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Reducir accidentes al inicio de los túneles

19 de junio de 2011: accidente de auto a la entrada de un túnel en la vía periférica de Zúrich. Keystone

En Suiza, país de túneles, las entradas de estos agujeros entre montañas son los sitios de riesgo, como lo demuestra el aumento de accidentes en el túnel de Gubrist, en la periferia norte de Zúrich.

En ese tubo, el más transitado del país, investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (EPFZ) colocaron un simulador para conocer las causas de estos incidentes.

Con más de 220 túneles, es decir entre 11 y 12% de la red nacional, o 1.800 km de longitud, Suiza tiene un kilómetro de cada nueve de su red de caminos bajo estas construcciones.

En Europa, las noticias de accidentes en túneles han ocupado las informaciones de años pasados, como fue el caso del incendio del túnel del Mont-Blanc en marzo de 1999, que provocó 39 decesos. En mayo de ese mismo año doce personas murieron en el accidente de Tauern, Austria. En octubre de 2001, 11 víctimas mortales fue el saldo del accidente en el túnel del Gotardo, en Suiza. Inspecciones y renovaciones se suceden cuando hace falta en esas arterias.

¿Las causas?

Las entradas y salidas de los túneles se convierten en puntos de peligro.

“No tenemos estadísticas detalladas”, explica Thomas Rohrbach, portavoz de la Oficina Federal de Rutas de Suiza. Pero comprobado está que el número de accidentes en los túneles es menor que en los tramos a cielo abierto. 

“No obstante, hemos constatado que en los últimos años un alza en los accidentes del túnel de Bubrist, en el contorno norte de Zúrich; se trata del túnel más transitado de todos los de Suiza”.

“A este paso le atañe un tercio de todos los embotellamientos de la red carretera nacional. Una inmovilización de vehículos en ese punto neurálgico carretero tiene repercusiones en los otros tramos. Una carambola basta. Por ello queremos conocer las causas de esos accidentes”.

Los 200 primeros metros

La Oficina Federal de Rutas solicitó al departamento de tecnología y economía de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (EPFZ) que realice una investigación al respecto. El docente privado Marino Menozzi y su equipo tienen tres años para encontrar las razones del incremento de accidentes y proponer posibles soluciones. El cantón de Zúrich cofinancia la investigación.

Las estadísticas confirman que la zona delicada es relativamente delimitada. “De acuerdo a los datos proporcionados por el cantón de Zúrich, en los primeros 200 metros tras la entrada del túnel se sucede un fuerte incremento en la frecuencia de los accidentes.

Ya en el interior del túnel, disminuyen los casos, pero aumenta de nuevo en el tramo entre los 400 y los 200 metros antes de salir del túnel.

El ojo y la luz

Exteriormente, el laboratorio del profesor Menozzi resulta difícil de distinguir, pues las experiencias metodológicas se realizan en un viejo garaje de unos veinte metros cuadrados. Un asiento de automóvil, un volante, tres pedales y muchos cables conforman el simulador, ante una pantalla conectada a muchas computadoras.

“Existen estudios sobe la luminosidad con alrededor de 8.000 candelas (unidad que sirve para medir el destello de una fuente luminosa percibida por el ojo humano) por m2 en el exterior y de 50 a 60 candelas por m2 al interior, justo después de la entrada de un sitio oscuro”, explica Marino Menozzi. “El ojo humano requiere de un momento para adaptarse al cambio. Durante un instante, el conductor sufre de ceguera. La percepción del movimiento se afecta, lo que puede provocar un momentito de desatención”.

Los efectos de un contraste mayor de luz no han sido aún estudiados. Y cabe señalar que en la entrada del nuevo túnel de Uetliberg, sobre el contorno oeste de Zúrich, Marino Menozzi ha medido 14.000 candelas por m2 en el exterior.

Envejecimiento poblacional

Además, agrega el investigador, el problema de los contraste corre el riesgo de hacerse más agudo con el envejecimiento poblacional. Una persona de 55 años requiere de más luz que un joven de 20 años. Paradójicamente, una luminosidad creciente resulta contraproductiva puesto que afecta diversas partes del ojo, como la córnea. Un individuo de mayor edad también está más propenso a los deslumbramientos, precisa el físico, especializado en el tema de la visión.

Pero el contraste luminoso no es el único obstáculo en la entrada de un túnel: la arquitectura, el color y la elección de los materiales de esa arteria juegan un papel importante. “El cemento se vuelve cada vez más claro, lo que provoca mayor luminosidad. Los espacios con plantas verde oscuro dispuestos en el portal, utilizados en el pasado, resultaban mucho más propicios para disminuir el deslumbramiento”.

En diversos contrastes luminosos, el simulador permitirá examinar las reacciones de los conejillos de indias que sean dispuestos para el experimento, cuyo número debe aún ser determinado para obtener los resultados representativos deseados. Los investigadores quieren medir la percepción de la velocidad y de la posición del vehículo precedente y su grado de comprensión ante señalamientos y objetos que se encuentran en su contexto visual.

Las pupilas serán analizadas: un casco registrará su movimiento. “Queremos saber dónde centra su mirada el conductor en el momento de entrar en un túnel”, explica Marino Menozzi.

Cuestión de costos

¿No resulta suficiente aumentar la luz al inicio del túnel para disminuir el contraste? “Esto nos plantea un problema de consumo energético. El contorno oeste de Zúrich consume, por ejemplo, la misma electricidad que todo un pequeño poblado aledaño… No obstante, el costo promedio de un pequeño accidente de auto es de 400.000 francos, lo que también es mucho”, responde el investigador.

Marino Menozzi no se imagina ahora que haya la necesidad de modificar drásticamente el estado actual de todas las entradas y salidas de los túneles. “Los techos instalados en la entrada de ciertos túneles para crear una zona de transición parece que funcionan bien. Y son mucho mejor aceptados que las restricciones de velocidad o, -agrega en broma-, la exigencia de detenerse cinco minutos a la sombra para que el conductor se acostumbre a la oscuridad…”

En toda Europa se cuenta con alrededor de 700 túneles carreteros de una longitud superior a un kilómetro, de los cuales 8 tienen más de 10 km de largo. (Fuente: Comisión económica europea para promover la seguridad en los túneles, 2004).

En Zúrich. El túnel de Gubrist (3.3 km), sobre el entorno norte de la ciudad, ha sufrido un incremento de accidentes en su entrada y en su salida. En el último lustro ha registrado 88 casos, indica la policía zuriquesa.

Gotardo. En el cantón de Uri, donde se encuentra la entrada norte del túnel del Gotardo, la policía cantonal confirma que los accidentes próximos a sus portales son menos frecuentes que en los tramos abiertos.

La razón: “las medidas de dosificación de coches permiten que los vehículos pesados accedan de modo planificado, lo que conlleva a un flujo de tráfico homogéneo en el túnel”.

(Traducción: Patricia Islas)

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