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Los claroscuros del pionero acuerdo de reducción de emisiones entre Suiza y Perú

Un peruano tocando la flauta
El acuerdo climático entre Suiza y Perú pretende mostrar el camino a seguir para los países que quieren colaborar para reducir las emisiones en el marco del Acuerdo de París. Keystone / Rodrigo Abd

Suiza y Perú son los primeros países que han concluido un acuerdo para la compensación internacional de las emisiones en el marco del Acuerdo de París sobre el clima. Pero no todo mundo ve este tratado bilateral como la solución ideal para hacer frente a la crisis climática.

Firmado en octubre, el acuerdo entre Suiza y Perú es considerado como un ejemplo a seguir ante la falta de reglas internacionales en materia de transferencia de emisiones. El acuerdo define las reglas de cooperación entre entidades públicas y privadas de los dos países que ayudarán a Suiza lograr su objetivo climático: recortar a la mitad sus emisiones de carbono antes de 2030 con respecto a los niveles de 1990.

Suiza, que durante las negociaciones sobre el clima siempre ha luchado para lograr un consenso sobre las directrices internacionales para el uso de los créditos de carbono contemplados en el Acuerdo de París, apoya desde hace años programas destinados a mitigar los efectos del cambio climático en Perú y la región andina.

¿Porque es especial el acuerdo?

En el artículo 6 del Acuerdo de ParísEnlace externo, firmado en 2016, los países acordaron establecer un nuevo sistema de mercado de carbono que les ayude a reducir sus emisiones contaminantes de forma más rápida y barata. Este esquema prevé ayudar a los gobiernos que desean comprar créditos de carbono para desarrollar proyectos ecológicos. Por otra parte pretende que aquellos países que han reducido sus emisiones por encima de sus expectativas puedan vender sus excedentes a las naciones que no han conseguido su objetivo.

Sin embargo, más allá de que el artículo 6.2 establece la posibilidad de que los países concluyan acuerdos bilaterales y voluntarios para el comercio de carbono, faltan reglas específicas y estándares globales para que las compensaciones de las emisiones sean eficaces. Y tampoco existe un organismo que supervise la instrumentación de dichos acuerdos, como estipula el artículo 6.4, debido a las disputas diplomáticas que despierta este tema.

“Es importante sentar un precedente, porque nos preocupa que algunos países pongan en marcha acuerdos bilaterales que no respetan estándares elevados de desarrollo sostenible, la integridad y los derechos humanos”, declara a swissinfo.ch el embajador Franz Perrez, jefe negociador de Suiza en las conferencias de la ONU sobre cambio climático.

El acuerdo entre Suiza y PerúEnlace externo incorpora una serie de requisitos destacados en el marco del Acuerdo de París. Por ejemplo, que los proyectos de compensación de emisiones respalden el desarrollo sostenible y alienten al país anfitrión a aunar esfuerzos para reducir las propias emisiones.

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El acuerdo con Perú prevé también un mecanismo para evitar la doble contabilización de las reducciones de las emisiones de carbono. Este tema fue el gran obstáculo en la cumbre de Madrid en 2019, en parte debido a la férrea oposición por parte de Brasil para llegar a acuerdos.

Más transparencia en la contabilización de las emisiones

Pero asegurar que los acuerdos de compensación de las emisiones respeten los estándares citados puede ser complejo.

“Los países se encuentran en un período de transición”, señala Margaret Kim, directora ejecutiva de Gold Standard, organización con sede en Ginebra creada para garantizar que los proyectos de reducción de las emisiones respeten una elevada integridad medioambiental y promuevan el desarrollo sostenible. La comunidad internacional, puntualiza Kim, necesita trabajar con los países en desarrollo no solo para desarrollar las capacidades descritas, sino también para aumentar sus ambiciones climáticas.

“Para muchos países, es un gran desafío identificar las áreas correctas donde pueden realizar más acciones de mitigación medioambiental sin socavar sus propios objetivos climáticos”, dice Franz Perrez.

“Existe el riesgo de que algunos acuerdos bilaterales no sean suficientemente sólidos. Pero ya es algo, mejor que nada”

Margaret Kim, Gold Standard

El Protocolo de Kioto -antecesor del Acuerdo de París- no exigía que los países en desarrollo tuvieran planes de reducción de emisiones. Por lo tanto y como señala el embajador, transferir las reducciones de emisiones a otro país no planteaba riesgo alguno de doble contabilización. Ahora, en cambio, dado que cada país -desarrollado o emergente- tiene sus propios objetivos de cara al Acuerdo de París, se requiere un compromiso adicional para asegurar que se camine con paso firme y se evite contar dos veces un mismo esfuerzo.

Lorenzo Eguren, coordinador del programa para la reducción de emisiones de carbono del Ministerio peruano de Medioambiente, indica a swissinfo.ch que es importante tener claro cómo se contabilizan las reducciones de emisiones y a quién se asignan los esfuerzos.

Con este fin se ha desarrollado un registro nacional de mitigación que permite que el público consulte los planes de compensación y comprenda cuáles son las promesas de Perú y cómo están vinculadas con las transacciones internacionales.

Líneas de crédito y fogones

En Suiza se ha creado la Fundación para la Protección del Clima y la Compensación de CO2 (KliKEnlace externo) para ayudar a los importadores nacionales de combustibles fósiles a compensar las emisiones del tráfico nacional.

En el ámbito de la revisión de la Ley de CO2, el Parlamento ha establecido que el 25% de la reducción de emisionesEnlace externo nacionales se podrían compensar con medidas en el extranjero (el Gobierno proponía una cuota del 40%).

“¿Cómo asegurar, en apego al artículo 6, que se logre más de lo que el propio país podría hacer solo?”

Jürg Staudenmann, Alliance Sud

Financiada a través de un impuesto al combustible para el transporte, la labor de la fundación KliK es buscar socios en el mundo que proponen programas de compensación de emisiones. Si estos cumplen determinados criterios en los dos países y que se ha firmado un acuerdo bilateral como el que han concluido Berna y Lima, las compensaciones pueden acreditarse a la meta de reducción de emisiones de Suiza.

En el marco del acuerdo con Perú, KliK prevé establecer una línea de créditos verdesEnlace externo por valor de 50 millones de dólares destinada a las pymes peruanas para que puedan acceder a tecnologías sostenibles que, sin un préstamo, no estarían al alcance de estas empresas.

Por otra parte, un proyecto piloto de la Fundación Céntimo para el ClimaEnlace externo en colaboración con la oenegé francesa MicrosolEnlace externo prevé la distribución de cocinas mejoradas a los hogares más pobres y remotos de Perú. Equipados con una chimenea que evacúa el humo de los hogares, estos fogones permitirían reducir las emisiones de CO2, así como las enfermedades respiratorias en las familias.

Mujeres y niños peruanos en casa
Suiza financia el proyecto de colaboración con Microsol cuyo objetivo es mejorar la eficiencia energética de los hogares en las regiones montañosas en Perú. Microsol

Este proyecto es un ejemplo de otra condición prevista en el Acuerdo de París y que está incluida en el acuerdo con Perú: la llamada condición de adicionalidad. Consiste en asegurar que las iniciativas compensatorias no se ocupen de funciones o proyectos que podría realizar por sí solo el país beneficiario. Mischa Classen, codirector de adquisición de carbono de la fundación KliK, explica que, aunque el Gobierno peruano ya apoya un programa de cocinas mejoradas, la iniciativa Microsol permitiría cubrir zonas que hoy están escasamente atendidas.

El “doble juego” de Suiza

Según Margaret Kim, de Gold Standard, el acuerdo con Perú podría ser un ejemplo pionero de la instrumentación del artículo 6.4 del Acuerdo de París relativo a los estándares internacionales de las compensaciones, pero “pone el listón muy alto”.

“Será difícil establecer otros acuerdos por debajo de lo que acordaron [Suiza y Perú], ya que la comunidad global observa muy de cerca [la situación]”, añade.

Pero Jürg Staudenmann, experto en clima y medioambiente de Alliance Sud, que agrupa a seis grandes oenegés suizas dedicadas a la cooperación internacional, no coincide con Kim. “El problema es la adicionalidad. La cuestión es cómo asegurar, en apego al artículo 6, que se logre más de lo que el propio país podría hacer solo. ¿No se habrían reemplazado de todas maneras los fogones [en Perú sin la ayuda de Suiza]?”

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Suiza, al igual que otros países industrializados, “hace un doble juego cuando declara su huella integral”, según Staudenmann. En los objetivos nacionales solo se consideran las huellas de carbono emitidas por el propio país, en vez de las “emisiones grises”, es decir, la suma de la huella carbónica que generan las importaciones en Suiza y las multinacionales suizas en el extranjero.

“Es una farsa”, sostiene Staudenmann, refiriéndose a la intención de Suiza de compensar las emisiones nacionales en el exterior en vez de redoblar esfuerzos en casa. “Para las naciones ricas es una forma fácil de actuar porque se dicen: ‘puedo permitirme no hacer nada y pagarle a otro para que haga lo que me correspondería hacer a mí. Y esta es una visión miope”.

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Según la directora ejecutiva de Gold Standard, cabe recordar que si bien las compensaciones del mercado de carbono son una herramienta importante para ayudar a mitigar el cambio climático, no representan la principal fuente de financiación para los países en desarrollo. Los países industrializados acordaron que la financiación no superaría los 100 000 millones de dólares anuales. Esto es solo una fracción de la financiación necesaria para limitar el calentamiento global a 2 °C, puntualiza Kim.

“Ya es algo, mejor que nada”

Veronica Elgart, vicedirectora de política climática del Ministerio de Medio Ambiente, ha declarado que Suiza está negociando acuerdos similares al de Perú con otros diez países. De hecho, acaba de concluir un segundo tratado bilateral en materia de compensación de emisiones con GhanaEnlace externo.

En un 2020 en el que han aumentado los fenómenos meteorológicos extremos y las temperaturas medias han registrado niveles récord, algunos consideran que ante la falta de un acuerdo global para la compensación internacional de las emisiones, el acuerdo entre Suiza y Perú podría ser el camino a seguir para avanzar en la lucha contra el calentamiento global.

“Hemos desperdiciado bastantes años en las negociaciones sobre mecanismos en el mercado global. Pero la Tierra, la atmósfera, el clima y el medioambiente ya no tienen paciencia para esperar un año más. Sí, existe el riesgo de que algunos acuerdos bilaterales no sean suficientemente sólidos. Pero ya es algo, mejor que nada”, puntualiza Margaret Kim.

Traducción y adaptación del inglés: Andrea Ornelas

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