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El agua será causa de conflictos en el siglo XXI

El agua es un bien injustemente repartido: En China es demasiado salada. Reuters

Las dificultades de acceso al líquido elemento generarán guerras que se verán multiplicadas con el aumento de la población y el recalentamiento global.

La entidad ‘Coordinación suiza’ presentó su eslogan ‘El agua como bien público’ en el marco del Foro Mundial que ha comenzado este lunes en Estambul.

“El agua ha jugado un papel crucial en 37 guerras en los últimos 60 años. De aquí a 2025, dos terceras partes de la población mundial carecerán de agua. Es muy probable que los conflictos del siglo XXI vayan encaminados a obtener materias primas, comenzando por el agua, que va a escasear en todos los sitios”.

Esta constatación fue lanzada por Bruno Riesen, jefe de campaña de Amnistía Internacional Suiza y miembro de la Coordinación ‘El agua como bien público’, durante un reciente simposio que reunió a 120 especialistas en Berna.

¿Suiza demasiado consentida?

El agua va a provocar conflictos locales, regionales e internacionales. ¿Y en Suiza? El país se ha visto, a veces, golpeado por accidentes climáticos como la sequía de 2003, aunque es más bien la abundancia de agua lo que causa preocupaciones.

“Hace 200 años se construyeron los diques y nos encontramos con el problema de la biodiversidad y de la seguridad. Como hay que devolver más espacio a las riberas para absorber las grandes crecidas, esto causa conflictos con los agricultores”, explicó Bernhard Wehrli, profesor de Química Acuática en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich.

Aquí existe la sensibilidad, los medios y la voluntad política. Aunque para cumplir los Objetivos del Milenio de la ONU para el desarrollo, el debate se enfrenta con las metas, a menudo contradictorias, de la protección del medio ambiente, de la agricultura y de las necesidades energéticas del país.

“Como castillo de agua, Suiza tiene sus responsabilidades con sus vecinos y debe formular las visiones del futuro”. Bernhard Wehrli lamentó la pesadez del sistema consultivo federalista de la Confederación y de sus “26 filosofías cantonales”.

Por su parte, la representante del Ministerio de Asuntos Exteriores, Natalie Erard, destacó que el agua es un tema político importante y que “Suiza está vinculada a la promoción de la paz, especialmente a través de créditos-marco”. Suiza se compromete para que el derecho al agua potable y el saneamiento de la misma figure entre los Derechos Humanos.

El agua, un derecho humano

La Confederación ha apoyado la propuesta de Alemania de crear un puesto de experto independiente en el Consejo de los Derechos Humanos de la ONU.

Esta experta es Catarina de Albuquerque. “Mi trabajo consiste en registrar el acceso al agua potable y al saneamiento en la agenda política de la ONU, en el objetivo de que forme parte de los Derechos Humanos. Hay que obligar a los Estados a que se preocupen de estas cuestiones”, relató esta abogada portuguesa.

Sin embargo, este plan de contar con una experta ha sido duramente negociado entre diversos países, al punto de que Catarina de Albuquerque no fue autorizada a trabajar en los conflictos transfronterizos. Y eso a pesar de que se han contabilizado más de 260 regiones fluviales y marítimas transfronterizas en este planeta…

“Mi mandato está limitado”, reconoció. “Aunque los Estados tienen ya ciertas obligaciones en materia de derecho al agua, es un primer paso. Por otro lado, yo me voy a dedicar a anotar las prácticas sobre el terreno. En los propios países donde se dan los problemas, existen también las soluciones”.

Y cita a Costa Rica, que está tentado de paliar el problema de la contaminación de las aguas por los pesticidas creando las plantaciones de piñas ecológicas. O Sudáfrica, donde el Tribunal Supremo prohibió un sistema prepago de acceso al agua.

El conflicto de Oriente Próximo

Fadia Daibes Murad, responsable del programa de ‘DanChurchAid’ en Oriente Próximo (Jerusalén), volvió a recordar hasta qué punto el agua es problemática en esta región herida.

“Desde la ocupación de 1967, Israel tomó el control del río Jordán y de la capa freática, de modo que los palestinos se encontraron con un territorio fragmentado sin acceso libre al agua, con medios muy débiles”, indicó esta experta de Palestina.

Añadida a la ausencia de voluntad política, esta violación contribuye a alimentar una crisis sin fin. En efecto, el Acuerdo de Oslo II reconoce el derecho de los palestinos al agua, aunque eso resulta imposible de aplicar, ya que el agua está controlada por otro Estado.

“Israel propone la desalinización, el saneamiento o la importación. Pero todo eso cuesta mucho dinero”, prosiguió Fadia Murad, que trabaja en lo que llama “una marcha adelante”: la elaboración de una plataforma palestino-israelí para elaborar una visión común y los medios alternativos para, por ejemplo, intercambiar experiencias respecto al agua potable.

La prioridad son los bancos, no los pobres

De forma general, las perspectivas son insuficientes y el problema es global, concluyó Bruno Riesen. “En 2025, sólo alcanzaremos la mitad de los Objetivos de la ONU. Y la crisis financiera hace que la prioridad sea la de salvar a los bancos y no a los pobres. En Suiza el debate está monopolizado por la penuria energética que se anuncia”.

Por su parte, Bernhard Wehrli es realista. “Nuestro instituto trata de encontrar soluciones concretas. Hemos inventado un sistema de purificación de agua con botellas de plástico. Es una innovación sin mucho esfuerzo y que funciona. Pero es cierto que, para aplicar un proyecto así, son necesarios millones de dólares”.

swissinfo, Isabelle Eichenberger
(Traducción: Iván Turmo)

La Coordinación suiza ‘El agua como bien público’ reúne a diversas organizaciones comprometidas en la definición de una política sostenible del agua y en pro de considerar el acceso al agua como un derecho humano fundamental.

La integran: Alianza Sur, la sección suiza de Amnistía Internacional, ATTAC Suiza, Helvetas, ChristNet, la Fundación Greina, Incomindios, asociaciones de consumidores, el Sindicato de Servicio Público (SSP) y la Unión Suiza de Campesinos (UPS).

El abastecimiento de agua potable insuficiente e inadecuada que implica riesgos representa un problema constante para la salud de la población mundial.

La OMS estima que el 80% de todas las enfermedades en el mundo en desarrollo son causadas por la falta de agua limpia y de saneamiento adecuado, siendo ésta una de las causas principales de enfermedades y muertes sobre todo en los niños.

Las dimensiones de los impactos en la salud, que en nuestras poblaciones supone no tener acceso a agua en buenas condiciones de salubridad, son ya innegables.

A pesar de los aportes del progreso científico y tecnológico, el agua sigue siendo un problema.

El agua potable es un recurso vital para el ser humano y el derecho al agua potable y al saneamiento forma parte integrante de los derechos humanos oficialmente reconocidos en los diferentes eventos internacionales.

El agua es un bien común universal, patrimonio vital de la humanidad.

El acceso al agua debe ser considerado como un derecho básico, individual y colectivamente inalienable.

Frente a esto, se debe optar por una nueva cultura del desarrollo sostenible en materia de agua.

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