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Los robots prometen ‘curar’ a la industria suiza

YuMi, el robot de ABB, puede trabajar, sin peligro, al lado de las personas. AFP

La esperanza está puesta en los robots, que un día lleguen a frenar, o incluso a revertir, la paulatina desindustrialización que se observa en el mundo. En Suiza, la automatización ya es una realidad en algunas empresas.

Debilitadas por la constante fortaleza del franco suizo durante los últimos años, múltiples empresas helvéticas se han visto obligadas a desplazar sus operaciones a países más baratos para recuperar competitividad en las exportaciones. Han sorteado los altibajos cambiarios lo mejor que pudieron, pero el Banco Nacional Suizo les dio un tiro de gracia en enero de 2015, cuando anunció que abandonaba el tipo de cambio mínimo entre el franco y el euro.

Desde entonces, la principal esperanza que tienen muchas empresas manufactureras en Suiza es que las innovaciones tecnológicas se conviertan en sus aliadas para evitar un éxodo de fábricas hacia el extranjero. ¿Cómo? Utilizando robots que trabajan junto con los seres humanos, sensores que detectan defectos potenciales en las líneas de producción y ‘softwares’ inteligentes que aseguran que cada etapa de la producción se desarrolle con éxito (fabricación de piezas, ensamblaje, logística e incluso ordenar nuevos materiales para futuras producciones).

Una revolución industrial que promete reducir costes y mejorar la eficiencia de las fábricas mientras sirve como antídoto para contrarrestar el repunte en los costos de producción que tanto han afectado a las firmas suizas.

El gigante tecnológico helvético-sueco ABB ya ofrece este tipo de equipos y confirma que la demanda en Suiza crece cada vez más. Marc-André Zingg, jefe de la división de Robótica de ABB Suiza, asegura que las ventas del grupo en el mercado interno registrarán un dato históricamente alto en 2016.

YuMi, el cobot

El año pasado, ABBEnlace externo presentó a YuMIEnlace externo como el “primer robot verdaderamente colaborativo el mundo”. YuMI es un ‘cobot’ –acrónimo de robots colaborativos en inglés– que acrecienta la eficiencia en las líneas de producción, al tiempo que mejora los índices de salud y seguridad de los trabajadores. Y es que se ocupa de tareas mecánicas que suelen provocar lesiones en los obreros, ya que suponen la realización de movimientos manuales repetitivos, explica Zingg.

El experto de ABB asegura que los ‘cobots’ son especialmente rentables para las empresas pequeñas, pues están diseñados para convivir con los humanos, lo que ahorra a las firmas la necesidad de construir las costosas jaulas en las que habitualmente se ubican los robots –por razones de seguridad– para separarlos del equipo humano. Además, están mejor capacitados que los robots tradicionales para realizar tareas múltiples.

En opinión de Zingg, la automatización está permitiendo cierta recuperación de la actividad manufacturera suiza. “La mayoría de las empresas que abandonaron Suiza se dedican a un tipo de producción simple y a gran escala. Y lo que estamos observando ahora es que la producción que exige un mayor grado de complejidad está regresando a Suiza, especialmente en casos como el de la industria relojera”, añade.

A partir de 2017, la nueva legislación del ‘Made in Switzerland’, impondrá condiciones de elaboración más estrictas a los productos que quieran utilizar esta etiqueta, lo que posiblemente animará a más empresas helvéticas a producir en casa. “Y también habrá una metamorfosis hacia una manufactura helvética de mayor complejidad y detalles”, augura el jefe de Robótica de ABB.

La salvación

Una prueba de los avances de esta tendencia es Paro, una pyme suiza dedicada a la fabricación de sistemas para la automatización de las líneas de producción de las empresas. La firma ha escuchado con atención las necesidades de sus clientes para elaborarles “trajes a medida”. La solución estaba dentro del mercado suizo, y no en el extranjero.

“Cuando el Banco Nacional Suizo decidió que no seguiría apuntalando el franco suizo, el euro se hizo trizas y nuestra empresa comenzó a asfixiarse”, recuerda a swissinfo.ch Martin Frauenfelder, presidente de Paro. La firma comprendió sería totalmente inviable seguir operando en Europa y decidió concentrarse en Suiza.

Su principal ventaja fue estar cerca de sus clientes y ofrecerles soluciones específicas adaptadas a sus necesidades. Hoy, la demanda de sistemas automatizados es tan alta que sus competidores europeos han subido los precios, cerrando la brecha que les separaba de Paro. Así, la compañía helvética está recuperando competitividad en Europa.

“Las cosas van mucho mejor de lo que me hubiera atrevido a imaginar”, dice Frauenfelder, cuya firma ha recibido pedidos de gigantes como Nespresso, Georg Fischer y Zehnder. Y estos grupos no son los únicos que están automatizando sus líneas de producción.

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Los robots abren nuevas oportunidades

Este contenido fue publicado en Según el índice de la Organización Mundial de la Protección Intelectual (OMPI), Suiza es líder mundial en materia de innovación, pero sus costos laborales figuran también entre los más altos del mundo. Los robots podrían ser una solución a este problema. Martin Frauenfelder, director general de Paro AG, fabricante de sistemas de ensamblaje para líneas…

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Pero la automatización no ha llegado en el momento oportuno para todo el espectro empresarial ni tampoco ha conseguido evitar el recorte de empleos.

Según un estudio de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), muchas firmas exportadoras suizas han incrementado de forma importante sus inversiones en el extranjero desde que el BNS abandonó el tipo de cambio mínimo frente al euro. El documento precisa que algunas inversiones fuera de Suiza han sido motivadas por el deseo de las empresas de contar con instalaciones más cercanas a sus clientes, pero otras compañías lo han hecho simplemente para esquivar los elevados costos de producción nacionales.

Swissmem, organización paraguas de las industrias mecánica, eléctrica y metalúrgica, coincide con la visión de la EPFL.

Su presidente, Hans Hess, expresó recientemente en una conferencia de prensa que “la expansión [de las empresas suizas] se está materializando de forma casi exclusiva en el extranjero.


Las estadísticas nacionales confirman que el número de trabajadores de la industria manufacturera Suiza ha pasado de 790 000 a 630 000 personas de 1991 a la fecha. Y según Swissmem, las industrias que representa han suprimido 9 000 puestos de trabajo desde enero de 2015 hasta la fecha.

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“La industria 4.0 puede, no obstante, ayudar a compensar el efecto de los elevados salarios suizos y la fortaleza del franco”, sostiene un portavoz de la Asociación de Empleados Suizos. “La impresión en 3D permitirá generar nuevos puestos laborales”, añade.

“Con la mano de obra altamente cualificada y las excelentes instalaciones educativas y de investigación que tiene, Suiza se perfila como uno de los países mejor capacitados para atender la demanda de este tipo de tecnología”, dice el portavoz.

Y aunque los robots hagan desaparecer muchos trabajos que utilizan la mano de obra de forma intensiva, Schmid confía en que las tecnologías punta también sean capaces de crear nuevas plazas en áreas como la programación y el mantenimiento de los equipos automatizados. “Creo que la automatización representa más oportunidades que riesgos para los trabajadores”.  

Traducción del inglés: Andrea Ornelas

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