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Promesas y presiones

Sergio Prat, director de 'El Canillita', desde 1991 denuncia situación de niños apátridas. swissinfo.ch

La Asociación de Chilenos Residentes de Ginebra lucha desde 1980 para que las autoridades chilenas reconozcan la nacionalidad de sus hijos nacidos en el extranjero.

En Berna, el tema pone en aprieto a los funcionarios del consulado y responden que están a la espera del proyecto de reforma de la Constitución, que resolverá el problema.

Jaime Bascuñán concluyó sus funciones al frente del Consulado de Chile en Suiza a fines del mes de marzo y viajó a México a proseguir su carrera diplomática. En entrevista con swissinfo lamentó que el caso de los hijos apátridas siga siendo una espina dolorosa y una situación que no pudo resolver, pues no estuvo al alcance de sus manos.

Una injusticia

“Estamos conscientes que es una injusticia que se comete con los hijos de chilenos nacidos en el extranjero, pero es un tema que implica una reforma constitucional y es un proceso largo, es un tema que no es fácil, es difícil y pido un poco de paciencia a nuestra colonia. Pienso que a corto plazo debiera haber una solución”, explica con cierta resignación Jaime Bascuñán.

En Chile el problema se planteó inmediatamente una vez restablecido el régimen democrático. Es decir, a partir de 1990, tanto los gobiernos de Patricio Aylwin, Eduardo Frei y ahora Ricardo Lagos han tratado de resolver el problema, pero en vano.

Sergio Prat, incansable dirigente de la Asociación de Chilenos Residentes en Ginebra y redactor de ‘El Canillita’, boletín oficial de la organización, ha hecho suyo este combate desde 1991 y no baja la presión ante las autoridades de su país.

Recientemente aprovechó la presencia del Presidente Ricardo Lagos en el recinto de la ONU en Ginebra para remitir un nuevo petitorio sobre este tema de los apátridas que también complica a las autoridades suizas.

Falta voluntad política

A su juicio, se trata de un problema de falta de voluntad política de los parlamentarios. Lamenta incluso que diputados supuestamente al tanto del problema, por haberlo vivido en carne propia, cuando llega el momento de debatir el tema en el Congreso no asistan a las sesiones y por falta de quórum el asunto se vuelva a postergar.

Sergio Prat está consciente de que los cientos de apátridas de Suiza no constituyen un potencial electoral que valga la pena para encontrar una solución urgente, a pesar de que en el plano del derecho del niño y de las convenciones internacionales, Chile se pone al margen.

Pero lo que más le molesta, es que se trata de una herencia de la dictadura militar, del castigo al exilio, y que en plena democracia parlamentaria no exista interés en resolver un problema que perjudica la imagen internacional de Chile.

Molestias helvéticas

El asunto también molesta a las autoridades suizas, en particular a la Oficina de la Población en Ginebra (OPG), que considera que el problema del exilio chileno terminó en 1990, y en consecuencia no corresponde más extender un “título de viaje” helvético. Un documento para refugiados que legitima en cierta medida la situación de apátrida.

“Corresponde a las autoridades chilenas resolver el problema de la nacionalidad chilena”, afirma Roland Schärer, jefe del Departamento de la Nacionalidad de la Oficina Federal de la Inmigración, Integración y Emigración (IMES), en Berna.

Roland Schärer estima que después de todo, los hijos apátridas chilenos están en mejor situación que los africanos, dado que con el tiempo de residencia transcurrido, pueden solicitar la naturalización suiza.

Potencialmente chilenos

Tanto en Berna como en Ginebra las autoridades persisten en indicar como nacionalidad en los permisos de residencia, la chilena, a pesar de que ningún documento oficial avala esa condición.

Jaime Bascuñán, cónsul saliente, prefiere hablar de ‘hijos potencialmente chilenos’, en lugar de apátridas. Pero confía que tarde o temprano se va a llegar a una situación de consenso que permita a los hijos de madre o padre chilenos, regularizar su situación de nacionalidad mediante un simple trámite que se realice ante cualquier consulado en el exterior.

Los problemas de la vida cotidiana que enfrentan los apátridas en Suiza, en ‘Más sobre el tema’.

swissinfo, Alberto Dufey

10 mil chilenos se encuentran inscritos en el consulado.
Pero sólo 4 mil están registrados como extranjeros en Suiza.
La diferencia en las cifras se debe a que muchos doble nacionales o naturalizados se inscriben en el consulado para no perder la nacionalidad chilena.
Más de 200 son los hijos apátridas, según fuentes de organizaciones de chilenos.
El Consulado considera que no son más de 100.
Suiza considera que es Chile que debe resolver el problema de la nacionalidad chilena.
La Confederación otorga la posibilidad de ‘naturalización facilitada’ a los hijos apátridas.

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