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Dos de tres niños adoptados en Suiza, extranjeros

Pequeños en un orfanato de Afganistán, donde muchos niños han quedado sin padres. Keystone

En promedio, 500 adopciones anuales se producen en Suiza, dos terceras partes de ellas, unas 300, son internacionales: principalmente de Asia y África, y en menor medida de Europa y Latinoamérica.

Tres a cuatro años de espera en promedio tanto para el niño que llega a Suiza desde algún orfelinato del mundo como para los candidatos a padres adoptivos en este país. La paradoja de la adopción trasfronteriza.





















Las posibilidades para adoptar un niño nacido en Suiza son realmente escasas, por lo que la búsqueda de un menor en el extranjero es la alternativa. “Pero en los últimos dos años, las condiciones para recibir un infante en adopción se hacen cada vez más difíciles”, constata Elizabeth Arnold, de la Oficina Ginebrina de Adopción, uno de los 20 intermediarios privados reconocidos por las autoridades helvéticas.

¿Por qué?  “La adopción nacional se desarrolla aún más que antes en los países con los que trabajamos, estados contratantes del Convenio de La Haya que establece garantías a nivel del procedimiento en la adopción internacional y estipula que una adopción trasfronteriza solo puede ocurrir si no fue posible obtener un hogar adoptivo para el menor en su propio país”.

En otras palabras: “Hemos visto que la atribución de los niños se ha reducido”, precisa Arnold. La Oficina Ginebrina de Adopción organizó nueve adopciones en 2010; veinte en 2009.

Costos de alrededor de 20 mil dólares

“Si los trámites se hacen para Colombia, el proceso tarda en promedio cuatro años, para Asia, dos o tres años”, continúa Arnold de la Oficina Ginebrina de Adopción, cuyo desempeño se centra en tres países: Colombia, Filipinas y Tailandia.

Sobre los costos de los trámites para realizar la adopción, la especialista menciona que rondan los 15 a 20 mil  francos suizos (unos 16 a 21 mil dólares, aprox.). Esto incluye trámites administrativos, permisos y documentos legales, viaje al país donde se adoptará el infante… es decir,  todo el proceso de principio a fin.

Suiza solo acepta agencias intermediarias que exponen la contabilidad de costes con toda transparencia y sin que ninguna de las partes involucradas se beneficie de manera injustificada, no obstante, aún hay caminos para las adopciones realizadas por cuenta propia.

Según la organización ‘espace adoption’ de Ginebra –encargada de los futuros padres adoptivos y centro para la reflexión de todos aquellos implicados en la adopción-, en Suiza solo la mitad de las adopciones internacionales se hacen a través de un intermediario reconocido por las autoridades y alrededor del 50% en un país que no ha firmado el Convenio de La Haya en la materia.

De acuerdo a ‘Terre des hommes’, otra fundación implicada en las adopciones internacionales,  de 300 casos anuales en Suiza, una cuarta parte se tramita justamente de forma privada, lo que implica riesgos. “Cuando el dinero empieza a cambiar de manos, el peligro de tráfico de niños crece”, advierte Marlène Hofstetter, de esa organización.

Los niños necesitan padres, y no al revés

Una pareja que decidió buscar por sí misma un pequeño para adoptar y teniendo en mano el permiso necesario expedido por Suiza debió pagar al orfelinato de un país centroamericano 20 mil dólares para obtener todos los documentos y el ‘sí’ final tras dos meses ‘in situ’ para terminar con el proceso. Así concluyó una espera de un lustro para convertirse en orgullosos padres de un chico de 3 años, quien, a su vez, permaneció desde su nacimiento en la antesala con la esperanza de que alguien le ofreciese un hogar.

Este niño no tuvo la suerte de ser adoptado en su propio país al mismo tiempo que a 8 mil kilómetros de distancia le esperaba una pareja ansiosa de tenerle. Paradojas de la adopción internacional, pues los niños que llegan a Suiza actualmente no son de brazos, sino ya pequeños de entre 2 a 4 años de edad, según confirma Elizabeth Arnold, de la Oficina Ginebrina de Adopción.

“La complicación para la adopción radica, en mi opinión, en el camino administrativo para recibir desde los países de origen a los niños adoptados. No tiene que ver directamente con Suiza sino con la forma de organización local. En algunos países, creo que la aplicación del Convención de la Haya se centra en los trámites administrativos, y no en el niño”, lamenta por su parte Rolf Widmer, del Centro Suizo de Adopciones, otro intermediario en la parte germanófona de Suiza.

Si bien Widmer reitera, como sus otros colegas, que la prioridad es el niño y que evidentemente la adopción internacional es la última opción, considera que debe haber mayor colaboración para que esos pequeños no esperen tantos años en los orfelinatos.

“Lo más importante para mí es que aquellos países que buscan niños se impliquen más en la cooperación con los países de origen de los pequeños para ofrecerles apoyo, a fin de que esos niños desamparados no permanezcan en ‘la sala de espera’ por años, pues se sabe que muchos problemas que después desarrollan tienen su origen en esos primeros años de vida”.

En promedio, 500 anuales

Dos tercios de las adopciones, es decir, poco menos de 300, son adopciones internacionales.

Procedencia:

Asia 34%

África 32%

Europa 13%

América 12%

Las adopciones -incluidas las locales y desde el extranjero- se han reducido a un tercio en las últimas tres décadas en Suiza: de 1600 en 1980, a 500 en 2009 (incluidas adopciones intrafamiliares).

Desde 1983, el número de adopciones de niños extranjeros es superior al de los de nacionalidad helvética.

Fuente: Oficina Federal de Estadística

83 países han suscrito el Convenio en vigor desde 1993.

Su objetivo es garantizar que las adopciones internacionales respondan realmente al interés del adoptado y, como indica en su primer artículo, tanto el país de origen como el de recepción instauren un sistema que “prevenga la sustracción, la venta o el tráfico de niños”.

 

El país de los adoptantes debe asegurarse de que los candidatos han sido debidamente asesorados y son aptos para adoptar. Reciben entonces el Certificado de Idoneidad para iniciar un proceso.

El país de origen del menor debe garantizar que la adopción es lo mejor para el niño, y que la familia biológica o la institución correspondiente ha dado su consentimiento libremente tras haber sido informada y asesorada, sin que haya habido ningún tipo de pago o compensación.

Se considera la adopción internacional como una opción válida únicamente cuando ha sido imposible encontrar un hogar adecuado en el país de origen del niño.

No se permite el contacto entre los adoptantes y las familias biológicas hasta que los primeros han sido declarados idóneos para adoptar y el menor ha sido declarado adoptable. 

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