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Una noche en un burdel

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« ¡Abran la puerta, es la policía!», gritan los agentes. Cuatro parejas son descubiertas in fraganti... Clientes y prostitutas. Las jóvenes serán trasladadas a la comisaría e interrogadas junto al gerente del local de luces rojas. Ellas arriesgando la ruina, él con su abogado. Reportaje.

La cita es a las nueve en el departamento central de policía. Una veintena de agentes en uniforme y con chalecos antibalas  esperan que les sea comunicado el objetivo de la misión nocturna. En estos casos el secreto absoluto es obligatorio, nos explican. Los rumores se multiplican rápidamente y cualquier filtración podría malograr  la operación.

En la mira del grupo operativo, un pequeño local del cantón Tesino, no muy distante de la frontera con Italia.  En la planta baja, un pequeño bar, donde se encuentran clientes y prostitutas.  Arriba, los cuartos: siete en total.

El punto de partida es cinematográfico: una caravana de automóviles de la policía, incluido un furgón blindado. Luego de pocos kilómetros llegamos a destino: el edificio es rodeado, las salidas bloqueadas, las armas desenfundadas y las miradas, vigilantes.

Subimos con los policías al primer piso. Las puertas están cerradas: “Abran, policía”, gritan los agentes. Tres parejas se visten rápidamente y les dejan entrar. La cuarta resiste pero nada puede hacer contra la fuerza de la ganzúa. “Podrían al menos dejarme terminar” exclama el  joven. “No es lo que pensáis. Ella es mi novia”.

En la planta baja los agentes detienen al gerente, interrogan a dos jóvenes vestidas ligeramente y a algunos hombres adultos sentados en el bar.

Operación policial a fondo

Desde el inicio de la operación Dominó, lanzada en marzo del 2012, los agentes que combaten la trata de seres humanos han dado un duro golpe al mundo ilegal de la prostitución en el Tesino. “Hemos controlado todos los locales del cantón, 32 en total.  Ocho se han puesto en regla, nos explica el comisario en jefe, Alex Serfilippi, de la sección anti prostitución  (TESEU).

Algunos peces gordos ya han terminado en las redes de ese grupo especial de la policía. Otros todavía andan libres. Falta controlar departamentos privados y salas de masaje, en los cuales, en los últimos meses, se han refugiado muchas prostitutas.

El local donde la policía realiza su operativo esta noche es considerado de segunda categoría por parte de los clientes más expertos.  Tal como dan fe las decenas de páginas recuperadas de su blog. “Teníamos controlados estos lugares para tratar de comprender cómo funciona un local o para descubrir otros. Muchas veces las denuncias vienen de ciudadanos y de la misma competencia, que en este sector es bastante desleal”, prosigue Alex Serfilippi.

Entre sordidez y vergüenza

Recorremos el local. Los cuartos son angostos y reina un calor sofocante. En el suelo yacen ceniceros llenos de colillas y latas de cerveza. En los cestos de la basura, decenas de preservativos usados, posiblemente allí desde hace varios días.

Sentados sobre el borde de la cama, a debida distancia uno del otro, cliente y prostituta mantienen fijas sus miradas. Los primeros en ser interrogados son los hombres, como testigos de los hechos.

Muchos clientes llegan de la vecina Italia, explica Serfilippi. Atraídos por leyes menos severas, así como por una mayor discreción y más higiene. De hecho, al contrario de otros países europeos, en  Suiza el cliente no es perseguido y la prostitución, si se ejercita de acuerdo a las leyes, es considerada una actividad legal.

Cien francos por cliente y cien por cuarto

Una vez precintado el lugar, el gerente y las cuatro jóvenes prostitutas –todas de nacionalidad rumana y sin permiso de trabajo-  son conducidos al Departamento de Policía para el interrogatorio. Es ya la una de la mañana y la parte más difícil recién comienza.

Presenciamos el testimonio de Sandy*. En la veintena, trabaja desde hace varios años como prostituta en Suiza, Italia y Rumania. “Comienzo a trabajar a primera hora de la tarde, tan pronto abre el local. Para usar el cuarto, el gerente me exige 100 francos diarios,  incluyendo los días  que no trabajamos”. Para estar con Sandy los clientes pagan 100 Francos cada media hora. Algunas prostitutas de lujo piden más,  hasta 300 francos, mientras que otras deben contentarse con 50. El precio de un cuarto, antes del inicio de la operación policial, llegaba a 200 francos en algunos prostíbulos del cantón.

Difícil saber cuánto les queda al final del mes, entre lo que deben entregar a los “protectores”, los gastos diarios por el uso del cuarto y las remesas enviadas a la familia. “Las investigaciones realizadas en estos meses no nos permitieron demostrar si estas jóvenes son víctimas de trata de seres humanos.

“Todas declararon haber venido a Suiza conscientes de lo que iban a hacer”, explica Alex Serfilippi. “En realidad, sabemos que estas mujeres son siempre acompañadas de un protector que se presenta como amigo, amante o pariente y gestiona todo lo que ganan. A veces son controladas por otras prostitutas. Pero es difícil denunciar estos casos sin el testimonio de las víctimas, sometidas a la dura ley del silencio”.

Explotación, usura y evasión fiscal

En la sala de al lado, un agente de la brigada anti prostitución interroga al gerente del lugar. El hombre es acusado de ejercicio y promoción ilícita de la prostitución (su local no estaba autorizado y las jóvenes debían someterse a reglas precisas); infracción a la ley de extranjería (las jóvenes no contaban con un permiso de estadía) y usura. Imputaciones análogas a aquellas aplicadas contra otros responsables de los locales cerrados en los últimos meses.

«Se trata mayoritariamente de ciudadanos suizos o al menos domiciliados en nuestro cantón. Según la ley, ellos son los responsables de lo que sucede en estos locales, pero muchas veces los verdaderos beneficiados son otros. Personas insospechadas de la clase alta de Tesino: arquitectos, industriales, profesionales liberales. El volumen de la actividad puede llegar a los 3 millones de francos al año en los prostíbulos más grandes que tienen hasta 60 cuartos”. No sorprende entonces que en la investigación hayan aparecido casos, incluso, de evasión fiscal.

Después de dos horas de interrogatorio, el gerente y su abogado dejan la comisaría con una denuncia a la que deberán responder en los próximos meses. Son ya las cinco de la mañana y los agentes están exhaustos. Las jóvenes, mientras tanto, han regresado a sus domicilios en taxi. A ellas se les intimó a solicitar un permiso de trabajo y a registrarse como prostitutas. Algunas seguirán los consejos de los policías, otras continuarán trabajando en la ilegalidad. En los próximos días, buscarán un nuevo local donde ejercer, sea en el Tesino o en otro cantón del país. O bien, atravesarán la frontera en dirección a Italia o Rumania en espera de que pase la tormenta…

En Suiza la prostitución es considerada legal y está sujeta a imposición fiscal como cualquier otra actividad económica.

Diversos cantones, entre los cuales el Tesino, han elaborado leyes específicas para reglamentarla.

En vigencia desde el 1º de enero del 2002, la normativa tesinesa prohíbe el ejercicio de esta actividad en “lugares donde puede alterar el orden público” y obliga a las prostitutas (os) a registrarse debidamente ante la autoridad.

Sin embargo, en los últimos años, los prostíbulos ilegales explotaron en número, aprovechando las fallas de una normativa legal considerada demasiado vaga.

En marzo del 2012, la sección anti prostitución TESEU lanzó una operación contra la prostitución ilegal y descubrió casos de explotación, usura, evasión fiscal y reciclaje.

Una nueva ley será debatida en el parlamento cantonal. La propuesta prevé, entre otras cosas, un mayor margen de maniobra para la policía, la creación de zonas propias para los prostíbulos y un reforzamiento de las normas sanitarias.

A diferencia de otros cantones, como Zúrich y Ginebra, en Tesino no es habitual la prostitución en la calle.

Los lugares donde se ejercita hasta ahora esta actividad son diversos:

Prostíbulos y albergues con un bar anexo

Departamentos privados donde se encuentran, sobre todo, los transexuales

Salones de masaje

Saunas

Locales de noche

En el Tesino, la mayor parte de las prostitutas proviene de Rumania o de Brasil. Estas últimas, normalmente, cuentan con una doble ciudadanía europea.

Traducción, Sergio Ferrari

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