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Suizos campeones europeos de la innovación

Claudio Lucchesi, el laureado, junto a su estimulador de circulación cerebral. swissinfo.ch

Empresa médica, de un investigador de Lausana, recibe el primer premio de la innovación tecnológica del Wall Street Journal.

También es distinguido otro investigador, de Zúrich, y la Universidad de Friburgo gana una mención de honor.

La aplicación de la física en las ciencias médicas es uno de los desarrollos más interesantes de los últimos años en el campo de la investigación de vanguardia.

Es precisamente en este sector en el cual ha sido activo Claudio Lucchesi, fundador de ABMI (Inteligencia Biomédica Aplicada) empresa que ha sido recompensada con el primer premio de la edición europea del Wall Street Journal.

Ciudadano suizo e italiano, Lucchesi estudió física teórica en la Universidad de Ginebra y obtuvo dos doctorados, uno en Alemania y otro en el MIT, de Boston.

“La medicina es un campo que siempre me ha interesado y que me ha dado la sensación de poder hacer algo útil”, comenta el investigador a Swissinfo.

Una experiencia personal

“Cuando estaba en la Universidad, mi padre tuvo tres pequeños accidentes cerebro-vasculares. Ahora está bien, pero esta experiencia me motivó para buscar tratamientos destinados a personas afectadas por trombosis u otras enfermedades de este género”, revela Claudio Lucchesi.

El Investigador recibió la distinción por su trabajo en la creación de una línea de productos realizados y por realizar. Un programa informático está listo para ser lanzado al mercado. Podría ser utilizado en hospitales para obtener una imagen más precisa del cerebro en pacientes afectados por problemas cerebro-vasculares.

En el futuro la empresa ABMI espera desarrollar también un aparato portátil, de la talla de un ‘walkman’, destinado a detectar las embolias cerebrales.

En los países desarrollados, estadísticamente, los accidentes cerebro-vasculares representan la tercera causa de mortalidad, después de las dolencias cardíacas y el cáncer. Ahora bien, si es fácil diagnosticar un infarto, es mucho menos sencillo detectar una enfermedad cardiovascular y determinar cuál debe ser la terapia.

No es fácil encontrar fondos

“Suiza es un país muy fuerte en el campo de la investigación, pero la ayuda que puede aportarse a una persona que quiere crear su propia empresa se limita sobre todo al acompañamiento técnico. Lo más difícil es encontrar el dinero”, declara Claudio Lucchesi.

El investigador espera que el premio del Wall Street Journal anime a los nuevos inversionistas potenciales. Esta recompensa representa un reconocimiento en términos de prestigio, pero no de dinero.

Para fundar su empresa –integrada por otros cuatro ingenieros- Claudio Lucchesi necesitó 100.000 francos suizos. El investigador sacó esta suma de sus economías personales. Pero, para desarrollar su línea de productos necesitará, por lo menos, medio millón de francos durante los próximos meses.

Además de primas y ayudas suministradas por diferentes agencias de apoyo a las pequeñas y medianas empresas, Claudio Lucchesi se ha beneficiado de la ayuda de la división que se ocupa de las pequeñas empresas tecnológicas en la Comisión Federal para la Tecnología y la Innovación.

Este departamento ofrece ayuda financiera a las universidades y a las escuelas politécnicas federales suizas para que colaboren con pequeñas empresas activas en la investigación aplicada.

Años fecundos para Suiza

La mayor parte de los premios 2003 del Wall Street Journal quedaron en manos de Gran Bretaña y Suiza.

Fuera de este primer premio atribuido a ABMI, la medalla de plata fue concedida a ‘Speedscript’, una microempresa de tecnología, de Zúrich, que ha desarrollado un sistema de reconocimiento de la escritura manual para las agendas electrónicas y otras pantallas táctiles.

En fin, la medalla de honor fue concedida a la Universidad de Friburgo por el desarrollo de un aparato que mide los campos magnéticos dentro del corazón humano.

Los premios del Wall Street Journal parecen confirmar que la fecundidad científica de Suiza es un factor que permite frenar la fuga de cerebros hacia los Estados Unidos, fenómeno del cual Europa se queja desde hace mucho tiempo.

Todo esto, incluso cuando el giro a la derecha del gobierno suizo hace pensar en las amenazas contra los presupuestos destinados a la investigación. Sin embargo, para frenar o atraer a los investigadores, se necesita quizá algo más que un clima propicio a las inversiones y a la investigación.

“Pienso volver un día al MIT, en Boston, para estar en contacto con tantos otros excelentes científicos dispuestos a dar lo mejor de sí mismos. También porque en Estados Unidos me siento menos extranjero que en Suiza”, afirma Claudio Lucchesi.

El investigador concluye: “aunque haya nacido y crecido en Suiza y a pesar de que poseo la nacionalidad suiza, con mi nombre, me siento un poco extranjero. En Estados Unidos, por lo menos, todos son inmigrados”.

Swissinfo, Rafaella Rossello
(Traducción: Jaime Ortega)

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