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“Me enamoro de una persona y no de un género”

Runa Wehrli con sombrero sentada en una cafetería con un libro y un cafe.
Con 18 años, Runa Wehrli ha evolucionado hacia un universo artístico y sueña con ser actriz. Thomas Kern/swissinfo.ch

Amar a una persona antes que amar a un hombre o a una mujer. Esta es la filosofía de Runa Wehrli que, a sus 18 años, se define bisexual y habla abiertamente de ello. Una orientación asumida y aceptada por su entorno, aunque la sociedad no siempre la tome en serio. 

¿Qué significan las siglas LGTBIQ?

Este acrónimo se utiliza para designar a lesbianas, gays, personas transgénero, bisexuales, intersexuales y queer. Para definir las distintas orientaciones sexuales e identidades de género van surgiendo nuevos términos.

Sin embargo, detrás de cada una de esas palabras se esconden historias de personas cuyas vidas a veces han resultado difíciles. Otras, sencillas. Y todas, únicas. Por eso dedicamos esta serie a retratar a las personas detrás de cada uno de los términos que componen el acrónimo LGTBIQ.

Queremos darles la palabra y revivir con ellas sus sueños, logros y reivindicaciones. Esta serie se publicará en suwisinfo.ch a lo largo de las próximas semanas.

Lleva sobre su sombrero negro unas antiguas gafas de aviador metalizadas. Un estilo que ya deja entrever el universo creativo de Runa Wehrli. Una joven de 18 años, apasionada por el teatro, los juegos de rol y el diseño. En las redes sociales unas veces aparece disfrazada de elfo; otras, con sombreros peculiares o el pelo teñido de azul.

Igual que se mete en la piel de personajes fantásticos e imaginarios, Runa ha aprendido a conocerse. Prueba de ello es la seguridad y madurez con la que describe sus sentimientos. Piensa que el amor no debe reprimirse por las barreras establecidas por la sociedad: “Me enamoro de una persona y no, de un género”.

Un principio que ella siempre ha tenido claro y del que no ha dudado. “Las tres primeras personas de las que me enamoré eran chicos, pero un día me enamoré de una chica”. Unos sentimientos que aceptó y compartió con naturalidad con su familia. “Siempre hemos hablado sobre las relaciones abiertamente. Así que no veo por qué debería haberles ocultado que estaba enamorada”.

Para sus padres nunca fue un problema que tuviera una relación con una chica o con un chico. “Como me he criado en una familia abierta, nunca tuve que ‘salir del armario’. Me gusta hablar sobre mi vida sentimental con mi entorno”, señala. Hasta el pasado mes de enero, Runa vivía en pareja con una chica. “Mis padres estaban contentos por mí. En cambio, creo que la familia de mi compañera verdaderamente no lo entendía. Pensaban que éramos amigas íntimas”.   

¿Habrá que decidirse algún día?

Sin pareja ahora, Runa acaba de terminar el bachillerato y sigue abierta al amor. Negándose a asignarle un género. “Al principio, mi madre me preguntó: ‘¿No crees que tienes que elegir?’ Le dije que no, y lo entendió”. Considera que la sociedad da demasiada importancia a las categorías: “Antes de ser hombres o mujeres, somos seres humanos. Incluso si mañana aparece el hombre o la mujer de mi vida, y durante el resto de mi existencia estoy en una relación monógama, no significará que he elegido”.

“Creo que cuando estás seguro de ti mismo y te aceptas, es más fácil que lo entiendan los demás”.
Runa Wehrli 

Jamás ha tratado de ocultar su orientación sexual. Ni en la escuela, ni en casa, ni en sus ratos libres. Jamás se ha sentido discriminada ni ha sido objeto de homofobia, a pesar de haber crecido en un municipio rural y conservador del cantón de Glarus. “Creo que cuando estás seguro de ti mismo y te aceptas, es más fácil que lo entiendan los demás. Hay muchas cosas de las que no estoy segura en la vida, pero mi orientación sexual es algo de lo que no dudo”, puntualiza.

La bisexualidad no se toma demasiado en serio

Runa se prepara para ir a Berlín a recibir clases de teatro durante tres meses. Tal vez el trampolín para poder entrar en una escuela que le permita comenzar su formación como actriz.

La comunidad artística es particularmente abierta. Especialmente en temas de orientación sexual, apunta. Su mundo está compuesto de personas tolerantes y comprensivas. Se siente “afortunada” porque sabe que no siempre es así. “En la escuela noté que algunos de mis compañeros creían que la bisexualidad era algo especial, incluso aun siendo tolerantes”.

También ha experimentado reacciones negativas o incomprensiones. Y recuerda el comentario despectivo de un viandante que la vio besando a su chica al salir del cine. Aunque solo son palabras, pueden hacer daño. “Si estas reacciones hubieran sido de personas cercanas, las cosas habrían sido más difíciles para mí”, manifiesta.

En una sociedad que permanentemente clasifica, categoriza y evalúa, las personas que se niegan a elegir entre hombres y mujeres pueden molestar o desconcertar. “El problema principal es que a veces no me toman en serio. Algunas personas, incluso dentro de la comunidad LGTBIQ, no lo entienden y piensan que no soy ni del todo hetero ni verdaderamente homo”, dice Runa. Y luego están aquellos hombres que creen que ser bisexual significa poder tener a dos mujeres en la cama. Otras personas le han dicho que acabará encontrando “al hombre que necesita”.

También se ha enfrentado a la opinión de sus abuelos. “Traté de explicarles, pero creo que he fallado. Opinan que soy demasiado joven y que se me pasará”, cuenta. Ella considera que es un problema generacional.

Un asunto privado

Estas reacciones afectan a la joven que espera que llegue el día en el que las diferentes orientaciones sexuales se traten como algo “normal”. En Suiza debe empezar por incluir el matrimonio para todos, dice al tiempo que confirma que muchos países europeos ya han dado el paso. “La sexualidad no debe ser un tema político. Es un asunto privado y cada uno debería poder hacer de manera libre lo que le hace feliz”.

Para ella los medios de comunicación también desempeñan un papel importante. Y explica que todavía hoy, para llamar la atención sobre las desigualdades, es necesario exponer a las minorías sexuales. Sin embargo, en su mundo ideal, “habría películas en las que el protagonista sería bisexual, sin que este fuera el tema principal”.

Citando a Shakespeare, escribe bajo uno de los dibujos que publica en su cuenta de Instagram, “¡Morir… dormir, dormir!, tal vez soñando”.

Traducción del francés: Lupe Calvo

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