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El futuro del acuerdo nuclear iraní

Redacción de Swissinfo

"Del dicho al hecho hay un gran trecho", reza el refrán. Algo aparentemente resuelto e incuestionable, en realidad, no lo es. Si esa expresión no existe en farsi, imagino que pronto existirá.

La razón, por supuesto, son los ‘Parámetros para un plan de acción integral conjunto relativo al programa nuclear de la República Islámica de Irán’, el marco recientemente adoptado por Irán y el P5+1 (los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas – China, Gran Bretaña, Francia, Rusia y Estados Unidos – más Alemania). El acuerdo constituye un hito político y diplomático importante, y contiene más detalles y es más amplio en cuanto a su alcance de lo que muchos anticipaban.

A pesar de todo eso, el texto deja sin respuesta por lo menos la misma cantidad de interrogantes que sí resuelve. En realidad – y como demostrarán las próximas semanas, meses y años – , las cuestiones importantes todavía están por resolver. Es más fiel a la verdad decir que el verdadero debate sobre el acuerdo nuclear con Irán recién empieza.

Richard N. Haass, presidente del Consejo de Relaciones Exteriores. Reuters

El marco impone límites significativos al programa nuclear de Irán, incluida la cantidad y el tipo de centrífugas, el tipo de reactores y la cantidad y calidad del uranio enriquecido que el país puede poseer. Se establecen patrones para inspecciones necesarias para generar la confianza de que Irán está cumpliendo con sus obligaciones. Y se estipula una cláusula para aliviar las sanciones económicas una vez que Irán haya cumplido, de manera comprobable, sus compromisos.

Richard N. Haass, presidente del Consejo de Relaciones ExterioresEnlace externo, fue director de planificación política del Departamento de Estado (2001-2003).

El resultado es que el acuerdo ofrecerá una advertencia estimada de un año desde el momento en que Irán decidiera construir una o más armas nucleares hasta el punto en que pudiera alcanzar ese objetivo. Esta evaluación presupone que el monitoreo estipulado en el acuerdo detectará cualquier incumplimiento por parte de Irán con suficiente tiempo como para permitir una respuesta internacional coordinada, particularmente la reintroducción de sanciones, antes de que Irán pueda adquirir armas nucleares.

Existen por lo menos cinco razones para suponer que el acuerdo no entrará en vigencia o no tendrá el impacto deseado. La primera implica los próximos 90 días. Lo que se anunció fue un marco interino; se supone que un acuerdo formal e integral se completará para fines de junio. Mientras tanto, fácilmente podrían producirse cambios de mente y espíritu cuando quienes negociaron el acuerdo interino regresen a sus países y enfrenten las críticas de sus gobiernos y sus pueblos por sus términos. Ya están surgiendo diferencias significativas en la manera en que Estados Unidos e Irán están representando lo que se negoció.

Una segunda preocupación surge de las cuestiones específicas que todavía están por resolverse. La más difícil podría ser el momento en el cual se eliminen diversas sanciones económicas – la cuestión que más preocupa a Irán. Pero esas mismas sanciones también son la causa del mayor apalancamiento sobre el comportamiento iraní, lo que significa que muchos en Estados Unidos y Europa querrán que sigan vigentes hasta que Irán haya cumplido plenamente con sus obligaciones críticas.

Una tercera cuestión que genera dudas es si las diferentes partes aprobarán algún pacto de largo plazo. Las dos principales incertidumbres tienen que ver con Irán y Estados Unidos. Quienes esgrimen una línea dura en Irán sin duda objetarán cualquier acuerdo con el ‘Gran Satanás’ que ponga límites a las ambiciones nucleares de su país. Pero también existe un deseo generalizado entre los iraníes de que se eliminen las sanciones económicas, e Irán aprobará un pacto si el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, lo respalda, cosa que supuestamente hará.

Las incertidumbres son mayores en Estados Unidos. El presidente Barack Obama debe lidiar con un entorno político mucho más complejo, empezando por el Congreso. Existe una preocupación generalizada y entendible sobre permitirle a Irán tener capacidades nucleares, sobre la adecuación de las estipulaciones referidas al monitoreo y la inspección, y sobre lo que sucederá en 10, 15 o 25 años cuando expiren varios límites impuestos a Irán. Convencer al Congreso de aprobar el pacto final y/o levantar las sanciones no es algo que esté garantizado.

Esta cuestión de contar con aprobación política está íntimamente asociada con una cuarta área de preocupación: cómo se implementará un acuerdo final. La historia del control de armamentos sugiere que habrá ocasiones en las que se sospeche que Irán, que tiene antecedentes de ocultar información relevante a los inspectores de armas de las Naciones UnidasEnlace externo, no está cumpliendo con el texto, mucho menos con el espíritu, de lo que se negoció. Hace falta un acuerdo sobre cómo juzgar el comportamiento iraní y determinar las respuestas apropiadas.

Punto de vista

swissinfo.ch reúne en esta columna una selección de textos escritos por personas ajenas a la redacción. En ella publicamos los puntos de vista de expertos, líderes de opinión y observadores sobre temas de interés en Suiza con el fin de alimentar el debate.

La quinta preocupación surge no tanto del acuerdo como de todo lo demás referido a la política exterior y de defensa de Irán. El acuerdo es solo sobre las actividades nucleares de Irán. No dice nada sobre los programas de misiles de Irán o su respaldo a terroristas y sus apoderados, mucho menos sobre qué está haciendo en Siria, Irak o Yemen o cualquier otra parte en el turbulento Oriente Medio, o sobre los derechos humanos dentro de sus fronteras.

Irán aspira a ser una potencia que busca una supremacía regional. Y la firma y aplicación de un acuerdo nuclear no cambiará esta realidad, incluso podría empeorarla, ya que Irán bien podría surgir con una reputación mejorada y una opción a largo plazo intacta para construir armas nucleares.

Obama tiene razónEnlace externo: un acuerdo nuclear del tipo delineado es preferible a que Irán tenga armas nucleares o a entrar en guerra para impedir ese desenlace. Pero cualquier acuerdo también debe generar una confianza generalizada en Estados Unidos y la región de que impondrá un techo significativo al programa nuclear de Irán, y que se descubrirá cualquier engaño de manera temprana y se lo tratará con firmeza. No será tarea fácil; de hecho, no es exagerado predecir que el esfuerzo por generar esta confianza puede resultar tan exigente como las negociaciones mismas.

(Este artículo se publicó primero en el portal Project SyndicateEnlace externo)

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