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Labradoras, atrapadas entre ley y tradición

Ex-press

La mujer campesina suiza tiene dificultades para recibir una pensión tras su retiro laboral o para ser inscrita como copropietaria de la granja que administra con su marido. Y a veces tiene un segundo trabajo para subsistir, revela un estudio.

La investigación, difundida por la Oficina Federal de Agricultura, revela estas realidades sobre las mujeres de hoy que trabajan en el sector agrícola.

El documento se fundamenta en una encuesta en la que dos tercios de las campesinas interrogadas dicen estar satisfechas de su vida y de su trabajo. Apenas hace una década, solo 15% de las entrevistadas respondió del mismo modo en una encuesta semejante.

No obstante, más de un tercio de las campesinas indicaron no estar incluidas como propietarias legales de las fincas que dirigen junto con sus parejas.

“En el futuro no debe haber ninguna campesina que no tenga derecho legal a su granja”, indica Maya Graf, parlamentaria y agricultora del semicantón de Basilea-Campo, quien impulsó la realización de este estudio.

Esta situación se debe a que en Suiza continúa la tradición familiar de que las granjas deben ser heredadas por un varón.

Si bien el marco legal permite que las mujeres pueden convertirse en propietarias de parte de sus fincas, con el acuerdo de sus socios (maridos) y, evidentemente, recibir también en herencia la granja familiar, esto no ocurre con frecuencia en el país alpino, debido a cuestiones familiares complicadas o porque se cree que no es necesario.

Tradición versus derechos

Las consecuencias pueden ser catastróficas, comenta Christine Bühler, presidenta de la Asociación de Mujeres Campesinas, al advertir que una mujer que no está registrada como propietaria de la explotación familiar, no tiene derecho a recibir parte de ella en caso de divorcio o muerte del marido.

“Esta es mi lucha”, puntualiza Bühler. “Las mujeres necesitan darse cuenta de su vulnerabilidad legal cuando aún todo está en orden, cuando pueden hablar con sus esposos, porque en el caso de que surja un problema, ya es demasiado tarde para abordar el tema”.

En caso de divorcio, las mujeres que trabajan en una granja, pero que no tienen un salario nominal, también verán limitadas sus posibilidades de recibir una pensión en el sistema tripartito suizo de seguros para la edad de la jubilación.

Según el estudio, una de cada diez mujeres campesinas no tendría ningún respaldo en materia de ingresos o ahorros en caso de perder a su marido y “socio” en el trabajo compartido en una granja.

Gabriele Burn, una banquera con experiencia en asesoría a familias de granjeros, hoy en el equipo de dirección del banco suizo Raiffeisen, aconseja a las mujeres que realicen su trabajo bajo contrato, incluso si su jefe es su propio marido. De este modo, reitera, pueden definir con claridad su contribución financiera y separar legalmente su salario del total de ingresos de la pareja.

Otras métodos de reforma propuestos incluyen una lista de verificación financiera para demostrar la contribución de la mujer en la finca y establecer el ingreso de la mujer por separado, además de enseñar estos métodos de organización en las escuelas agrícolas para que los hombres sepan cómo registrar a sus esposas como empleados legales.

Jacques Bourgeois, director de la Asociación Campesina Suiza, considera que si se aplican estos métodos podrían beneficiarse las familias campesinas en el futuro, y aboga por que algunos de estos pasos se conviertan en obligaciones legales.

No obstante, considera que  cada pareja debe tener la flexibilidad para decidir cómo quieren abordar la situación.

Gestión del tiempo

El estudio también muestra que el 47% de las mujeres agricultoras trabaja fuera de la granja, un 3% más que hace una década. La mitad de quienes tienen trabajos suplementarios citan preocupaciones financieras como la razón de esta decisión, además de otras dos causas esenciales: la posibilidad de tener contacto con otras personas y disponer de otra actividad que les satisfaga.

Bühler y Graf ven el empleo externo como parte de un cambio en el paisaje agrícola suizo: casi dos tercios de los campesinos –varones incluidos- tienen también un trabajo aparte de sus actividades agrícolas. Sin embargo, Graf advierte que si las mujeres no son cuidadosas en la división de roles, el trabajo extra en casa caerá sobre ellas, sin que quede constatación alguna de esas tareas que también contribuyen al negocio familiar.

“Es importante que en medio de ese cambio, el trabajo en la granja no signifique mayor carga para la mujer, que debe abordar con su pareja cómo deben repartirse las labores del hogar y el cuidado de los niños”.

Polifacético

Según la encuesta, la mayoría de las mujeres campesinas ayudan a su pareja en la granja, solo 4% dirigen una granja y 3% realizó su formación en el ámbito de la agricultura.

En la Escuela de Agricultura de Strickhof, cerca de Winterthur, hay cinco mujeres en una clase donde la presencia masculina predomina.  Ellas afirman que la agricultura les seduce debido a su carácter polifacético.

“La gente suele decir que ser agricultor es un trabajo muy físico, pero esa es solo una habilidad de las muchas a desarrollar. Si bien una mujer debe pedir ayuda para mover una máquina pesada, el hombre también recurre a la mujer para lidiar con una vaca testaruda”, señala una de las estudiantes.

Futuro incierto

Y si bien las cinco chicas están determinadas a terminar sus estudios agrícolas, solo una de ellas tiene por seguro que tomará el relevo en las tareas de la granja que poseen sus padres.

Para el resto, el destino está abierto. Este puede ser casarse con un agricultor o desarrollar ideas nuevas de tarea colectiva o asociativa con otros granjeros.

Heidi Bättig de Lucerna, por ejemplo, heredó la granja familiar y contrajo matrimonio con otro granjero. Ellos ejecutan juntos las tareas agrícolas de ambos negocios y Bätting asegura que no dejará de lado lo que ha construido hasta ahora.

“Puesto que yo no tenía un hermano, hubo un momento en que se pensó que la granja de la familia ya no podría ser mantenida, pero ahora hay alguien, yo, y no quiero que sea mi pareja quien tome las riendas, aunque creo que mucha gente se alegraría si esto fuera así”.

El estudio de 2012 Mujeres en la agricultura es el resultado de una iniciativa de la parlamentaria Maya Graf del semicantón de Basilea-Campo para conocer la situación de la mujer en el campo en Suiza. Graf también participa en la explotación de una granja familiar.

El proyecto forma parte de un plan de acción global en el marco del Convenio de la ONU para eliminar todas las formas de discriminación de la mujer.

Mil quinientas mujeres participaron en la encuesta conductiva y cuantitativa que forma parte de esta investigación. Un estudio similar fue realizado en 2002.

Entre los resultados de la encuesta se destaca que la mayoría de las campesinas se ocupan básicamente de las tareas domésticas, seguidas del trabajo en el campo y el cuidado de los hijos.

Casi la mitad de las mujeres dicen ser responsables de la venta directa de las mercancías de su granja y 22% se encargan de cuidar caballos, ovejas o cabras. Muchas de ellas también se ocupan de programas de turismo rural en su granja, como pernoctaciones u ofertas alimenticias.

La más joven de las entrevistadas tiene 25 años de edad, y la mayor, 80.

Del total,

8%, es menor de 35 años de edad,

71%, entre 36-55

19%, mayor de 56.

El gobierno suizo ha mencionado que se trata de un desafío económico en el campo helvético el hecho de que los agricultores modernos a menudo tienen la dificultad de encontrar una pareja que pueda ayudarles en su granja.

Hoy en día, cada vez más mujeres de familias campesinas eligen realizar estudios en otros campos fuera del ámbito de la agricultura.

En ese contexto han surgido ideas para hacer visible este problema y encontrar soluciones, como es el caso de un programa de televisión surgido en 2008, intitulado ‘Campesino soltero busca pareja’.

También la revista ‘Agricultor suizo’, de la Asociación Campesina Suiza, desarrolla desde 2007 un sitio de citas virtuales a través del cual los agricultores pueden escribir sus perfiles en línea para encontrar pareja.

Traducción: Patricia Islas

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