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¿El auge de las herencias amenaza la cohesión social?

Dagobert Duck
Sentado sobre su botín, el Tío Rico [Tío Gilito, en España] no quiere compartir. Keystone / Str

En Suiza cada vez se hereda más dinero. Pero las herencias perpetúan las desigualdades sociales de una generación a otra. ¿Son una injusticia?

Serie: Desigualdades sociales en Suiza

Uno de cada dos francos en manos de la población suiza proviene de una herencia. Esta cifra, en 2015, era de 63 000 millones de francosEnlace externo. Y según una estimación reciente, alcanzará casi 95 000 millonesEnlace externo, en 2020. En veinte años, el valor de las herencias se ha más que duplicado. Y, en un siglo, nunca ha estado tan alto.

Las causas de este aumento –según un estudioEnlace externo de 2015–  son al mismo tiempo históricas, económicas y demográficas. La economía suiza conoció una fase de crecimiento en la posguerra. Esto hizo que algunas personas que crecieron durante esa época se enriquecieran. Y mueren ahora, cada vez más ricas. Las personas mayores de 85 años conforman el grupo de edad más adinerado del país. También puede jugar un papel importante el aumento del valor de los bienes inmuebles y el precio de los valores.

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Distribución desigual

En Suiza las herencias están distribuidas de manera muy desigual, porque, ya de por sí, la riqueza se distribuye de forma desigual. Como mínimo un tercio de la población nunca heredará. Y el valor de una herencia, en el 35% de los casos, no supera los 50 000 francos.

Las herencias transmiten las desigualdades sociales a la siguiente generación. Pero para Peter BreitschmidEnlace externo, profesor emérito de Derecho y consultor de un bufete de abogados especializado en derecho de sucesiones, si se excluye a los superricos, los legados no refuerzan las desigualdades. “La riqueza exagerada también se transmite y acumula a través del trabajo excesivamente remunerado o el matrimonio”, explica.

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Marius BrülhartEnlace externo, profesor de Economía de la Universidad de Lausana llega a la misma conclusión. “No hay ninguna prueba sólida de que las herencias y donaciones consoliden o refuercen las desigualdades económicas”. Un aumento de los flujos de sucesiones no significa automáticamente una mayor concentración. Un estudio basado en datos de las autoridades fiscales de Zúrich concluye que las herencias incluso tienden a equilibrar la distribución de la riqueza.  

No lo ve así Robert FluderEnlace externo, profesor de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Berna. “Solo un grupo pequeño hereda mucho, y la mayoría son personas que ya tienen dinero. Las herencias, por lo tanto, conducen a una concentración aún mayor de la riqueza, sobre todo entre las personas mayores adineradas”. En este sentido, las herencias ya serían un factor de refuerzo de las desigualdades sociales. “Para que las herencias conduzcan a una mayor igualdad, todo el mundo debería heredar la misma cantidad”.

¿Es justa la herencia?

Heredar es recibir dinero sin tener que hacer nada para ello. Surge entonces la pregunta, ¿es justo? Peter Breitschmid, a su vez, pregunta: “¿Sería más justo no heredar?”. Y añade: “Después de que alguien muera, no puedes evitar poner en orden. Y en una sociedad rica como la nuestra, inevitablemente hay cuestiones de dinero”.

Para el consultor, las oportunidades de formación son mucho más importantes que la herencia. Pero, como él mismo admite, en cierto modo, también son heredadas. “Las posibilidades de formarse bien no dependen de la herencia, sino de las redes en las que se encuentran las personas más ricas”. Para Peter Breitschmid, esta es la razón por la cual las escuelas públicas son especialmente importantes para la igualdad de oportunidades.

Robert Fluder, por su parte, cree que la herencia socava la igualdad de oportunidades. En este sentido, ciertamente es una cuestión de justicia. Y los factores de desigualdad se acumulan. “Quienes tienen pocas posibilidades de acceder a una buena educación también heredan muy poco”. El impuesto de sucesiones (al transferir recursos a quienes los necesitan) podría reducir la desigualdad social y conducir a una mayor justicia. “Invirtiendo el producto de este impuesto, por ejemplo, en la política familiar, educación o en las pensiones de vejez”, sugiere el profesor.

Los herederos pagan muy pocos impuestos

Si se compara con el resto del mundo, el impuesto de sucesiones es bajo en Suiza. En los últimos años la mayoría de los cantones lo han abolido por completo para los descendientes directos. Sin embargo, según los sitios, los herederos que no tienen ningún vínculo familiar con la persona fallecida tienen que pagar un impuesto de sucesión alto. A veces las diferencias en competitividad fiscal entre los cantones son enormes.   

Según cálculos recientes de Marius Brülhart, en 1990 por cada franco heredado se pagaba en concepto de impuestos una media del 4,1%. En la actualidad solo se paga el 1,4%. Esto significa que el impuesto de sucesiones ha disminuido casi dos tercios en tres décadas. Para el profesor, esta fue una operación deficitaria para las finanzas cantonales. “La ola de recortes en el impuesto de sucesiones fue motivada por una supuesta competencia fiscal, pero en realidad la gente rica no se trasladó por el impuesto de sucesiones”, dice.

A favor o en contra del impuesto de sucesión

El impuesto de sucesiones a menudo es objeto de disputas políticas en Suiza. Sus defensores sostienen que la herencia es una injusticia y viola el principio liberal de que el éxito económico se deriva del rendimiento individual. Y defienden que al menos las herencias deberían estar sujetas a impuestos.

Quienes se oponen al impuesto de sucesiones, por el contrario, argumentan que el dinero ya está gravado por el impuesto de la renta y el impuesto del patrimonio, y consideran que este último equivale casi a un impuesto de sucesiones a plazos.

Peter Breitschmid está de acuerdo. “La discusión política regularmente gira en torno a una comparación con Alemania, que no tiene impuesto sobre el patrimonio y grava, por lo tanto, las herencias. Pero si se calcula el importe del impuesto suizo sobre el patrimonio a lo largo de una generación, las cifras se acercan a las del impuesto de sucesiones alemán”, indica el consultor.

Para Marius Brülhart, al final, “desde el punto de vista económico, no hay mucho que decir en contra de trasladar la carga fiscal del impuesto sobre el patrimonio a la herencia”. A diferencia del impuesto sobre la renta, el impuesto de sucesiones apenas dificulta el desempeño de la persona que lo paga. “Desde el punto de vista de la justicia, parece más razonable gravar los bienes heredados que los bienes ganados por el propio esfuerzo”.

Traducción del francés: Lupe Calvo

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