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Tráfico de diamantes: Berna favorable a un sistema internacional de certificación

La guerrilla de Sierra Leona se sirve de la venta de diamantes para costear la guerra contra el Gobierno. Keystone

Un informe de la ONU cita a Suiza como uno de los principales centros del tráfico ilegal de diamantes. Las piedras preciosas permanecen sobre todo en los depósitos francos de los aeropuertos de Ginebra y Zúrich. Berna quiere combatir el comercio ilegal.

En respuesta al informe de la ONU, hecho público este jueves en Ginebra, el Gobierno federal helvético reconoció que dentro de sus fronteras se realizan este tipo de actividades.

Mediante la intervención de su embajador ante la ONU en Nueva York, Pierre Helg, Suiza reiteró su respaldo a los esfuerzos de un grupo de países productores de diamantes que iniciaron un proceso para prohibir este tráfico ilegal en el mundo.

Conocidos como “el proceso de Kimberly” (según la ciudad sudafricana homónima donde tuvo lugar la primera reunión con este objetivo en mayo de 2000), estos intentos buscan desterrar el uso de los diamantes como medio de financiamiento de guerras internas contra de los gobiernos legítimamente establecidos.

Por primera vez en la historia de la diplomacia, representantes de gobiernos, de la sociedad civil y de la industria del diamante acordaron hacer un frente común contra estas prácticas no aceptadas por la comunidad internacional.

La mayor parte de los miembros de la ONU reconocieron que existen “enormes intereses financieros” generados por este comercio ilegal que, según el informe de la ONU, ayuda a costear guerras civiles en Angola, Sierra Leona y la República Democrática del Congo.

Aunque el documento no proporciona cifras sobre el volumen de negocios que se manejan, sí precisa que ese comercio constituye el 4 por ciento de las ventas ilegales de diamantes en el mundo.

Muchos países dependen de las exportaciones legales de diamantes para impulsar su desarrollo económico y social. Este sector industrial es un recurso apreciable para generar empleo, intercambios comerciales, ingresos fiscales e inversiones. Pero el tráfico ilegal de diamantes también empobrece al país.

A principios de diciembre, la Asamblea General de la ONU adoptó una resolución para acabar con esta irregularidad; un objetivo con el que coinciden las autoridades helvéticas.

“Suiza está plenamente consciente de sus responsabilidades”, declaró el embajador helvético ante la ONU en Nueva York, Pierre Helg.

“Por eso puso en marcha las resoluciones del Consejo de Seguridad sobre Angola, Sierra Leona y observa, con creciente vigilancia, el origen y los movimientos de diamantes brutos en el mercado. Suiza está particularmente atenta a los diamantes que entran a su territorio por vías encubiertas”, señaló.

Es porque Suiza ocupa un sitio privilegiado en el comercio mundial de diamantes que el Gobierno federal apoya la introducción de un sistema internacional de certificación de diamantes brutos, que “deberá caracterizarse por su eficacia, según Helg.

“Este sistema deberá caracterizarse por su eficacia, su selectividad y su aplicabilidad”, precisó.

Eficaz, porque atacará el tráfico ilegal transfronterizo, la corrupción y las copias ilegales; selecto, porque la lucha contra el tráfico ilegal de diamantes no deberá afectar a la industria legal; y aplicable, porque el nuevo sistema de certificación no deberá crear obstáculos administrativos adicionales a la industria de exportación e importación.

Se busca combatir las prácticas ilícitas, pero facilitar el comercio legal, destacó el diplomático helvético.

Además, desde septiembre pasado, Suiza ha prohibido formalmente toda entrada de diamantes no certificados provenientes de Angola, Sierra Leona y la República Democrática del Congo, así como las piedras preciosas no legalizadas provenientes de países vecinos de la Confederación Helvética.

Ginebra y Zúrich son las ciudades más afectadas por este negocio. El Gobierno federal ha ordenado que, a partir de septiembre de 2001, se establezcan controles más estrictos en materia de derechos de aduana en todas las zonas francas de estas dos localidades, especialmente en sus aeropuertos,

“El origen de las importaciones regulares de piedras preciosas deberá igualmente ser verificado”, declaró Fritz Schmucki, vicedirector adjunto del Ministerio suizo de Finanzas.

Con estas medidas, Suiza responde con hechos a las críticas de la ONU sobre su señalamiento en el tráfico ilegal de diamantes y, por otra parte, lo combate internamente.

Enrique Dietiker, Ginebra

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