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“El calvinismo cree que todos somos iguales”

Isabelle Graesslé dirige el Museo Internacional de la Reforma en Ginebra.

Al cumplirse 500 años del nacimiento de Juan Calvino, Ginebra recuerda la figura del Gran Reformador con una serie de actividades. El Museo Internacional de la Reforma de Ginebra acaba de inaugurar la exposición interactiva 'Un día en la vida de Calvino'.

Su directora, la teóloga francesa Isabelle Graesslé, explica la importancia del fundador de la ‘Roma Protestante’. Entrevista.

swissinfo: Calvino ha tenido una importancia capital en la Historia europea. ¿Quién fue Juan Calvino?

Isabelle Graesslé: Es un teólogo francés que surge como reacción a una visión de lo religioso basada en la superstición, lo pueril y lo mágico. Pero para comprender su obra antes hay que comprender a Martín Lutero, quien el 31 de octubre de 1517 hizo públicas las hoy célebres ’95 Tesis’ con las que se enfrentaba a la Iglesia Católica. En esa época, el Vaticano necesitaba enormes capitales para terminar las obras de la Basílica de San Pedro y se decidió que la salvación no sólo se alcanzaba por las buenas obras, sino con dinero. Los pecadores pagaban importantes sumas para limpiarse del pecado. Es lo que se llamó ‘la venta de indulgencias’.

swissinfo: ¿Cómo explica usted lo que significaron Lutero y Calvino?

I.G.: Representan una vuelta a los valores fundamentales de la fe, basada en la lectura individual de la Biblia y en una profunda simplificación de la religión. Martín Lutero es el elemento esencial de la Reforma, el teórico. Pero Calvino fue el estratega y el político. Esta ‘segunda ola’ de Humanistas tradujo la Biblia a las principales lenguas nacionales, lo que supuso un paso importante. A los 27 años, en 1536, Calvino publicó su obra capital, ‘Institución de la Religión Cristiana’. El libro fue un ‘best-seller’ entre los intelectuales de la época, aunque sólo el 1% de la población sabía leer entonces. Era un reformador brillante, de una inteligencia única y un gran orador. El tipo de personaje que se da dos o tres veces en un siglo.

swissinfo: ¿Cuáles son las principales similitudes y diferencias entre la Iglesia Católica Romana y ustedes?

I.G.: La diferencia fundamental es que no hay ningún intermediario entre Dios y el ser humano. Según el teólogo Olivier Fatio, “Calvino limpió el Cielo, al eliminar santos, ángeles, papas, sacerdotes y vírgenes”. La estructura de la Iglesia Católica es piramidal, con el Papa en la cima, obispos, sacerdotes y el pueblo. Nosotros creemos que todos somos iguales, y funcionamos como una especie de asamblea. Nos parecemos bastante a una democracia parlamentaria. Y aparte ordenamos a las mujeres, como es mi caso (risas). Los calvinistas creemos que la única autoridad emana de la Biblia, de la Palabra.

swissinfo: ¿Y en cuanto a los Sacramentos?

I.G.: La Iglesia Católica reconoce siete, nosotros sólo dos. Son el Bautismo y la Eucaristía. Para explicarlo de manera muy simplificada, creemos que son los dos momentos capitales en la vida de Jesús: su comienzo y su fin. Creemos en la confesión, pero no es un sacramento y se hace de forma pública ante la asamblea. Tampoco creemos en el Purgatorio ni en la bendición de reliquias u objetos.

swissinfo: ¿Y qué hay de la virginidad de María?

I.G.: Para nosotros es irrelevante y anecdótica. Ni la negamos ni la afirmamos. De hecho, según los Evangelios griegos originales, María es definida como ‘partenós’, que quiere decir ‘doncella’ o ‘muchacha’. De eso no se deduce que fuera virgen. Lo central en el Protestantismo es que María no participa del hecho de la salvación, ni es una intercesora entre nosotros y Dios.

swissinfo: ¿Qué queda del legado de Calvino 500 años más tarde?

I.G.: Somos algo más de 50 millones hoy en día. Si sumamos a la Iglesia Anglicana y a ciertos movimientos evangélicos de los Estados Unidos somos muchos más.

swissinfo: ¿En qué consiste la célebre ‘ética protestante’?

I.G.: Nosotros creemos que no ‘merecemos’ la salvación, pero ello no justifica que nos quedemos de brazos cruzados. Hay una noción de esfuerzo y trabajo, sumado a un agudo sentido de la responsabilidad, que son muy propios del Protestantismo. De hecho, Calvino puede ser considerado ‘el padre de la economía moderna’ al permitir los préstamos, algo que hasta entonces sólo podían hacer los judíos. Según Calvino, el dinero no podía estar inactivo y debía servir a la sociedad. Para tal fin, podía ser prestado, siempre que los intereses fueran ‘razonables’.

swissinfo: ¿Podemos profundizar en el pensamiento político de Calvino?

I.G.: Cree firmemente en una separación estricta entre el poder temporal y el poder divino, entre Iglesia y Estado. Un pensamiento muy moderno para su época. A menudo se dice equivocadamente que en la época de Calvino, Ginebra era una teocracia. Pero la ciudad se regía de forma democrática gracias a un Parlamento.

swissinfo: ¿Es cierto que para los protestantes la riqueza es signo de la Gracia?

I.G.: Es uno de tantos mitos. Pero es verdad que hay ciertas ramas, como los puritanos americanos que ven en la fortuna una señal de la posible gracia divina. Piensan algo así como: ‘si los negocios me van bien, significa que Dios me quiere y me voy a salvar’. Esa no es la religión en la que yo creo y que me conmueve.

swissinfo: Parece que Calvino fue una persona sumamente estricta y que despierta pocas simpatías…

I.G.: Es cierto. Es un personaje poco simpático, incluso para nosotros. Pero me gustaría matizar que no es que Calvino fuera rígido y austero, sino que lo era la época en que le tocó vivir.

swissinfo: Los movimientos evangélicos conocen una enorme expansión en América Latina, y a través de la inmigración comienza a ser un fenómeno conocido en España. ¿Se reconoce usted en esas iglesias?

I.G.: Es una pregunta compleja. Los sociólogos de la religión tienen serias dudas respecto a que esas iglesias sean protestantes. Personalmente, no me reconozco en esas iglesias mercantilistas, que creen en los milagros y el espectáculo. Yo veo a esos movimientos que arrasan en América Latina como una revuelta interior del propio catolicismo. Una forma de reencontrar una supuesta pureza. Por otro lado, las iglesias evangélicas negras de Estados Unidos me parecen más próximas y puedo reconocerme en ellas en tanto que calvinista. Están cercanas a la tradición original.

swissinfo: ¿Cómo se llevan los protestantes con la Iglesia Católica hoy en día?

I.G.: Son tiempos muy duros. Vivimos la edad de hielo del Ecumenismo. En tiempos del Concilio Vaticano II y del Papa Juan XXIII se vivió su edad de oro, y abundaban las bodas mixtas. Pero la jerarquía actual ha roto de manera radical con esa tradición de tolerancia. No hay que olvidar que el Papa Ratzinger era Prefecto para la Doctrina de la Fe en tiempos de Juan Pablo II.

swissinfo: ¿Alguna reflexión personal para terminar?

I.G.: Entre nosotros, el lugar del ‘hombre fuerte’ está vacío, lo que de hecho es una forma muy suiza de pensar. (risas)

Entrevista swissinfo: Rodrigo Carrizo Couto, Ginebra

Actualmente hay 50 millones de protestantes, según Isabelle Graesslé.

En España los protestantes representan el 0,87% de la población, o sea 350.000 personas.

En Centro y Suramérica representan el 11,28% de la población.

Teóloga nacida en Estrasburgo en 1959. Estudió Letras Clásicas antes de seguir cursos de Teología en Ginebra, Estados Unidos y Berna.

Es Pastora de la Iglesia Protestante de Ginebra y directora del Museo Internacional de la Reforma. En 2007 el museo obtuvo el Premio del Consejo de Europa.

Fue la primera mujer en la Historia en ocupar el puesto de Moderadora de la Asamblea de Pastores, influyente institución fundada por el propio Calvino quien ocupó ese mismo puesto hace cinco siglos.

Es autora de más de cincuenta artículos y libros sobre el Protestantismo y la figura de Juan Calvino. Su presencia es habitual en los medios de comunicación suizos.

Ginebra adopta la Reforma el 21 de mayo de 1536, bajo el impulso de Guillaume Farel. Dos meses más tarde, el teólogo Juan Calvino se dirige a esa ciudad para apoyarlo.

Nacido en 1509 en Noyon (Francia), Calvino se convierte al protestantismo en 1533 y se refugia en Basilea al año siguiente.

Farel y Calvino encuentran resistencias. Son expulsados de Ginebra en 1538. Calvino parte hacia Estrasburgo y regresa a Ginebra en 1541, donde permanece hasta su muerte en 1564.

A partir de 1550, Ginebra se convierte en refugio de protestantes perseguidos. En un periodo de diez años, el número de habitantes ascendió de 12.000 a 20.000.

Bautizada como ‘la Roma Protestante’ o ‘la ciudad de Calvino’, Ginebra es una de las cunas de la Reforma.

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