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Rolex construye una nueva fábrica en Biel

Keystone

La recesión internacional obliga a la mayoría de las empresas relojeras suizas a replegarse y recortar gastos para sobrevivir a una abrupta caída en las exportaciones.

El grupo Rolex, sin embargo, mira al futuro y anuncia que ha colocado la primera piedra de un complejo que le permitirá generar entre 300 y 500 empleos adicionales.

Después de un trienio de jauja (2005-2008) el sector relojero suizo se ha convertido en 2009 en uno de los principales blancos de la recesión. En junio pasado, las exportaciones de relojes suizos habían caído un 32% con respecto al mismo mes de 2008.

En agosto, cuando comenzó a hablarse de las primeras señales de recuperación en el sector, la caída de las exportaciones relojeras era de ‘sólo’ un 22% con respecto a agosto de 2008.

La industria tiene que recorrer un largo camino antes de que el sector regrese a la bonanza.

Por ello, el anuncio del siempre discreto Rolex sorprendió a más de un colega del sector. El pasado miércoles (30.09), inició la construcción de una nueva fábrica del grupo en Biel, justo cuando la mayoría de los competidores buscan recortar gastos a toda costa.

La inversión

Rolex es un grupo singular dentro del espectro empresarial helvético. La discreción extrema ha sido una de sus banderas operativas durante el último siglo.

Concretamente, se trata des una empresa que no cotiza en el mercado de valores suizo (SWX) y que, como consecuencia, no está obligada a comunicar sus resultados financieros a nadie más que a sus propios socios, quienes por cierto, resguardan dicha información con celo.

Es un grupo sin deudas y cuyas ventas anuales los expertos del sector relojero estiman en 3.000 millones de francos suizos.

Como grupo, en palabras de su propio director general, Bruno Meier, “Rolex prefiere colocar la mirada en el futuro, en el largo plazo, no en la inmediatez de la coyuntura”.

El proyecto confirmado el miércoles considera una nueva fábrica en Champ-de-Boujean (Biel, cantón de Berna), que será una extensión de las instalaciones que ya existen en esta demarcación.

La nueva fábrica se dedicará a la fabricaciones de piezas y mecanismos de precisión para los relojes y permitirá generar entre 300 y 500 empleos adicionales a los 2.000 que ya operan en Biel.

Durante la presentación del proyecto, Meier declinó precisar a la prensa el monto exacto de la inversión.

No obstante, el alcalde de Biel, Hans Stöckli, ofreció un dato cercano como referencia, al referir que la inversión será apenas inferior al monto inicial que la Confederación Helvética destinó al paquete de estímulos públicos para la economía (400 millones de francos suizos).

La nueva instalación de Rolex se ubicará, según los planes, a lo largo y ancho de una construcción de cuatro pisos, tres de ellos en el subsuelo, que serán a su vez extensión de dos edificios que ya operan en Biel.

Según Meier, concluir el proyecto tomará poco más de dos años, con lo que su inauguración está prevista para inicios de 2012.

Salir de la crisis

Sin entrar en el juego de los números, Bruno Meier reconoció durante la inauguración que la crisis también ha afectado a Rolex.
“Las ventas en 2009 serán inferiores a las de 2008, porque fue un año récord, pero esperamos que 2010 sea mucho más positivo que el presente ejercicio”, dijo.

Y agregó que el potencial de crecimiento, como sucede con todo el resto del sector relojero suizo, se encuentra a partir de 2010 en Asia, Sudamérica y algunos países del este de Europa.

Durante el evento, Doris Leuthard, ministra suiza de Economía, destacó que el comportamiento “anticíclico” del grupo –invertir cuando todo mundo reduce plantillas y gastos- será muy positivo para la región y también para el sector relojero, porque se abren expectativas de crecimiento y, sobre todo, de generación de puestos de trabajo, justo cuando Suiza se aproxima a un periodo de mayor desempleo a escala nacional.

Expectativas sectoriales

Entre enero y agosto, las exportaciones suizas de relojes sumaron 8.100 millones de francos suizos, según la Federación de la Industria Relojera Suiza (FH), que estima que este año alcancen como máximo 12.000 millones de francos.

¿Mucho o poco? Lejos de los 17.000 millones de francos que los relojeros suizos facturaron en el extranjero en 2008, el mejor año que han tenido en décadas.

Ello se debe a caídas en las ventas de los clientes fieles de la relojería helvética. Las más importantes, según la FH, Alemania (-2,5%), Estados Unidos (-37,1%) y Hong Kong (-25%).

Pero no todo son malas nuevas. La exportación de relojes suizos a China avanzó un 20% durante el último año, confirma la FH, para sumar 70 millones de francos.

Las ventas a Singapur, por su parte, totalizaron 56 millones en 12 meses, un 10% más que el año previo.

El futuro está en las economías en desarrollo y hacia allá se dirige la relojería suiza.

Andrea Ornelas, swissinfo.ch

La industria relojera suiza nació en el siglo XVII en Ginebra. Tras una crisis que la puso en riesgo de desaparición, en 1970 experimentó un renacimiento gracias a Swatch, que creó un concepto de reloj moderno, con diseño, color, piezas en plástico y un precio más competitivo.

Rolex es una de las empresas relojeras suizas más conocidas del mundo. Fue fundada en 1905 por Hans Wildorf y Alfred Davis, que eligieron este nombre para su marca porque buscaban una palabra –creada- fácilmente pronunciable en todas las lenguas.

Biel es la ciudad en la que Rolex desarrolla la mayor parte de su producción. Es la ciudad bilingüe (alemán-francés) más grande de Suiza y está situada a 35 km de Berna.

Rolex pertenece, desde su creación, a un grupo de inversores privados. No cotiza en ningún mercado internacional de valores.

Los relojes de más de 3.000 francos han experimentado la peor caída en ventas (-30%) en 2009, seguidos de los de 500 a 3.000 francos (-21%).

El sector relojero suizo emplea a 53.300 personas.

Para sobreponerse a la crisis, marcas como Swatch, Roger Dubois, Ebel, Girard Perregaux o Zenith han reducido sus equipos y/o horas de trabajo.

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