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Resolución contra el embargo

Por 12° año consecutivo, Cuba presentó a la consideración de la Asamblea General de la ONU un proyecto contra el embargo estadounidense.

El texto se intitula “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”.

El año pasado, 173 Estados miembros votaron a favor, 3 en contra (incluido Estados Unidos) y 4 se abstuvieron, muestra del rechazo casi unánime de la comunidad internacional a la política genocida del gobierno norteamericano contra Cuba y a la aplicación de leyes extraterritoriales como la llamada Ley Helms-Burton, contrarias a la Carta de las Naciones Unidas y a los principios del Derecho Internacional y a las normas que rigen las relaciones económicas, comerciales y financieras entre los Estados.

El bloqueo impuesto por el gobierno de los Estados Unidos contra Cuba dura ya más de cuatro décadas con el propósito de rendir por hambre y enfermedades a un pueblo que sólo pretende ejercer de manera plena su derecho a la autodeterminación y defender su soberanía, bienestar y dignidad.

El bloqueo es una violación masiva, flagrante y sistemática de los derechos humanos del pueblo cubano, en particular de los derechos a la salud y a la alimentación, que ocasiona graves consecuencias humanitarias.

El actual Gobierno republicano de extrema derecha ha intensificado a niveles sin precedentes la hostilidad y las prohibiciones del bloqueo contra Cuba haciendo caso omiso del reclamo de la comunidad internacional, e incluso de una creciente y abrumadora mayoría dentro de la propia sociedad estadounidense, de cambiar esa política.

Constantes acusaciones

Son expresión de esto las constantes e infundadas acusaciones que tratan de presentar a Cuba como una amenaza, el incremento de las trasmisiones radiales y televisivas ilegales hacia nuestro territorio, el aumento del financiamiento norteamericano a la subversión interna, el estímulo al secuestro de naves y aeronaves, y el incumplimiento de los acuerdos migratorios bilaterales, los vínculos del Presidente George W. Bush con la mafia de origen cubano de Miami que le ayudó a evitar el recuento de votos en las elecciones, la decisión de designar y promover a funcionarios de origen cubano hostiles a Cuba en cargos claves en el Gobierno de Estados Unidos en materia de seguridad nacional, el anuncio de la revisión de la política hacia Cuba con el objetivo de incrementar las restricciones y el discurso siempre amenazante que insinúa que no se descarta una agresión militar contra Cuba.

El 24 de marzo, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), una de las oficinas del gobierno norteamericano que velan por el cumplimiento del bloqueo, emitía nuevas regulaciones para endurecer esta política hostil. Con ello, se endureció la prohibición a los norteamericanos de viajar a Cuba y fueron totalmente eliminadas las licencias que se otorgaban para viajes de intercambio educacional y otros, llamados “contactos pueblo a pueblo”.

Recientemente, la Cámara de Representantes aprobó en una Ley de Asignación de Fondos de Transporte y Tesoro para el año fiscal 2004 enmiendas que prohíben a la OFAC utilizar fondos en las restricciones de viajes de ciudadanos norteamericanos a Cuba, en la limitación de las remesas de cubano-americanos a sus familias, y en la eliminación de licencias educacionales y otras para visitar a Cuba. En el Senado de los Estados Unidos dichas iniciativas cuentan con una amplia mayoría. Sin embargo, la Casa Blanca, anunció mediante una declaración oficial que vetará cualquier intento legislativo de facilitar las visitas de sus ciudadanos a Cuba alegando que “es esencial mantener sanciones y restricciones de viajes a fin de impedir la entrada de recursos económicos…” a Cuba.

Las operaciones de venta de algunos alimentos a Cuba, no deben ser interpretadas como una flexibilización en la política de bloqueo. Al contrario, los complejos procedimientos y el enorme andamiaje de restricciones asociado a estas ventas, ajenos y contrarios totalmente a las normas del comercio internacional, demuestran la profundidad y el carácter abarcador de esta política ilegal de sanciones unilaterales. Además, no se le permite a compañías norteamericanas comprar productos cubanos; todas las compras deben ser pagadas en efectivo, pues no se permiten los créditos privados o públicos; y la transportación de las mercancías compradas por Cuba debe realizarse en buques no cubanos.

El carácter extraterritorial del bloqueo, institucionalizado y sistematizado por las leyes Torricelli y Helms-Burton, además de violar la soberanía de terceros Estados y el Derecho Internacional, ha provocado graves afectaciones adicionales a la economía cubana en el último decenio en sus relaciones económicas con terceros Estados y con sus compañías privadas.

Afectación generalizada

No existe ningún sector de la economía cubana que no se haya visto afectado por los efectos extraterritoriales de esta política. De los 685 millones de dólares de afectaciones al comercio exterior cubano en el año 2002, como consecuencia del bloqueo, 178.2 millones de dólares, el 26%, son el resultado directo del efecto extraterritorial del mismo.

El bloqueo ha provocado serias afectaciones en todos los sectores económicos y social de Cuba. Estudios preliminares han demostrado que sólo en lo que se refiere a impacto económico el monto total de las pérdidas económicas de Cuba en las más de cuatro décadas en que ha estado vigente el bloqueo, podría superar ya los 72 mil millones de dólares.

Múltiples son los ejemplos de las dificultades que ha debido enfrentar el sistema cubano de educación como consecuencia del bloqueo. Debido a ello, el poder de compra para la importación de medios y recursos destinados a las escuelas cubanas disminuyó entre un 25 y un 30% desde principios de la década de 1990, puesto que éstos deben adquirirse en mercados lejanos, y en ocasiones a precios superiores. Solo en el año 2002, Cuba importó desde mercados en Asia medios por un valor de 11.7 millones de dólares, que de haberlos obtenido en el mercado estadounidense, habría significado un considerable ahorro.

La agricultura, un sector cuyo desarrollo es clave para la producción de alimentos y en consecuencia, para lograr una mejor calidad en la alimentación del pueblo cubano, sufrió afectaciones por el bloqueo estadounidense que alcanzaron un monto de 108.5 millones de dólares.

Por todo lo anterior, Cuba aspira a que, nuevamente, la comunidad internacional reafirme de manera abrumadora su condena a esta política y solicite una vez más, que se ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero que mantiene el gobierno de los Estados Unidos contra Cuba.

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