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Tribunal urge a países europeos a acoger a Kabuga, el millonario del genocidio de Ruanda

Imane Rachidi

La Haya, 14 nov (EFE).- Los jueces de un tribunal de la ONU han concluido que el ruandés Félicien Kabuga, uno de los principales acusados de financiar el genocidio de 1994, no está en condiciones de viajar a Ruanda y han pedido a varios países europeos que reconsideren acogerlo en libertad provisional, a la vista de su grave deterioro físico y mental.

El Mecanismo Residual Internacional para los Tribunales Penales (MTPI) subrayó que trasladar en avión a Kabuga desde Países Bajos hasta Ruanda “supondría un riesgo claro y sustancial” para su vida, y recuerda que el tribunal, que suspendió el juicio en 2023 de forma indefinida dado el estado de salud del acusado, tiene un “deber de cuidado” que le obliga a garantizar el bienestar de las personas puestas en libertad y a evitar que su traslado ponga en peligro su vida o su integridad.

El MTPI se apoya en los dictámenes de cuatro peritos médicos independientes, entre ellos especialistas en psiquiatría forense, neurología y traslados aeromédicos, que consideran que Kabuga, de edad avanzada, con demencia y múltiples enfermedades crónicas, no está “en términos generales, en condiciones de volar” y que un viaje de larga distancia, incluso con avión medicalizado, podría desencadenar crisis neurológicas, cardíacas, respiratorias o gastrointestinales y acortar su esperanza de vida.

Los informes médicos de la Unidad de Detención de la ONU en La Haya describen a Kabuga como un anciano frágil, dependiente de una silla de ruedas, con movilidad muy reducida y sometido ya a cuidados estrictamente paliativos.

El panel de expertos insiste en que un traslado forzoso a Ruanda sería también “traumático” desde el punto de vista emocional, al romper los vínculos de apoyo directo que mantiene con sus hijos y nietos, de los que depende para su estabilidad.

Los jueces recuerdan que los procedimientos contra Kabuga ya fueron suspendidos de forma indefinida hace dos años, tras declarar que no estaba en condiciones de ser juzgado y que era muy poco probable que recuperara su capacidad procesal.

Desde entonces, los jueces han pedido a la Defensa que busque un Estado dispuesto a recibirlo en libertad provisional y ha dictado varias órdenes confidenciales dirigidas a países europeos, pero ninguno de los Estados a los que él desea ir ha aceptado hasta ahora acogerlo.

Ante el hecho de que Ruanda se ha declarado dispuesta a recibirlo, la Fiscalía reclamaba que se le trasladara allí, pero los jueces rechazan esa vía mientras Kabuga siga oponiéndose a ella y mientras viajar a Ruanda implique un riesgo vital.

Los jueces subrayan que la dificultad para encontrar un país de acogida “no puede justificar” una violación del deber de cuidado del tribunal hacia el acusado.

En su fallo, el Mecanismo solicita expresamente a los Estados europeos, “en particular a aquellos próximos a Países Bajos donde Kabuga ya ha presentado solicitudes de libertad provisional”, que reconsideren su negativa a aceptarlo, teniendo en cuenta su estado médico actual.

El empresario, detenido en 2020 en las afueras de París tras 26 años prófugo gracias al uso de pseudónimos en varios países y la protección de sus hijos, afronta cargos de genocidio y crímenes de lesa humanidad por, entre otros, incitación directa y pública al genocidio. Tras su arresto, fue trasladado a La Haya -aunque el juicio debía celebrarse en la sede de Arusha (Tanzania)- y, desde entonces, permanece en la ciudad neerlandesa.

Desde que su juicio quedara suspendido en 2023, el dilema para el tribunal ha sido decidir qué hacer con Kabuga. Países Bajos, como Estado anfitrión del MTPI -establecido para concluir la labor iniciada, entre otros, por el Tribunal Penal Internacional para Ruanda-, ha dejado claro que no puede quedar en libertad en su territorio.

Los países europeos que el acusado había señalado como destinos preferidos también rechazaron recibirlo, alegando la gravedad de los crímenes que se le imputan y los costes y riesgos de hacerse cargo de un detenido de unos 90 años con necesidades médicas complejas.

Ruanda es el único país que ha expresado su disposición a acogerlo, pero Kabuga rechaza ser trasladado allí porque, según la defensa, teme por su seguridad en un país donde su nombre está ligado a uno de los episodios más sangrientos del siglo XX y donde sigue siendo una figura extremadamente sensible en la memoria colectiva.

Se estima que unos 800.000 tutsis y hutus moderados fueron asesinados durante los cien días que duró la violencia del genocidio de Ruanda de 1994, según la ONU. EFE

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