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En 2020 Suiza debatirá y votará cuestiones de índole moral

© Keystone / Gaetan Bally

A Suiza le seguirá yendo bien en 2020. Este país continuará siendo rico, con poco desempleo y poco riesgo de crisis económica. El nuevo año traerá consigo cuestiones de responsabilidad y transparencia.

Nuestra perspectiva anual Parte I se centra en la economía. La Parte II analiza la política.

El motor de Suiza funciona perfectamente.

En un panorama económico mundial bastante sombrío, Suiza debería seguir manteniéndose bien en 2020. Los expertos de la Secretaría de Estado de Asuntos Económicos (SECO) esperan que “la dinámica económica básica sea substancialmente idéntica a la de 2019”, con una tasa de crecimiento del producto interior bruto (PIB) estimada en el 1,7%. Según los pronósticos, la tasa de desempleo (2,4%) y de inflación (0,1%) se mantendrán en niveles extremadamente bajos.

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La industria farmacéutica volverá a cumplir con su papel de motor de las exportaciones suizas. El crecimiento de la población, el envejecimiento y una mejora ininterrumpida del nivel de vida impulsan una demanda mundial de medicamentos y tratamientos avanzados “hechos en Suiza”, y hace que el sector sea inmune a las guerras comerciales y crisis geopolíticas. Hoy día casi uno de cada dos francos obtenidos por las empresas suizas en el extranjero procede del sector de la salud.

Turbulencias en la banca y el sector relojero

Lo que es válido para Roche, Novartis, Actelion y otras compañías no puede aplicarse igual a otros sectores emblemáticos de Suiza. Es probable que la industria relojera se vea afectada por la difícil situación que atraviesa Hong Kong, el mercado más importante del sector. Al mismo tiempo, el crecimiento de los relojes inteligentes, que implica principalmente a las nuevas marcas activas en el sector, podría debilitar aún más las exportaciones de relojes.

Por su parte, tras una larga fase de reestructuración desde la crisis financiera de 2008, el sector bancario ha recuperado cierta estabilidad. Esto se ha logrado principalmente mediante las medidas tomadas para reducir las posiciones de riesgo y aumentar el propio capital. A pesar de las bajas tasas de interés, que suponen una carga sobre los márgenes, los banqueros suizos miran el futuro con mayor confianza, una vez más. Es probable que esta tendencia continúe en 2020.

A escala nacional, la negociación de un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos sigue siendo una prioridad. Dada la imprevisible política exterior de Donald Trump y la guerra comercial entre China y EE.UU. es difícil hacer predicciones en estos momentos. En cualquier caso, los diplomáticos suizos siguen convencidos de la posibilidad de iniciar conversaciones a corto plazo con el gobierno estadounidense. Eso sí, con un gobierno que desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha mostrado con Suiza una cara mucho más amable.

Con los jeques y los más poderosos del mundo

Suiza está invitada por Arabia Saudí a la cumbre del G-20 que se celebrará en Riad el próximo mes de noviembre. Es la primera vez que podrá participar en esta cumbre.

Pero la invitación no ha producido solo satisfacción. Las ONG acusan al régimen saudí de querer limpiar su imagen con la cumbre después del asesinato del periodista Jamal Khashoggi y de las continuas violaciones de los derechos humanos.


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En el futuro, las empresas transnacionales deberán pagar sus impuestos principalmente en los países en los que venden bienes y servicios, con independencia de si tienen presencia física en esos lugares o no la tienen. Es un cambio de paradigma de importancia histórica, que pretende garantizar, entre otras cosas, que los nuevos gigantes de la web, como Google o Amazon, ya no puedan escapar de las autoridades fiscales. El proyecto prevé también la introducción de una tasa mínima mundial en los sistemas de tributación de las empresas, con objeto de evitar que sus ganancias vayan a parar a paraísos fiscales.

Suiza es uno de los países que está luchando contra esta importante reforma, porque podría costarle alrededor de 5 000 millones de francos al año en ingresos fiscales.

El riesgo de crisis es pequeño, pero existe

Los expertos advierten del calentamiento del mercado inmobiliario en EuropaEnlace externo y en SuizaEnlace externo. Debido a los bajos tipos de interésEnlace externo, los inversores se ven empujados a realizar inversiones inmobiliarias.

En Suiza se encuentran especialmente en peligro las aglomeraciones urbanas y las zonas rurales: bajo la presión de invertir, se ha construido por encima de la demanda existente. El resultado hoy son las viviendas desocupadas. Un experto ha declarado a swissinfo.ch que en las zonas rurales se llegará a una situación estructural de viviendas desocupadas. Se habla de vacío estructuralEnlace externo cuando no hay demanda durante un periodo de tiempo más largo, lo que suele ocurrir en las zonas estructuralmente más débiles.

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Cualquier chispa podría hacer estallar la burbuja. Este riesgo podría darse, por ejemplo, si se produjera un cambio en la política monetaria con el aumento de las tasas de interés, una recesión global o una disminución de la inmigración debido a un empeoramiento de las relaciones con la UE, en el caso de que se rescindiera el acuerdo de libre circulación de personas.

Una mirada retrospectiva muestra que los precios de las propiedades inmobiliarias se hunden cada 20 años aproximadamenteEnlace externo. La última crisis inmobiliaria en Suiza tuvo lugar a principios de la década de 1990. Desde hace algunos años los especialistas vienen advirtiendo de la burbuja. Visto de esta manera, la explosión de la burbuja es algo casi por descontado.

Por lo tanto, es posible que la crisis inmobiliaria llegue realmente en 2020, al menos en nuestro país.


¿Se puede ganar dinero con armamento?

La producción suiza de armamento no puede exportarseEnlace externo a países donde se libran conflictos armados. Pero Suiza invierte en armas que se utilizan para hacer la guerra. Una iniciativa popular pretende cambiar esta situación.

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La iniciativa “Por una prohibición de la financiación a los productores de material bélicoEnlace externo” exige que el Banco Nacional Suizo (BNS) y las fundaciones e instituciones cantonales y profesionales de pensiones tengan prohibido financiar a empresas que generen más del 5% de su facturación anual mediante la producción de material bélico. Los impulsores de la iniciativa sostienenEnlace externo que la población ya no está dispuesta a que su dinero sea invertido en contra de sus convicciones éticas.

Aunque se obtuvieron más de 130 000 firmas en poco tiempo, la iniciativa tendrá una situación difícil en las urnas. Las organizaciones empresariales, así como el propio gobiernoEnlace externo, recomiendan que se rechace, basándose en que no conduce a lograr el objetivo deseado. En cambio, tendría un impacto negativo sobre la actividad de las instituciones mencionadas. Habría que añadir también que debilitaría la plaza financiera nacional y la industria suiza.

¿Pueden las empresas comprar la política?

Suiza es campeona mundial en cuestiones de democracia directa. Sin embargo, a menudo se queda atrás en las clasificaciones internacionales de democracia por falta de transparencia en la financiación de la política.

Suiza es el único de los 47 Estados Miembros del Consejo de Europa que no dispone de una ley sobre la financiación de los partidos. Tampoco hay reglas para financiar las campañas electorales o las votaciones. Suiza tampoco respeta las disposiciones pertinentes del Grupo de Estados contra la Corrupción del Consejo de Europa, y ha sido advertidaEnlace externo en repetidas ocasiones.

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Sin embargo, la era de la opacidad parece haber terminado. Podría ser algo más diáfana a finales de 2020, dependiendo de cómo se pronuncie el pueblo sobre la iniciativa de transparencia. La propuesta contiene reglas detalladas sobre cómo debe informarse de la financiación de los partidos, así como de las campañas electorales y de las votaciones. La iniciativa prohíbe también la aceptación de donaciones anónimas y prevé sanciones en caso de infracción.

Aun siendo rechazada, la iniciativa tendrá efecto en Suiza. Las comisiones preparatorias de la Asamblea Federal han reconocido la necesidad de dotarse de una legislación en esta materia y quieren contrarrestar la iniciativa con una contrapropuesta indirecta, que es examinada en estos momentos por el Parlamento.

Ganancias a expensas de los pobres. ¿Es todavía posible?

Es probable que la iniciativa sobre la responsabilidad de las multinacionalesEnlace externo no llegue a ser votada en 2020. Pero el Parlamento elaborará este año un proyecto que logre quorum, después de haber dado vueltas a la idea durante los últimos años y haberla discutido sin resultado.

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La iniciativa obligaría a las empresas multinacionales con sede en Suiza a respetar los derechos humanos y las normas de protección medioambiental en todas sus actividades y llevar a cabo una esmerada verificación de esas obligaciones. Este compromiso debe también aplicarse a las filiales que la empresa controle en el extranjero.

Hay también una cláusula de responsabilidad. Es decir, quien cause daños debe responder por ellos y pagar por el perjuicio. De acuerdo con esto, las multinacionales con sede en Suiza deberán responder civilmente por violación de los derechos humanos o por provocar daños ambientales cometidos en el extranjero por sus empresas filiales.

Traducido del alemán por José M. Wolff

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