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Suiza promueve el debate sobre transplantes de órganos

Los científicos tienen grandes expectativas en las investigaciones que se realizan en el campo de las células matrices. Keystone Archive

'El futuro de los transplantes de órganos y qué precio estamos dispuestos a pagar en la lucha contra la muerte': es el título de un singular debate promovido por la embajada de Suiza en Berlín sobre las perspectivas de la investigación genética, así como sus límites legales y éticos aplicados a la salvación de vidas humanas.

El encuentro, en el que participaron científicos, expertos, religiosos y periodistas, sirvió para actualizar la acalorada discusión que ha generado el polémico tema del empleo de células matrices para profundizar en las investigaciones sobre el origen de la vida, con el objeto de utilizarlas eventualmente en las técnicas médicas de transplantes de órganos.

Suiza, tras una consulta a sus cantones, se apresta a aprobar una ley federal sobre transplantes de órganos, tejidos y células que deberá entrar en vigor previsiblemente en 2004.

El comité ético de la Academia Suiza de Ciencias Médicas rechaza la clonación humana con fines terapéuticos y la producción de embriones con fines de investigación y se inclina en sus recomendaciones del pasado mes de agosto por practicar investigaciones sobre “excedentes de embriones”, dando preferencia asimismo a promover la investigación de las células matrices que están en la sangre del cordón umbilical.

En Alemania rige desde 1997 una ley sobre donaciones, extracción y transplantes de órganos, pero la comunidad científica desató una viva discusión con sus nuevas recomendaciones para la investigación de células matrices de origen humano.

Los científicos alemanes se inclinan mayoritariamente por la implantación de un plan progresivo para estandarizar e internacionalizar la cooperación en la investigación de células embrionarias excedentarias, aunque bajo estrictas medidas de control. Rechazan, sin embargo, la clonación humana por no considerarla fundamentada ni necesaria, tanto desde el punto de vista científico como ético. Sobre la base de estas investigaciones, los científicos esperan estar en condiciones algún día de cultivar tejidos y órganos para los transplantes.

El Consejo de Europa también se ha ocupado de este tema y puso en vigor la Convención sobre Derechos Humanos y Biomedicina del 1 de diciembre de 1999, firmado y ratificado por nueve países. Suiza suscribió la convención aunque todavía no la ha ratificado parlamentariamente. Próximamente el Consejo de Europa aprobará un Protocolo Adicional a la Convención de Bioética sobre el Transplante de Organos y Tejidos de Origen Humano.

Los transplantes de órganos son hoy en día algo estándar en la asistencia médica y pueden salvar la vida a personas que se encuentran gravemente enfermas o mejorar las condiciones de vida de aquellas que se encuentran inválidas.

Esta situación fue lograda gracias a innumerables investigaciones. Los éxitos del futuro dependen en gran medida de la investigación básica. Hoy los científicos no solamente quieren mejorar las técnicas de transplantes de órganos, sino que tienen grandes expectativas en las investigaciones que se realizan en el campo de las células y tejidos humanos.

Estas investigaciones han llevado a conclusiones que han desatado agitados debates sobre los principios humanos y éticos de estos trabajos. La discusión es sumamente delicada, ya que por un lado se trata de proteger la vida de un organismo no nato, en estado fetal, y por otro de preservar la vida de un ser humano adulto.

“La lista de cuestiones abiertas es inmensamente larga”, afirmó en la reunión Andrea Arz de Falco, presidenta de la Comisión Federal de Etica sobre Técnicas Genéticas en el ámbito no humano.

“Esta situación documenta menos un déficit en la reflexión ética y mucho más la inseguridad de la base de datos existente, la responsabilidad hipotética de las promesas en la medicina, así como la falta de decisiones políticas, de legislación y de orientación social”, señaló la teóloga suiza.

“La cuestión fundamental es el futuro que deseamos alcanzar a través de la investigación y la medicina; nuestra disposición a analizar alternativas, a no tirar por la borda nuestro escepticismo sano ante las grandiosas promesas, a esclarecer meticulosamente cuestiones fundamentales por medio de la investigación en animales y aguardar la aplicación en los seres humanos hasta que los métodos éticamente problemáticos, como la clonación o el empleo de embriones, sean suplantados con alternativas o que su utilidad sea tan evidente que pueda ser introducida una ponderación responsable”, agregó.

“El avance de la ciencia es imparable”, subrayó por su parte el profesor Norbert Hilschmann, del Instituto Max Planck de Medicina Experimental, con sede en la ciudad universitaria alemana de Gotinga. “Si la medicina se hubiera sujetado a las prohibiciones de la Iglesia en el siglo XIX, jamás se hubiera podido estudiar la anatomía humana”, añadió.

“La medicina, con sus investigaciones sobre las células matrices, se dirige hoy en día hacia el mejor conocimiento del origen de la vida, un tabú religioso. Dentro de 50 años, todas estas discusiones éticas y religiosas sobre los transplantes de órganos serán apenas una anécdota, dentro de la evolución de la historia de la ciencia”, concluyó.

Juan Carlos Tellechea, Berlín

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