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Un suizo con corazón español

Bruno Kammerer, grafista y militante socialista: un suizo enamorado de España y su gente. Rodrigo Carrizo Couto

Diseñador gráfico, fotógrafo y activista político, Bruno Kammerer es, ante todo, un trozo de memoria viva de las largas relaciones humanas entre Suiza y España. Este creador, que vive entre Zúrich y la localidad gallega de Hío y que habla un castellano impecable, recuerda 50 años de historia común.

Bruno Kammerer recibe a swissinfo.ch en su atelier situado en el corazón de Zúrich, en lo que define como “la parte socialista de la ciudad”, opuesta a la rica y exclusiva de bancos que rodean la legendaria Bahnhofstrasse de la capital financiera suiza.

El espacio está repleto de carteles para exposiciones y eventos políticos que este grafista y tipógrafo disfruta mostrando.

Una dinastía de izquierdas

La primera visita de Kammerer a España se remonta a 1959, pero su historia como militante de izquierda es aún más antigua, pues pertenece a lo que él define como “una dinastía roja”. Su abuelo fue uno de los fundadores del Partido Socialista de Suiza y su padre, cofundador del Partido Comunista y miembro de las Brigadas Internacionales en la Guerra Civil española. Un padre que llegó a tratar nada menos que con Vladimir Illich Uliánov, más conocido como Lenin, durante el exilio suizo de éste.

“En esos tiempos Lenin vivía en Ginebra”, rememora, “pero venía a menudo a Zúrich pues aquí estaba la mejor biblioteca de la época”. Es así que su padre tuvo por misión conseguir alojamiento al histórico revolucionario. Como prueba de la relación familiar con el fundador de la Unión Soviética, Kammerer muestra un escritorio venerable y comenta: “Sobre este mueble, Lenin escribió muchos de sus libros”.

Amigo de Fraga

Pero no sólo de izquierda vive el hombre. Kammerer tiene relación de larga data nada menos que con Manuel Fraga Iribarne, legendario ministro franquista y fundador del Partido Popular. “¿Y qué tiene de raro?”, pregunta con humor, “si al fin y al cabo Fraga es también gran amigo de Fidel Castro. Ante todo, gallegos”.

Bruno Kammerer llegó a España en pleno ‘boom’ del turismo con la misión de hacer fotos promocionales para un cliente suizo. “Tras pasar dos meses esperando los permisos necesarios, me harté y tuve la suerte de dar con Fraga”. El político gallego era entonces ministro de Información y Turismo del Gobierno de Franco.

“Mi primera impresión de Fraga fue la de un hombre poco simpático”, cuenta, “pero hizo mucho por ayudarme en mi tarea”. De hecho, Fraga le procuró una serie de cartas personales presentando al joven suizo ante los gobernadores civiles de cada provincia, quienes le abrieron todas las puertas. “Las cartas de Fraga fueron mi legitimación”, ríe hoy el diseñador gráfico. Muchos años después volverían a encontrase. El irreductible socialista y el martillo de la derecha española se ven aún por Navidad o en los veraneos en Perbes (La Coruña).

¿Y por qué se interesó por España? “Porque para mi familia, España era el ejemplo de cómo no había que hacer las cosas en la izquierda de la época”, comenta entre risas. Kammerer explica que los socialistas suizos veían las luchas entre trotskistas, anarquistas, comunistas y socialistas como “el mayor error político”. Pero tras las críticas comenzó la historia de amor que perdura hasta hoy. “Yo creo en la tolerancia”, sentencia, “que es una ideología que ha marcado toda la historia política suiza”.

Entre 1970 y 1998, Kammerer ocupó un cargo de concejal por el Partido Socialista en el Gobierno de Zúrich. “Hay dos tipos de izquierda”, explica, “una variedad local, que se ocupa de calentar sillas en puestos políticos, y otra que es internacionalista y militante. Yo pertenezco al segundo tipo”, remata orgulloso. De hecho, en 1972 se encontraba en Toulouse, tras entrar en los círculos del PSOE en el exilio.

En esa época conocería a Felipe González y al historiador Ramón Carande. Son sólo algunos de los amigos entre los que se cuentan celebridades como el pianista de jazz catalán Tete Montoliu, la leyenda del cine suizo Bruno Ganz o el poeta Rafael Alberti. “Vivimos la llegada de la democracia como un hito histórico. Tras siglos de oscurantismo, España entraba por fin en la modernidad”.

Testigo de la inmigración española en Suiza

Bruno Kammerer fue un testigo de excepción de la llegada de inmigrantes españoles al país alpino. “De hecho, yo era el defensor de la causa de los españoles”. Como concejal luchó por obtener para los inmigrantes derechos políticos que eran inimaginables, “como el derecho de manifestarse, que estaba prohibido”.

Kammerer destaca que la inmigración de antaño ha dado paso a una nueva generación que le llena de orgullo. El viejo militante socialista, que muestra radiante su carnet del PSOE (“Fechado en 1967. ¡Atención!”) observa que los españoles de hoy ocupan buenos puestos, “en igualdad con los suizos”, y se los encuentra en posiciones de relevancia en la vida política, científica y financiera de Suiza.

“Yo he visto la España en la que los niños iban desnudos por la calle… y el cambio histórico no deja de asombrarme”. ¿Y en qué ve ese cambio? “En la libertad de movimientos de las mujeres”, se inflama, “pues en mi época, las chicas no podían ni siquiera hablar con los hombres. Ir al cine con un muchacho equivalía a un compromiso matrimonial”, ríe.

Cepas gallegas en Suiza

Y una historia más para terminar. No contento con su larga historia de amor con España, Kammerer se ha traído un trozo del país a su Suiza natal. Nada menos que vides gallegas plantadas en la fría Zúrich. “Un sueño de larga data”, explica con mirada pícara el tipógrafo, que ha plantado varias cepas de la variedad Mercía a pocos metros de su estudio.

“Son aún cepas jóvenes, de apenas cinco años, pero esperamos que empiecen a dar frutos muy pronto”, explica. Según este “embajador oficioso de España”, los gallegos deben dejar sus complejos y poner sus vinos “a la altura de los mejores”. En todo caso, Bruno Kammerer se despide afirmando optimista: “Dentro de poco vamos a poder beber vino gallego de Zúrich”.

Rodrigo Carrizo Couto, Zúrich, swissinfo.ch

Nacido en 1936, realizó estudios de diseño gráfico, fotografía y tipografía en Zúrich.

Desde 1959, su relación con España y los trabajadores inmigrantes españoles en Suiza ha sido constante. Ha tratado de cerca con personalidades de la vida española como Felipe González, Rafael Alberti, Tete Montoliu o José Meneses.

Miembro del Partido Socialista Suizo, entre 1970 y 1998 fue varias veces concejal en el Gobierno de Zúrich. Es miembro del PSOE desde 1967.

Estudió viticultura en la Escuela Federal de Wäldenswil. Desde entonces es miembro de la ‘Irmandade dos Vinhos Galegos’, y se le considera “embajador del Ribeiro en Suiza”.

En Zúrich es miembro del Consejo de Artes y del consejo de administración de la Escuela Superior de Artes. Ha recibido en dos ocasiones la medalla al Mejor Diseñador Gráfico de Suiza.

Vive entre Suiza y la localidad gallega de Hío, en Cangas (Pontevedra), donde posee casa y viñedos.

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