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Suizos y migrantes por la conservación ambiental

Aprender como un juego y aplicarlo directamente: el reciclaje a través de una pieza teatral. swissinfo.ch

Más de 250 ciudades suizas se sumaron a la iniciativa 'Verdaderos valores', que busca concienciar a la población sobre el manejo correcto de los desechos, el reciclaje y el compost.

Varios extranjeros participaron con entusiasmo en esta acción en las localidades de Langenthal y Uster.

En albanés, tamil, turco, portugués o español, repartieron volantes y folletos o presentaron piezas teatrales creados por ellos mismos, para sensibilizar a sus conciudadanos en temas ambientales y de paso, mostrar su deseo de integración en un país que es modelo en el tratamiento de los desechos.

Hacía falta un trabajo conjunto con migrantes, no sólo porque ellos representan algo más del 20% de la población residente en Suiza, sino también porque muchos de ellos carecen de conocimientos o tienen diferentes ideas sobre la protección ambiental, el manejo de desechos y el trato del espacio público.

Estas ideas diferentes dificultan la integración del migrante, según la fundación Protección práctica del medio ambiente de Suiza (pusch) y la Oficina de Asesoría en conflictos y violencia interculturales (tikk), organizadoras de esta iniciativa, celebrada los días 19 y 20 de mayo.

Comunicación en el idioma materno

‘Verdaderos valores 2006’ involucró por primera vez a migrantes en dos proyectos piloto, en Langenthal (cantón Berna) y en Uster (cantón Zúrich). “La comunicación de temas ambientales no fue como hasta ahora sólo en alemán, también en el idioma materno del migrante”, señala a swissinfo Verónica Gmür, directora de la sección Ambiente y Energía de Langenthal.

Además de transmitirles conocimientos en su idioma, el proyecto integró a migrantes en la organización y ejecución de la jornada. “Suizos y extranjeros llevamos a cabo este ‘Día del reciclaje’. Los migrantes estuvieron muy motivados, el esfuerzo de algunos es realmente fantástico”, destaca Gmür.

Aportaron muchas ideas y las llevaron a la práctica, por ejemplo representando teatralmente el reciclaje, agrega esta funcionaria de Langenthal, ciudad con un 20,5% de población extranjera, la mayoría de Kosovo, la antigua Yugoslavia, Sri Lanka y, en menor proporción, de Italia, España, Vietnam y Colombia.

La comunidad hispana estuvo presente con un stand a cargo del Centro Español de Langenthal. Rosa María Rodríguez participó porque quiere sensibilizar a los clientes del bar que tiene el centro para “tratar mejor la basura, porque si estropeamos nuestro entorno, que es único, se acaba todo”, señala.

“Vivimos en este país, aceptemos su modo de vida”

Manuel Turnez, que vive desde hace 23 años en Suiza, dice: “Me pidieron echar una mano y acepté porque todos debemos estar capacitados en este rollo (los temas ambientales), aun cuando, como en mi caso, no hable tan bien el alemán”. Y Fernando Fiorito, italiano que radica hace 33 años en Suiza, con su participación quiso mostrar su interés por la conservación y la integración. “Vivimos en este país y debemos aceptar su modo de vida”.

En otro stand, el jamaicano Jerome Ricketts, que llegó a Suiza hace dos años en Suiza y trabaja como ayudante de cocina, señaló que “el reciclaje es más importante en Suiza que en mi país. Quiero tener hijos (está casado con suiza) y enseñarles a tratar bien nuestro entorno. Me siento muy bien haciendo esto”.

Una pareja vietnamita, por su parte, participó activamente en el ‘teatro del reciclaje’. “Mi esposa me comentó de este proyecto y acepté participar porque se trata de apoyar algo tan importante como la conservación de nuestro entorno”, refirió el técnico electrónico Lam Trung, que vive en Suiza hace 26 años.

“Lo que hemos aprendido en los grupos de trabajo lo hemos comunicado a nuestros hijos de 17 y 14 años. Estamos integrados a esta sociedad y proyectos como éste movilizan a toda la población y ayudan a otros extranjeros a integrarse en Suiza”, agregó.

Carecen de información específica

Brigitte Käser, asesora de compost de Langenthal, informó que a menudo a los migrantes les falta la información por sus escasos conocimientos del alemán. “Conocen los materiales corrientes, pero en casos especiales – por ejemplo un vaso de la cristalería no va al recolector de vidrio – necesitan explicaciones más precisas”.

Repartimos volantes y hubo poca respuesta, por eso los involucramos en grupos que funcionaron bien, indicó. “Los migrantes participaron e hicieron muchas propuestas, esperamos mejores resultados”, dijo Käser, antes de acompañar a su hija, de nueve años, de padre indonesio, a participar en el ‘teatro de reciclaje’.

Hilde Lanfranchi también es asesora de compost en Langenthal. Ver que de la basura sale la mejor tierra le motivó para iniciarse en la tarea hace 17 años. “Al principio se echaba carne o queso al pozo de compost, se pensaba que era un tacho de basura. Hoy, después de cursos en colegios y asociaciones, ha crecido la conciencia ambiental de la población”.

¿Ignorancia o comodidad?

Pero no necesariamente entre los migrantes, en opinión de Lanfranchi. “Hay grupos que reaccionan positivamente, no así otros, tal vez por falta de conocimientos o por comodidad. Cerramos algunos lugares de compost porque encontrábamos latas, botellas de plástico o pilas. Claro que hay suizos que tampoco manejan bien la basura, pero después de tantos años, la mayoría ha captado cómo funciona el reciclaje”, afirma.

Veronica Gmür no cree que tirar la basura a la calle o depositarla en contenedores públicos destinados a otros fines sea una costumbre más marcada entre los extranjeros. “No quisiera decir que sólo ellos causan esos problemas, lo cierto es que muchos no acceden a la información en alemán. En esta jornada queremos informarles personalmente y en su idioma”.

“Queremos compartir con otras comunas la experiencia acumulada en Langenthal. Trabajar por el medio ambiente es defender los fundamentos de la vida, si lo destruimos hipotecamos nuestro futuro”, dijo finalmente Gmür, mientras se escuchaban las notas musicales de instrumentos rescatados de la basura.

En Uster, se realizó el ‘Día de traer y llevar’. Electrodomésticos que algunos no utilizan más, se entregaron en un depósito, donde fueron clasificados y expuestos en stands. Allí los visitantes eligieron los aparatos que necesitaban en sus casas.

También recibieron paquetes con desechos que debían llevar al depósito correspondiente, donde recibían información en su idioma materno sobre reciclaje. Aprendieron cómo ahorrar energía en la vida cotidiana, condujeron bicicletas y autos eléctricos ahorradores de energía y los niños hicieron manualidades con material reciclable.

En otras ciudades suizas, los ‘mercados de pulgas’ o visitas guiadas a las instalaciones de quema de basura mostraron cómo se puede evitar la basura, cuidar los recursos y eliminar los desechos de manera competente y con convicción.

swissinfo, Rosa Amelia Fierro, Langenthal

Suiza, con 7,45 millones de habitantes, trata grandes cantidades de desperdicios:
Papel y cartón: 1,6 millones de toneladas
Materia orgánica:1,3 millones de toneladas
Desechos de la construcción: 11,1 millones de toneladas
Vidrio: 315.000 toneladas
Chatarra electrónica: 82.000 toneladas

La creciente producción de desechos es el resultado de productos de consumo que tienen ciclos cada vez más cortos, de nuevas costumbres de consumo y de cambiantes conceptos de valores.

Con una cuota de retorno del 95%, Suiza es líder mundial en la recolección de vidrio. Un electrodoméstico fuera de servicio puede ser devuelto gratuitamente en cualquier establecimiento de aparatos electrónicos, sin que se tenga que comprar uno nuevo.

En el reciclaje de baterías se recupera hasta el 65% de materiales como zinc, mercurio y ferromanganeso. Y se puede construir una nueva casa con hasta el 90% de cemento reciclado.

La quema al aire de libre o en chimeneas de basura o madera usada está prohibida. En esta práctica se producen emisiones de dioxina 100 veces más altas que en las instalaciones construidas para tal fin.

Tras la introducción de tarifas para las bolsas de desperdicios, ha disminuido en un 30% la basura producida en los hogares. La energía producida en las instalaciones de quema de basura cubre en Suiza el 2% de la demanda energética eléctrica.

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