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Suiza no quiere cuentas opacas en sus bancos

Suiza quiere regularizar los capitales no declarados en bancos suizos. Keystone

El gobierno helvético se ha comprometido a regularizar todo depósito de titulares extranjeros no declarado en el país de origen, y a rechazar la llegada de nuevas fortunas poco transparentes.

Suiza negociará el mejor camino con cada gobierno, pero reitera su rechazo –pese a la insistencia de la Unión Europea- al intercambio automático de información fiscal.

Suiza es una plaza financiera vital para el mundo. En el presente, según el Ministerio de Finanzas, administra el 27% de las fortunas extranjeras invertidas en el planeta, lo que la convierte en líder en la materia.

Su competidor más cercano en la gestión de haberes internacionales es Gran Bretaña, con el 24% de los fondos mundiales.

Así, Suiza administra unos 3 billones de francos suizos, según estimaciones de la Asociación de Banqueros Suizos (ABS). Por ello, la transparencia con la que maneje dichas cuentas (y los rendimientos que generan) es fundamental para las arcas de múltiples gobiernos actualmente escasos de fondos tras la crisis.

Este jueves, el Ministerio suizo de Finanzas se comprometió a garantizar la regularización de toda cuenta de extranjeros no declarada y, sobre todo, a rechazar la llegada de nuevos depósitos opacos.
Con respecto al álgido debate sobre la conveniencia de suprimir también en Suiza el secreto bancario, el ministro de Finanzas afirmó que habrá tiempo para decidirlo.

Mayor apertura

Hans-Rudolf Merz dejó claro, en rueda de prensa en Berna, que “el gobierno suizo es favorable a la colaboración en materia de delitos financieros y es consciente de que posee una plaza financiera de gran relevancia para la economía helvética”.

Y justo por ello, agregó, tiene prevista toda una estrategia en materia de gestión de fondos no declarados.

Desde el 13 de marzo del año pasado, afirmó, Suiza eliminó la distinción entre ‘fraude’ y ‘evasión’ fiscal para cuentas de titulares extranjeros y ofrece asistencia administrativa internacional conforme a los estándares de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

En busca de caminos

“No hay caminos ideales”, precisó el ministro, Suiza deberá negociar por separado con cada gobierno la mejor solución para evitar la existencia de depósitos no declarados.

El impuesto de origen o una declaración espontánea acompañada de una amnistía fiscal serían algunos de los caminos a analizar, dejó entrever Merz, sin entrar en detalles.

Cabe recordar que en el primer caso, el impuesto de origen –visto con buenos ojos por Alemania- Suiza gravaría los fondos de ciudadanos extranjeros invertidos en su plaza financiera para luego transferir directamente dichos recursos a las arcas de los otros gobiernos.

Pero también sería posible una declaración espontánea, esto es, que el cliente interesado en depositar recursos en Suiza presente un documento que confirme que dichos capitales han sido declarados previamente al fisco del país de origen.

Y una amnistía fiscal –reducir o eliminar el castigo fiscal para quien declare voluntariamente sus cuentas ocultas- facilitaría el proceso de regularización previsto.

No, al intercambio automático

Merz destacó que Suiza tiene actualmente un total de 18 Convenios para evitar la Doble Imposición (CDI) negociados con otros gobiernos bajo las reglas de la OCDE.

El Gobierno espera que el Consejo de los Estados (cámara alta) ratifique los primeros cinco durante el próximo periodo de sesiones de la primavera, citó.

Lo anterior agilizará la regularización de haberes no declarados. Suiza está a favor de una mayor cooperación internacional en materia de delitos financieros, dijo. Pero “no cederá al intercambio automático de información porque esto sometería a los ciudadanos a un control permanente y violaría la esfera privada de los clientes de la banca”.

Hay reglas por respetar y una de ellas es que debe existir una demanda expresa para la colaboración administrativa.

¿Nuevo acuerdo con Bruselas?

La Unión Europea (UE) ha solicitado reiteradamente a Suiza el intercambio automático de información fiscal en el marco de un Acuerdo sobre el Acceso del Mercado de Servicios.

El ministro de Finanzas descartó nuevamente la posibilidad de concluir un tratado de esta índole, ya que existen muchas diferencias legales, institucionales y en materia de infraestructura, lo que implicaría negociaciones excesivamente largas y complejas.

No obstante, Suiza estaría dispuesta a negociar una extensión del Acuerdo de la Fiscalidad del Ahorro que negoció con la UE a principios de esta década, aunque Merz confirmó que por el momento Berna no ha recibido ninguna solicitud de Bruselas al respecto.

Sobre el debate que ha desatado la conveniencia de considerar la evasión fiscal como un delito también dentro de Suiza (y no sólo para clientes extranjeros), Merz afirmó que habrá tiempo para debatirlo en el futuro y que deben ser los jefes de las finanzas cantonales los que trabajen en el asunto.

Andrea Ornelas, swissinfo.ch

En 2010, el medio político y financiero han sostenido un activo debate sobre la conveniencia de eliminar en Suiza la distinción entre ‘evasión’ y ‘fraude’ fiscal, lo que implicaría el fin del secreto bancario como lo concibió y legalizó Suiza en 1934.
La razón: Actualmente, si un trabajador o un pensionado declaran algunos cientos o miles de francos menos de sus ingresos, son considerados defraudadores fiscales y se hacen acreedores a castigos severos.

En contrapartida, si un millonario invierte su cuantioso patrimonio financiero en la banca y omite deliberadamente declarar una o varias cuentas, incurre en una infracción fiscal menor (evasión), lo que le exime de penas sustanciales.

Los socialistas y los Verdes abogan por la abolición del secreto bancario en casos de evasión desde 2009. Una posición a la que se sumó este mes la derecha, en voz de los directores de Finanzas de los cantones.

La ministra de Justicia, Eveline Widmer-Schlumpf, también se declaró favorable (21.02) a considerar la evasión como delito. En su opinión, esta discusión cobró sentido cuando Suiza aceptó intercambiar información fiscal con los gobiernos con los que haya firmado un CDI.

Suiza suprimió (marzo de 2009) la distinción entre evasión y fraude fiscal para clientes de la banca helvética originarios de países con los que Berna negoció una Convención para Evitar la Doble Imposición (CDI) apegada a los principios de la OCDE.

Actualmente Suiza lleva negociadas una quincena de CDI con Austria, Dinamarca, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Gran Bretaña, Islas Ferroe, Luxemburgo, México, Noruega, Qatar y España, entre otros países.

Flexibilizar su secreto bancario le permitió abandonar (septiembre de2009) la ‘lista gris’ de la OCDE en la que Suiza figuró durante cinco meses junto países como Andorra, Bélgica, Luxemburgo, Mónaco y Chile, entre otros.

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