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Comer carne de perro, ¿cuestión moral?

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No es ilegal comer carne de perro y de gato en Suiza, algo que horroriza a muchos amantes de estos animales domésticos. Si bien no es una costumbre generalizada, algunos se cuestionan la necesidad de establecer una prohibición o directrices sobre las prácticas de sacrificio de animales.

El tema se conoce desde hace años, y ocasionalmente se reinicia por el impulso de los medios de prensa, como fue el caso tras la publicación de un artículo en el diario de Zúrich, el ‘Tages-Anzeiger’, que cita a personas, protegidas por el anonimato, que de vez en cuando comen carne de gato o de perro.

“No se trata de nada excepcional, carne es carne”, indica un campesino del cantón de San Gallen. Por otra parte, un agricultor de Appenzell describe el proceso de cómo a veces mata a un perro, hace los cortes de su carne y la ahúma para su consumo posterior.

“Si sirvo carne ahumada (normalmente de res), nadie nota que es de perro”, indica alguno de los referidos en el artículo, mientras otros advierten que antes, no era visto como tabú en Suiza el hecho de comer carne de perro o de gato.

Imposible establecer cuánta gente mantiene esta costumbre, pero si el tema se aborda en una conversación, siempre hay alguien que tiene alguna anécdota que contar al respecto.

Como aquella familia campesina que ahumaba la carne de perro en su chimenea, la receta de cocido de gato que fue impresa en el boletín de un pueblo, o el perro que había muerto y fue entonces comido por la familia a la que pertenecía.

“He oído de que esto sucede en la parte oriental de Suiza, pero que yo sepa, es muy, muy raro; 99.5% de los suizos estaría en contra de comer gato o perro”, considera Dennis Turner, etóloga y psiquiatra animal. “Como no se trata de un hábito generalizado, no creo que necesitemos una ley prohibitiva”.

Perro ¿extraviado o… comido?

Martina Karl, presidenta del grupo en defensa de los derechos animales ‘Mensch-Tier-Spirits-Helvetia’, no está de acuerdo con Turner, pues calcula que un 3% de la población suiza come carne de perro o de gato. Su organización recolecta firmas para establecer una prohibición de esta práctica.

“Los perros y los gatos son mascotas y no deben ser matados para volverse alimento. La cría y captura para este fin deben ser penadas por ley”, afirma.

En 1993, otro grupo de protección de los animales reunió 6.000 firmas para una petición similar, pero el Parlamento decidió entonces que no era necesario regular los hábitos alimenticios de las personas. No obstante, está prohibida en Suiza la venta de carne de perro o gato en una carnicería o en un restaurante.

Karl considera particularmente preocupante la desaparición de los gatos. Según la Central de Información de Mascotas Extraviadas, desaparecen entre 10.000 y 20.000 animales al año; 80%, gatos. Sin embargo, Hansuli Huber, representante de la Asociación Protectora de Animales de Suiza, duda que muchos de estos gatos terminen servidos en alguna mesa.

“Tal vez unas 100 o 200 personas en Suiza comen perro o gato carne de vez en cuando”, afirma Huber, en contraposición con los cálculos e intentos prohibicionistas de Karl.

Sin embargo, considera necesarias regulaciones para el sacrificio de estos animales en Suiza. “No hay reglamento alguno al respecto. Al menos debería haber uno que establezca límites en el modo de sacrificar a estos animales, como ya es el caso para el sacrificio de cerdos, aves y ganado.

Por otra parte, argumenta que no hay motivo para que este consumo se genere:  “En Suiza hay tanta oferta de carne de otro tipo. No necesitamos comer también gatos y perros”.

¿Mascota o platillo?

La etóloga y psiquiatra animal Dennis Turner realizó una investigación para observar las diferencias culturales en torno al trato y hábitos alimenticios con respecto a los animales hacia los animales en doce países (incluyendo Suiza y China), y abarcando las cinco principales religiones del mundo.

“La gran mayoría de los adultos – en todos los países analizados – desaprueba comer a perros y gatos. Creo que la principal razón del rechazo es la relación que la gente establece con estos animales”.

También mencionó que en China la costumbre de tener una mascota está creciendo y con ello se provoca un cambio de actitud entre las personas. Por otro lado, Turner recuerda que los europeos consumen conejo y ternera –mal visto en otras latitudes; además del consumo de carne de caballo, una oferta que aparece regularmente en los menús suizos. Y mientras en Suiza nadie protesta por ello, la cadena de supermercados Tesco está señalada en Reino Unido debido a que en sus hamburguesas a veces no se encuentra carne de res, sino de caballo.

Turner, personalmente, considera un problema moral comer carne canina y felina en un lugar donde la mayoría de la gente tiene perros y gatos como animales de compañía. No obstante, reitera: “No podemos criticar a personas de otras culturas, como las de Corea o China, que pueden tener otras actitudes con respecto a estos animales”.

En Suiza, la mayoría de los consumidores no tiene una relación personal con los animales que les sirven como alimento. “Sólo el agricultor podría tener una relación personal, pero es raro que él mismo haga las veces de carnicero”.

Karl, desde hace mucho tiempo vegetariano, insta más bien a aquellos que comen carne a pensar más críticamente sobre el origen del filete que se encuentra en su plato – incluyendo los detalles crianza y sacrificio del animal a consumir.

Turner considera que la relación entre los seres humanos y animales en general, ha mejorado en los últimos años. “Hay más respeto por los animales, aun cuando son productos de consumo; reforzado por leyes en varios países”. Además, recuerda que Suiza es uno de los países que tienen regulaciones muy avanzadas en materia de protección al animal.

En 2005, el Parlamento suizo aprobó el Acta de Protección Animal, que incluye varias regulaciones, como por ejemplo:

– los animales no pueden ser transportados durante más de 6 horas

      

– los cerdos no pueden ser castrados sin anestesia, y,

– en el terreno de la investigación, deben justificarse los experimentos con animales.

A falta de cifras precisas, se estima que hay alrededor de 1.3 millones de gatos, medio millón de perros y 4.5 millones de peces como animales de compañía en Suiza.

En 2011, los centros de acogida de animales recibieron unos 23.400 ejemplares abandonados, entre ellos, 13.000 gatos y 4.000 perros.

Unos 16.000 animales domésticos encontraron un nuevo hogar ese mismo año.

De acuerdo con la asociación que promueve el consumo de carne en Suiza ‘Proviande’, cada persona en este país consumió alrededor de 53.7 kilos de carne en 2011, 3.3% más que en 2010.

La carne preferida es el cerdo, con un consumo anual de 25 kilos por persona. La carne de pollo y de res ocupan el segundo y tercer sitio, con 11.43 y 11.29 kilos, respectivamente.

Traducido del inglés por Patricia Islas

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