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En materia de pesticidas, Suiza cultiva el secreto

Un tractos riega un campo con pesticidas
Los pesticidas se encuentran bajo el fuego cruzado de dos iniciativas populares en Suiza. © Keystone / Gaetan Bally

La reglamentación está en el centro de las cuestiones relacionadas con el uso de plaguicidas sintéticos, cada más criticados por sus efectos nocivos para la salud y el medio ambiente. Sin embargo, falta transparencia en los procedimientos de homologación en Suiza, lo que suscita sospechas de complicidad entre las autoridades y la industria. Investigación.

Clorpirifós y clorotalonil: para el público en general, estos dos pesticidas suenan mucho menos familiares que el muy controvertido glifosato. Sin embargo, las autoridades suizas anunciaron en junio, sucesivamente, el retiroEnlace externo de estos dos productos fitosanitarios tras una nueva evaluación de su peligrosidad.

Dos votaciones cruciales en 2020

Dos iniciativas populares para combatir los plaguicidas han sido presentadas en Suiza. La primera, ‘Por una Suiza libre de pesticidas sintéticos’Enlace externo, tiene por objeto prohibir el uso de esos productos en Suiza y la importación de alimentos que los contengan. La segunda, ‘Por un agua potable limpia y alimentos sanosEnlace externo’, busca reducir las subvenciones directas a los agricultores que utilizan plaguicidas o antibióticos.

A mediados de junio, la mayoría de los diputados del Consejo Nacional (cámara baja) consideraron que estos dos textos iban demasiado lejos y los rechazaron sin contrapropuesta alguna. El expediente debe ser examinado ahora por el Consejo de Estados (cámara alta). La ciudadanía debe pronunciarse al respecto en las urnas el año próximo.

“Son moléculas antiguas introducidas en la década de 1960 cuyos problemas de salud y ambientales se conocen desde hace mucho tiempo. El clorpirifós, un primo del gas sarín, está asociado con el déficit de coeficiente intelectual en los niños, por ejemplo”, dice Nathalie ChèvreEnlace externo, ecotoxicóloga de la Universidad de Lausana.

Para esta especialista en pesticidas, el anuncio de ese retiro no llega en un momento anodino: “En general, las prohibiciones se dan cuando los  productos ya no rinden mucho y los fabricantes están dispuestos a poner en el mercado  moléculas más atractivas desde el punto de vista económico. En este caso en particular, la presión política ciertamente también jugó un papel”, subraya.

Sin agenda política

Organizaciones ecologistas comparten su sospecha. El Parlamento debatió recientemente dos iniciativas populares destinadas a restringir drásticamente el uso y la venta de plaguicidas en Suiza. Esas dos iniciativas, que se someterán a votación popular el próximo año, gozan actualmente de un alto grado de apoyo público.

Ante el creciente rechazo de los ciudadanos y las organizaciones no gubernamentales (ONG), las autoridades suizas se ven obligadas a hacer concesiones, dice Philippe Schenkel, especialista en agricultura de GreenpeaceEnlace externo. “Hasta ahora, la Oficina Federal de Agricultura (OFAG)Enlace externo privilegiaba los intereses de los agricultores y de los representantes del sector agroquímico. Pero hoy ya no puede ignorar la enorme desconfianza que existe entre la población respecto a los pesticidas”, anota.

Responsable de la homologación y la reevaluación de los pesticidas en Suiza, la OFAG se defiende de cualquier decisión relacionada con una agenda política. “Desde 2011, llevamos a cabo un programa de revisión específica de productos fitosanitarios homologados en Suiza”, explica Olivier Félix, responsable de protección sostenible de los vegetales en la OFAG. El objetivo es reevaluar los riesgos a la luz de los conocimientos científicos recientes. En la actualidad, 33 pesticidas son reevaluados y algunos de ellos podrían ser prohibidos en un futuro próximo”.

Las autoridades ya no pueden ignorar la enorme desconfianza de los pesticidas entre la población Philippe Schenkel, Greenpeace

En la ‘Edad de Piedra’ de la transparencia

Olivier Félix insiste alto y claro: las consideraciones políticas y económicas no entran en línea de cuenta en el proceso de homologación de los pesticidasEnlace externo. Los alrededor de cincuenta especialistas que trabajan sobre estas cuestiones en las oficinas federales interesadas lo hacen con total independencia y en estrecha colaboración con los organismos especializados de otros países.

“Por razones de eficacia, nos basamos en particular en los estudios de toxicidad y ecotoxicidad realizados por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA)Enlace externo, el organismo responsable del registro de plaguicidas en la UE”, señala el representante de la OFAG.

Para ser autorizados, los productos fitosanitarios no deben tener efectos colaterales “inaceptables” sobre la salud y el medio ambiente. Los estudios, generados por la industria deben respetar los protocolos científicos reconocidos internacionalmente. Sin embargo, debido a la falta de recursos financieros y humanos suficientes, las autoridades federales no tienen los medios para llevar a cabo las pruebas por sí mismas.

El periodista con el entrevistado
Olivier Félix (der) respondió ampliamente a las preguntas de swissinfo.ch sobre el proceso de homologación en Suiza. Luigi Jorio

Problema: Estos estudios se mantienen cuidadosamente en secreto y la OFAG no comunica las razones que llevan a la autorización o prohibición de un pesticida. “Suiza se encuentra todavía en la Edad de Piedra en materia de transparencia en comparación con lo que se hace la Unión Europea. Y solamente está bajo presión decide dejar un poco de control”, dice Laurent Gaberell, especialista en el rubro de la ONG Ojo PúblicoEnlace externo.

¿Estudios sesgados?

En la UE, e incluso en algunos países emergentes como Brasil – que, sin embargo, concede gran importancia a los intereses de las empresas agrícolas-, se organiza una consulta pública durante el proceso de registro de la sustancia activa, que conduce luego a la comercialización de un producto fitosanitario. En Suiza, este no es el caso. Una opacidad que las ONG consideran contraria a la ley.

Los científicos independientes no tienen voz en los estudios de toxicidad y ecotoxicidad en los que las autoridades basan sus decisiones. “Cada vez que pedía consultar datos, las oficinas federales en cuestión se lanzaban la pelota entre sí y, al final, no tenía acceso a la información deseada”, indica Nathalie Chèvre.

Sin embargo, la especialista cree que las pruebas no siempre se realizan en condiciones que reflejan el verdadero uso de los pesticidas en el medio natural. “Solamente un pequeño número de especies animales y vegetales son sujetos a prueba por la industria. Por ejemplo, a menudo utilizamos las mismas algas, las menos sensibles a las sustancias tóxicas”, observa.

La OFAG promete mejoras

Por primera vez, la OFAG reconoce públicamente las deficiencias. “Es necesaria una mayor transparencia. Hoy, se puede tener la sensación de que se ocultan cosas”, afirma Olivier Félix. “Puede haber sido un error de nuestra parte no comunicar más activamente. Actualmente estamos estudiando medidas para proporcionar más información al público en general”.

Es necesaria una mayor transparencia. Hoy, se puedes tener la sensación de que se ocultan cosas Olivier Félix, Oficina Federal de Agricultura

Mientras que la EFSA pretende promover el acceso a los expedientes de homologación tras la acalorada controversia sobre el glifosato, el representante de la OFAG anunció que Suiza, a su vez, está dispuesta a dar un paso hacia una mayor apertura y transparencia. “Sin embargo, la decisión final corresponde al Consejo Federal [Gobierno]. No debemos olvidar que los datos pertenecen a quienes los producen, es decir, a las empresas de la industria agroquímica”, advierte Olivier Félix.

swissinfo.ch también ha sabido que la empresa de auditoría KPMG lleva a cabo una evaluación de todo el sistema suizo de homologación. Se espera que el informe sea publicado este otoño. Entre las mejorías previstas, la creación de un organismo independiente para las decisiones de aprobación de pesticidas es bien recibida por las organizaciones de protección del medio ambiente.

Estas últimas señalan igualmente que se han realizado progresos en los últimos meses. Gracias a una decisión tomada en marzo de 2018 por el Tribunal FederalEnlace externo, máxima instancia jurídica de Suiza, las organizaciones ecologistas tienen ahora voz en el proceso de evaluación.

“Después de varios años de inmovilismo, este es un primer paso en la dirección correcta”, dice Philippe Schenkel. Pero todavía queda mucho trabajo por hacer para eliminar finalmente las docenas de pesticidas peligrosos que todavía se usan diariamente en Suiza.

Traducido del francés por Marcela Águila Rubín

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