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¿Quién financia las mezquitas suizas?

En Suiza, hay alrededor de 250 mezquitas, la mayoría de las cuales están organizadas como pequeñas asociaciones privadas o fundaciones. Keystone

Las mezquitas suizas y las asociaciones musulmanas focalizan la atención luego de que algunos parlamentarios expresaran su preocupación acerca de la opacidad de su financiación y de una posible influencia extranjera.

“Es ingenuo decir que no hay problemas con el financiamiento de las mezquitas suizas”, señala a swissinfo.ch la diputada Doris FialaEnlace externo (PLR/centro derecha). “No tenemos ni idea de quién financia qué. No sabemos qué dinero entra. No hay transparencia”.

La semana pasada, la legisladora presentó dos mociones que serán discutidas en Berna, cada una con el apoyo de 25 parlamentarios, que instan a las autoridades a mejorar lo que ella describe como “opacidad total” en torno a la financiación de las comunidades religiosas en Suiza, en particular las mezquitas y las asociaciones musulmanas.

Fiala quiere que todas las asociaciones que reciban dinero del extranjero sean inscritas en el registro comercial para que sus cuentas puedan ser supervisadas por una autoridad cantonal independiente y un auditor. Pretende igualmente que las fundaciones religiosas enlistadas proporcionen obligatoriamente detalles más precisos sobre sus objetivos y, en caso contrario, sean sancionadas.

Entre 350 000 y 400 000 musulmanes viven en Suiza, alrededor del 12% de los cuales tienen la ciudadanía helvética. Representan una comunidad extremadamente diversa tanto lingüística como étnicamente, y un 80% procede de la región de los Balcanes y de Turquía.

Alrededor del 12 y el 15% practican activamente su fe con visitas regulares a una de las 250 mezquitas del país, administradas por comunidades islámicas organizadas sobre todo como pequeñas asociaciones privadas, así como en un reducido número de fundaciones.

Aunque los musulmanes en Suiza están generalmente bien integrados, las recientes acusaciones de radicalización en las mezquitas de Winterthur y Ginebra han generado interrogantes sobre la vigilancia de las mezquitas, la influencia externa y la financiación.

Saïda Keller-Messahli, presidenta del Foro para el Islam ProgresistaEnlace externo, asienta que la situación en Suiza es “alarmante”.

“Grandes sumas de dinero procedentes de Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Kuwait y Turquía fluyen a Suiza”, dijo el mes pasado al diario ‘Neue Zürcher Zeitung’Enlace externo (NZZ).

Afirma que la fundación saudita Liga Musulmana MundialEnlace externo, una ONG que promueve la difusión del Islam, por ejemplo, apoya al menos 30 mezquitas albanesas donde se predican ideas salafistas.

Un fenómeno ‘marginal’

Pero las opiniones parecen divididas sobre el tema de las donaciones exteriores.

“Dudo que Saïda Keller-Messahli pueda aportar pruebas que respalden sus afirmaciones sobre el dinero árabe”, señala Andreas Tunger-ZanettiEnlace externo, coordinador del Centro para la Investigación sobre Religiones de la Universidad de Lucerna.

Anota que generalmente las mezquitas suizas tienen una lista en la entrada donde se pueden ver los nombres de las personas y las familias que hacen aportaciones así como los montos de las donaciones durante el año.

“Puede haber cantidades adicionales procedentes de personas adineradas en Suiza o de fuentes externas, pero si observo cómo funcionan esas mezquitas y su apariencia externa, no veo dinero árabe. No son para nada ostentosas”, declara.

Tunger-Zanetti indica que la rama de Zúrich del Directorio de Asuntos Religiosos de Turquía (Diyanet) supervisa a 39 imanes en Suiza y paga sus salarios. Pero los miembros cubren el alquiler de los inmuebles, la electricidad y otros gastos.

Christophe MonnotEnlace externo, sociólogo de las religiones de la Universidad de Lausana y, como Tunger-Zanetti, miembro del Grupo de Investigadores sobre el Islam en Suiza (GRIS), cree que el financiamiento de las mezquitas suizas es un “fenómeno marginal”.

“El 98% de las mezquitas suizas no tienen un manejo problemático o grupos que estén fuera de control o sean peligrosos”, asegura.

Sin embargo, Tunger-Zanetti considera que un puñado de mezquitas como las de Ginebra, Winterthur y Faisal en Basilea necesitan “una observación más minuciosa para determinar lo que va mal”.

No es una amenaza

Obtener información independiente sobre el tema que nos ocupa es muy difícil. No hay estadísticas federales o cantonales.

“La Confederación no tiene datos sobre el financiamiento de las asociaciones y mezquitas musulmanas, no es su competencia, excepto en circunstancias excepcionales cuando la seguridad nacional es amenazada”, respondió el Gobierno suizo a una reciente interrogante parlamentaria.

“Sin embargo, es de conocimiento público que las organizaciones gubernamentales y particulares envían donaciones desde el extranjero. Pero el Servicio Federal de Inteligencia no tiene inteligencia para sugerir que el financiamiento externo de mezquitas podría tener una consecuencia para la seguridad del Estado”

Investigación en curso

El 18 de diciembre, el periódico ‘NZZ am Sonntag’ informó que la Procuraduría suiza investigaba a 20 personas, algunas vinculadas con fundaciones o asociaciones religiosas, por supuesto financiamiento de terrorismo.

Seis procesos penales están en curso por “apoyo a una organización criminal”. Incluyen a personas relacionadas con una fundación en el cantón de Ginebra y una asociación en Berna, según el mismo periódico.

No se ha abierto ningún procedimiento contra asociaciones o fundaciones, confirmó el Ministerio Público. Si bien esas organizaciones “juegan un papel” en el contexto más amplio de financiación del terrorismo, las autoridades solamente están interesadas en representantes o miembros en esta etapa, dijo la oficina.

Según el reciente informe del Grupo de Acción Financiera, en Suiza hay un “pequeño número de redes” que financian a organizaciones terroristas.

Fiala, quien ha trabajado con abogados y jueces en sus mociones parlamentarias, y cree que se debe hacer algo para mejorar la transparencia.

Pero es probable que se enfrente a una batalla cuesta arriba. En Suiza, las libertades de asociación, conciencia y religión se mantienen como derechos fundamentales. Las asociaciones pequeñas sin objetivos económicos no están obligadas a figurar en el registro comercial y declarar su situación financiera.

El reciente informe del Grupo de Acción Financiera (FATF)Enlace externo sobre Suiza describió las medidas de transparencia aplicables a las pequeñas asociaciones como “insuficientes”.

Pero como declaró el Gobierno en julio: “La adaptación de las regulaciones a las asociaciones restringiría la libertad de asociación y necesitaría una nueva base jurídica formal. Dicha restricción tendría que ser de interés público y proporcional al objetivo final”.

Fundaciones

Mientras tanto, la situación evoluciona lentamente. Desde el 1 de enero de 2016 todas las fundaciones religiosas y familiares deben ser inscritas en el registro comercial para que sus cuentas sean auditadas correctamente. Tienen cinco años para registrarse.

Hasta ahora no muchas fundaciones religiosas han actuado. Una excepción notable es la Fundación Cultural Islámica de GinebraEnlace externo, que supervisa la Mezquita de Ginebra. Abrió sus cuentas al escrutinio cantonal y a los auditores a finales de 2014. Una autoridad cantonalEnlace externo controla la entrada y salida de dinero y si el uso de los fondos corresponde a los objetivos establecidos en los estatutos de la organización.

La mayor mezquita de Suiza habría sido construida con fondos sauditas e inaugurada en 1978 por el antiguo rey de Arabia Saudita, Khaled Ben Abdulaziz.

Ante las críticas de los fieles sobre el funcionamiento de la mezquita, el director general de la fundación, Ahmed Beyari, rechazó las acusaciones. En declaraciones a la radio pública suiza (RTS) el mes pasado, señaló que la fundación era independiente y no estaba financiada con fondos sauditas.

Sin embargo, estos detalles son difíciles de verificar por los observadores externos. Según la legislación suiza, las discusiones y los datos que las fundaciones comparten con el Estado son estrictamente privados.

Traducido del inglés por Marcela Águila Rubín

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