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Sellar su amor con un sí, quiero… simbólico

Las parejas homosexuales quieren formalizar su unión ante la sociedad. swissinfo.ch

España está a punto de convertirse en el tercer país europeo que permite a las parejas homosexuales casarse y adoptar un hijo.

En Suiza, gays y lesbianas se movilizan para que la nueva ley que les concede el derecho a registrar su unión supere la prueba de las urnas.

Un pequeño partido conservador – la Unión Democrática Federal (UDF) – ha exigido someter a referéndum el proyecto de ley, aprobado en junio por el Parlamento, que pretende regular a escala nacional la situación de las parejas del mismo sexo. Los suizos votarán la propuesta previsiblemente en junio del 2005.

La nueva medida legislativa no contempla ni el matrimonio ni la adopción, pero confiere a los homosexuales el derecho a registrar su unión y hacerla así oficial. Otro matiz importante es que los gays y lesbianas inscritos como parejas de hecho no podrán recurrir a las técnicas de procreación asistida.

Y si el ‘Pacto Civil de Solidaridad’ (Pacs) francés, en vigor desde 1999, no hace distinción de sexo, Suiza concede este reconocimiento legal únicamente a las parejas homosexuales.

Más derechos que los registros cantonales

Las asociaciones de gays y lesbianas se felicitan de este “reconocimiento jurídico” que equipara a las uniones homosexuales con los matrimonios en ámbitos tan importantes como la seguridad social o los derechos sucesorios.

Sin embargo, son conscientes de que tendrán “las mismas obligaciones frente a la ley que los cónyuges, pero no exactamente los mismos derechos”, subraya Pierre-André Rosselet, abogado y vicepresidente de PINK CROSS, asociación suiza de gays.

Así por ejemplo, el miembro de la pareja de nacionalidad extranjera obtendrá un permiso de estancia en Suiza, pero no podrá acceder a la naturalización facilitada, como ocurre en el caso de los matrimonios binacionales.

“Es una distinción que yo no entiendo y políticamente no sé cómo se puede justificar de una manera coherente en nuestras sociedades democráticas, modernas y liberales, que exigen la igualdad de tratamiento y la no discriminación”, sostiene Marta Roca, socióloga y docente en la Universidad de Ginebra.

Aún así no deja de reconocer que este proyecto de ley constituye un avance muy importante en una sociedad donde “hasta hace muy poco tiempo la homosexualidad estaba penalizada”.

Además, “una ley federal da muchos más derechos” que las disposiciones vigentes en Ginebra (2001), Zúrich (2003) y Neuchâtel (2004), los tres cantones suizos donde los homosexuales pueden registrarse ya como parejas de hecho.

Un paso hacia la ‘normalización’

La reivindicación de un reconocimiento jurídico institucional para las uniones homosexuales se ha convertido en un fenómeno de amplia repercusión en numerosos países occidentales. Y es que en poco más de tres lustros, el discurso social y político de la homosexualidad ha cambiado sustancialmente.

Varios países europeos han establecido un marco legal para las parejas del mismo sexo. “Se está impulsando una normalización desde las instancias políticas y jurídicas”, entendiendo por este término “una aceptación social, un reconocimiento y una igualdad de tratamiento”, señala Marta Roca.

“Porque es más fácil cambiar una ley que cambiar todo un sistema educativo o las creencias colectivas”. Para ello se necesitarán “muchos años de trabajo y de esfuerzo colectivo en todas las esferas de la sociedad, empezando por la educación, la escuela, los libros, …”, puntualiza.

Mientras “en el cine, la televisión y la publicidad no se trate exactamente igual y con la misma presencia a la pareja homosexual”, la orientación heterosexual seguirá siendo el modelo de romance y de amor verdadero que acaba en boda.

A este proceso de normalización pueden contribuir los colectivos de gays y lesbianas que afrontan la campaña para la votación del próximo año como un reto.

Sensibilizar a la población

Muchos están convencidos de que la oposición de la UDF les ha brindado “la oportunidad de poder sensibilizar a la opinión pública”. De no haberse convocado el referéndum, “hubiéramos tenido problemas de aceptación”, sostiene Cordelia Oppliger, relaciones públicas, de 36 años.

Si el proyecto gana en las urnas, “será la primera vez en la historia que una ley de esta índole entra en vigor por decisión de un pueblo y no únicamente de un gobierno”, agrega.

Cordelia y Barbara, que son pareja desde hace cinco años y medio, están dispuestas a mostrarse públicamente como lesbianas. Salir a la calle cogidas de la mano con toda normalidad y naturalidad no sólo es una forma de afirmarse en la propia dignidad y demandar reconocimiento y aceptación, sino también un acto de desafío a la intolerancia, al prejuicio, al silencio y al miedo.

Para Barbara, animadora sociocultural, de 33 años, “es muy importante que la gente vea que tenemos una relación que en el día a día no difiere mucho de otras”. Y Cordelia pedirá a sus familiares y amigos que “respalden esta ley, porque de lo contrario se pronunciarían contra mi relación y contra Barbara”.

“Una votación popular siempre es un riesgo, porque si el pueblo dice ‘no’, vamos a tener que esperar unos diez años más” para regular la situación de las parejas homosexuales, opina Marta Roca. Y cita los ejemplos de la ley del aborto y la ley del seguro de maternidad: “Ahora decimos: ¿cómo ha podido ser tan lento? Pero fue un proceso que duró cincuenta años (seguro de maternidad) y hubo muchas votaciones. Ya veremos con esta ley…”.

A pesar de ese escepticismo, la socióloga espera que los suizos la aprueben y “acepten así unas relaciones que existen y que tienen todo el derecho de reivindicar una normalidad como todas las otras formas de pareja”.

swissinfo, Belén Couceiro

Ginebra, Zúrich y Neuchâtel son los tres cantones suizos que reconocen a las parejas homosexuales como uniones de hecho.

El próximo año los suizos votarán el proyecto de ley, aprobado en junio por el Parlamento, que quiere regular a escala nacional la situación de las parejas del mismo sexo.

A diferencia de otros países, en Suiza los homosexuales no podrán casarse ni adoptar un hijo, pero sí formalizar su relación inscribiéndose en el registro civil.

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