seguridad nacional», explica Fabiani.
Antes existía «un equilibrio basado en el control de facto del Sáhara Occidental por Marruecos y el rechazo de Argelia basado en la legalidad internacional, con cierta paridad militar por ambas partes».
«El conflicto estaba congelado, y los actores extranjeros evitaban intervenir, perpetuando el statu quo», explica.
La novedad es que «Rabat no quiere volver al equilibrio anterior y Argel no quiere aceptar la nueva situación», señala Fabiani. Para Dalia Ghanem, experta del Carnegie Middle East Center, «Argelia se siente obligada a reaccionar porque no hacer nada enviaría un mensaje de +nos pueden atacar+».
Sin embargo, según Cherif, un conflicto directo es poco probable.