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“Cuidemos la Tierra: Ya no habrá otra Arca de Noé”

En su informe 'Crisis Silenciosa en la Amazonía', Green Peace denuncia la tala ilegal en ese pulmón del planeta. En la gráfica, vista aérea de un área deforestada. AFP

La solidaridad entre el Norte y el Sur es punto de partida para buscar soluciones a la profunda enfermedad ecológica y de paradigmas de la Tierra. “Y la solidaridad suiza es ejemplar”, subraya Leonardo Boff, uno de los padres de la Teología de la Liberación y principal promotor de la nueva ‘Eco-Teología’.

A poco del inicio en Túnez de una nueva edición del Foro Social Mundial (FSM) Boff analiza la vigencia de ese espacio de la sociedad civil internacional. “Si la modernidad propugna el progreso ilimitado, choca contra el muro de un planeta con recursos limitados”, enfatiza el intelectual brasilero que a sus 77 años aún acompaña y asesora a los movimientos sociales brasileros.

Es necesario integrar indignación, rebeldía y propuestas alternativas para salvar a la ‘Madre Tierra’ de una tragedia anunciada, sentencia el premio Nobel Alternativo 2001.

“Tenemos que proyectar nuevos sueños si queremos sobrevivir como civilización y como especie”: Leonardo Boff. Latinphoto.org

swissinfo.ch: ¿Cuál es su balance del estado actual de nuestro planeta?

Leonardo Boff: Una situación compleja producto de la crisis social y del modo de producción fundado en la ilimitada explotación de la naturaleza. El proyecto de la modernidad propugna el progreso ilimitado. Pero la Tierra, planeta con recursos limitados, no soporta ese proyecto. La Tierra se tornó insostenible. Hemos tocado sus límites físicos y necesita un año y medio para reponer lo que le sacamos durante un año.

swissinfo.ch: El ser humano es el principal responsable de este modelo desarrollo….

L.B.: Sin duda. Nos confrontamos a una crisis mental, de valores, de conceptos. Nuestra mente está contaminada por el antropocentrismo. El ser humano se entiende como el centro de todo y los demás seres tienen valor solamente en la medida en que se adecuan a ser utilizados por el ser humano. Esta comprensión es muy dañina para el equilibrio de la Tierra, porque no reconoce el valor intrínseco de cada ser. Lo que lleva al irrespeto del otro.

swissinfo.ch: Sin embargo, existen muchas muestras de solidaridad internacional. ¿Cómo interpreta esa solidaridad?

L.B.: La solidaridad pertenece a la esencia del ser humano. Cuando nuestros ancestros antropoides iban a buscar sus alimentos, no los comían individualmente sino que los recogían y los llevaban al grupo para repartir solidariamente entre todos. Esa solidaridad permitió pasar de la animalidad a la humanidad.

swissinfo.ch: ¿Y la solidaridad actual? Usted siempre ha estado muy ligado con ONG y asociaciones europeas en general y suizas en particular…

L.B.: Estoy convencido del valor del encuentro de personas de diferentes partes del mundo que se descubren como iguales, con los mismos sentimientos básicos de querer amar y ser amadas. Todas se dan cuenta de que podemos ser humanos de múltiples formas, como suizos, como andinos, como  guaranís, como africanos o asiáticos.

He conocido muchos suizos que vinieron a Brasil y han vivido en las favelas identificándose con la cotidianeidad de los más empobrecidos. También conocí a gente pobre, de las favelas, que fue a Suiza para descubrir otra realidad social, pero en cercanía con gente que tiene el mismo espíritu de solidaridad y de verdadero amor. Sin duda, para mí, tales iniciativas, ese intercambio ida vuelta, ese compartir Norte-Sur y Sur-Norte, constituyen un anticipo de lo que podría ser la humanidad futura.


Boff en pocas palabras

Genésio Darci Boff, conocido como Leonado Boff, nació en Concordia, Brasil, el 14 de diciembre de 1938.

Es teólogo, religioso, filósofo, escritor, profesor y militante social. Desde su juventud promueve y acompaña a las Comunidades Eclesiales de Base de Brasil y a los movimientos sociales de su país y de América Latina.

Fue uno de los cofundadores de la Teología de la Liberación, lo que lo llevó a fuertes interpelaciones de parte del Vaticano que en 1984 lo sometió a proceso y un año más tarde lo condenó a un año de silencio (suspensión ‘a divinis’). En 1992 renunció al sacerdocio y se autopromovió al estado laical.

En 2001 recibió en Estocolmo, el Premio Nobel Alternativo (Right Livelihood Award), máxima distinción otorgada a destacadas personalidades de la sociedad civil mundial.

Desde la elección del cardenal argentino Jorge Bergoglio como Papa Francisco,  se convirtió en una de las voces latinoamericanas más autorizadas de apoyo al nuevo responsable de la Iglesia Católica Romana.

Es uno de los intelectuales más productivos de América Latina. Ha escrito más de 60 libros sobre Teología, Ecología, Espiritualidad, Filosofía, Antropología y Mística. Muchos de ellos traducidos a diversas lenguas.

swissinfo.ch:Si hablamos de la humanidad futura, está por comenzar una nueva edición del Foro Social Mundial. Desde la primera convocatoria de Porto Alegre, en 2001, usted fue uno de los promotores conceptuales de este encuentro. ¿Cuál es su percepción ahora, a 15 años de su creación?

L.B.: La insatisfacción generalizada por el sistema vigente tiene sus raíces en la victoria del capitalismo sobre el socialismo real. Como consecuencia, tanto bajo Ronald Reagan como de Margaret Thatcher, ganó un impulso nunca antes visto de la lógica del capital y su cultura de la exaltación del individuo, la propiedad privada, la riqueza, la competición desenfrenada y del Estado mínimo.

La política fue difamada como sinónimo de corrupción y el Estado, como ineficiente. El internacionalismo, la solidaridad entre los pueblos, la centralidad de lo social sobre lo individual fueron desmoralizados y abandonados. La frustración y la decepción, más o menos colectivas, han dado origen a la resignación o bien a la protesta y la rebeldía. Esa rebeldía que está predominando, creó una caja de resonancia con los Foros Sociales Mundiales cuyo lema subraya: “Otro mundo es posible, otro mundo es necesario”.

swissinfo.ch: En ese contexto, ¿cuál es hoy la importancia del FSM?

L.B.: Representa lo inverso del sistema globalizado. Ya no se trata de resignación sino de la acción contraria y de una muestra de la insatisfacción de gran parte de la humanidad ante el curso actual del mundo. Así no puede continuar. Tenemos que proyectar nuevos sueños y utopías y articular alternativas viables si queremos sobrevivir como civilización y como especie. Dejado a su libre curso, este sistema hegemónico puede llevar a la humanidad entera al abismo. El FSM interpreta la actual situación no como una tragedia anunciada, sino como una crisis generalizada de nuestro modo de vivir, de tratar la Tierra y de relacionarnos con los demás humanos. Esta crisis purifica y nos hace madurar.

Por eso el Foro es un lugar de esperanza que permite hacer crecer el sentimiento de pertinencia. Los altermundialistas no están solo soñando, sino que indican que por todas partes del mundo se está reaccionando y ensayando nuevas formas de vivir, de producir, de distribuir y de consumir. Los que van al Foro no lo hacen tanto para escuchar charlas de celebridades mundiales, como para intercambiar experiencias y ver como las cosas pueden ser hechas de otra forma distinta a la manera perversa impuesta por el capitalismo. Por más dificultades que pueda haber, los Foros tienen este alto significado de resistencia, de proposición de alternativas y de esperanza. Al borde del abismo vamos a crear alas y volar rumbo a un nuevo mundo diferente, en el cual será menos difícil vivir humanamente y más fácil amarnos los unos a los otros.

swissinfo.ch: ¿Cuáles son los riesgos para la humanidad si no se logra frenar, por ejemplo, la crisis ambiental producida por el calentamiento global. Es decir, si no se encuentra la fórmula de “otro mundo posible”?

L.B.: Si no se logra modificar este paradigma, podemos ser condenados a repetir el destino ya conocido de los dinosaurios, que luego de vivir 133 millones de años sobre la Tierra desaparecieron rápidamente a causa de una catástrofe ecológica. Hay que producir para dar respuesta a las necesidades humanas pero respetando los ritmos de la naturaleza y teniendo en cuenta la capacidad de tolerancia de cada ecosistema para que no sea dañado irreversiblemente.

El consumo debe estar regulado por una sobriedad compartida: podemos ser más con menos. Como lo explicamos en la introducción de la Carta de la Tierra, estamos ante un momento crítico en la historia planetaria, en una época en que la humanidad tiene que elegir su futuro… La elección de fondo: se promueve una alianza global para cuidar la Tierra – y para cuidarnos los seres humanos los unos a los otros- o bien corremos el riesgo de una doble destrucción. La nuestra y la de la diversidad de la vida. Esta vez no habrá un Arca de Noé. O nos salvamos todos o todos correremos el mismo y trágico destino.

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