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Thomas Hirschhorn en Documenta 11

Thomas Hirschhorn delante del 'Monumento Bataille', compuesto por ocho elementos, que presenta Kassel. Keystone

El artista plástico es el único suizo que participa en la mayor exposición de arte contemporáneo del mundo: la de Kassel.

Thomas Hirschhorn nació en Berna en 1957 y reside en París desde hace algunos años. En 1999 participó en la Bienal de Venecia con una gigantesca instalación sobre la creciente globalización titulada ‘Aeropuerto del mundo’.

Homenaje a Bataille’

Para la Documenta 11, inaugurada este jueves en Kassel (Alemania), ha concebido un monumento dedicado al filósofo y surrealista francés, Georges Bataille (1897-1962), a quien admira por haber impulsado la apertura de nuevos campos en el pensamiento.

Con este ‘Monumento a Bataille’, interesado en el erotismo y obsesionado por la muerte, Hirschhorn trata de abordar “la desmesura, el extravío, la ofrenda, el entregarse a los demás en una forma agresiva, abierta y exclusiva” del autor de ‘La experiencia interior’, ‘La parte maldita’ y ‘Las lágrimas de Eros’, entre otras obras, según afirmó Hirschhorn a swissinfo.

El monumento no está emplazado en los recintos principales de la gigantesca muestra, en el centro de Kassel, sino lejos de esta zona, en la urbanización obrera de la calle Friedrich-Wöhler Strasse, en el norte de la ciudad, donde reside una alta proporción de extranjeros.

Integrar al público

Los que habitan en este distrito no tienen nada que ver con el surrealismo, en general, ni con Bataille, en particular; el artista suizo lo sabe muy bien. Pero, Hirschhorn entiende su labor como un estímulo externo para que la gente se interese por el tema.

Cuando busca la cooperación del vecindario no lo hace porque está de moda y bien visto entre los artistas integrar al público en sus obras, sino porque necesita colaboradores para realizar su proyecto.

No es un monumento como el común de las obras de su género, sino que abarca un amplio escenario constituido por ocho elementos:

Una gigantesca pizarra en la que se anuncia la búsqueda de trabajadores que quieran cooperar con el proyecto; una exposición dedicada al filósofo, en un refugio a medio terminar; una biblioteca que lleva su nombre; una escultura representando la abstracción de un árbol que extiende sus raíces hacia arriba; un local de comidas al paso que vende ‘kebab’ (el plato turco); un estudio de televisión para transmisiones en vivo (en cooperación con el canal de televisión local de Kassel); talleres con jóvenes artistas; y un servicio de transportes con coches de segunda mano que se encarga de trasladar a los vecinos y visitantes a los lugares principales de la Documenta 11.

Cuatro cámaras Web enlazan al barrio con todo el mundo a través de dos páginas de Internet (www.bataillemonument.de y www.hirschhorn.documenta). Las diferentes estaciones del monumento están unidas por cadenas de luces multicolores formando un espacio imaginario que une las reivindicaciones filosófico-sociales con el ambiente festivo de las calles.

Su concepción del ‘kitsch’

Para Hirschhorn el término ‘kitsch’ (cursilería) no es de ninguna manera una categoría negativa. Todo lo contrario. En una oportunidad anterior construyó una instalación con unos artilugios en forma de lágrima que fueron muy criticados por los ‘entendidos’ en arte.

El artista interpretó estas críticas como halagos estupendos, porque el ‘kitsch’ no es algo aceptado por los “sabelotodo” que actúan en el “distinguido” mundo del arte, señaló.

La obra concebida para la Documenta 11 trata de “traer el pensamiento nuevamente a la primera dimensión”, porque “sin esta primera dimensión no es posible la segunda”, opinó Hirschhorn. “En la cuarta dimensión ya nadie puede vivir”.

El artista helvético prefiere ir directamente al grano, quiere hacer palpables los problemas y se rebela contra toda forma de “arte perfecto”. Ni bien “surge la pregunta de cómo se hace esto o aquello comienzo a aburrirme”, afirmó.

Materiales

Hirschhorn realiza sus obras con materiales muy sencillos, al alcance de cualquiera. Sus primeros trabajos eran de cartón. Este material de embalaje se ubica en la tradición de los alemanes Kurt Schwitters (1887-1948) y Joseph Beuys (1921-1986), figuras admiradas por el artista suizo en su juventud.

El cartón es utilizado en todo el mundo, tanto por los mendigos y la gente sin techo, como por la industria. El cartón que cubre el piso de su taller en París es el que encuentra cuando sale de noche a las calles del distrito donde vive, St. Denis, junto con muebles en desuso que han sido desechados por sus vecinos. Más tarde se dedicó a trabajar con madera, papel, telas, papel plateado y papel de aluminio.

Lucha contra la injusticia y las desigualdades

La protesta contra las estructuras de poder en el mundo se entretejen en la masa de materiales que utiliza Hirschhorn en sus obras. Pero esto no es algo que el artista oiga muy a gusto.

Mira severamente a través de sus lentes de Dolce & Gabbana y habla exclusivamente del trabajo que realiza, los siete días de la semana y a partir de las 9 de la mañana.

“No le tengo miedo al trabajo”, afirmó. “Soy artista, trabajador, soldado” y “lucho contra la injusticia y las desigualdades en el mundo. No soy científico ni historiador. Solamente a través de una gran actividad y de la superficialidad se pueden descubrir las conexiones secretas de las cosas”, concluyó.

Juan Carlos Tellechea, Kassel

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