Trump insiste en construir una barrera ante «crisis» en la frontera con México
Donald Trump insistió este martes en erigir una barrera de acero en la frontera con México, con un costo de 5.700 millones de dólares, denunciando una «creciente crisis», en un momento en que la parálisis presupuestaria se acerca a ser la más larga de la historia de Estados Unidos.
Inmerso en una lucha de poder de final imprevisible con los demócratas, el presidente estadounidense denuncia desde hace varios días una «crisis de seguridad nacional» en la frontera con México ante el flujo de migrantes, mientras sus opositores lo acusaron de tener como «rehenes» a los estadounidenses.
«Hay una creciente crisis humanitaria y de seguridad en nuestra frontera sur», dijo Trump durante en una intervención solemne desde la Oficina Oval de la Casa Blanca, la primera desde su llegada al poder.
En su discurso de nueve minutos, Trump dijo que los agentes fronterizos se enfrentan cada día a «miles de inmigrantes ilegales» que intentan entrar al país.
«A pedido de los demócratas, va a ser una barrera de acero y no un muro de concreto. Esta barrera es absolutamente crítica para nuestra seguridad fronteriza. Es algo que nuestros profesionales en la frontera quieren y necesitan», dijo el presidente estadounidense.
«Es solo sentido común. El muro se pagará rápidamente por sí mismo», añadió.
– «Rehenes» –
«Nuestra frontera sur es un ducto para una gran cantidad de drogas ilegales, incluyendo metanfetamina, heroína, cocaína y fentanilo. Cada semana 300 de nuestros ciudadanos mueren sólo por la heroína», dijo Trump, en un momento en que Estados Unidos sufre una crisis de salud pública por las sobredosis.
La tasa de muertes por sobredosis de drogas en Estados Unidos se ha triplicado desde 1999 hasta 2016 y el país enfrenta una epidemia por el uso persiste de opioides.
Una de las incógnitas era si Trump iba a recurrir a la ley de emergencias, que permite pasar por encima del Congreso para comenzar, apoyándose en el ejército, los trabajos de construcción del muro. Pero en su discurso no evocó esta posibilidad.
Los demócratas, que hablaron justo después de Trump, lo acusaron de tomar como «rehenes» a los estadounidenses con su estrategia de parálisis presupuestaria.
«El presidente Trump tiene que dejar de mantener como rehenes al pueblo estadounidenses, dejar de manufacturar una crisis y reabrir el gobierno», dijo Nancy Pelosi, que la semana pasada volvió a asumir como líder de la Cámara de Representantes, después de que los demócratas recuperaran el control tras las elecciones de mitad de mandato de noviembre.
Muchos presidentes habían usado las disposiciones de emergencia para temas más consensuados: George W. Bush tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 para aumentar los recursos de las fuerzas armadas, o Barack Obama durante la epidemia de gripe H1N1 para levantar disposiciones del secreto médico.
Tal iniciativa, que se articula mediante la Ley de Emergencias Nacionales, también corría el riesgo de ser impugnada ante la justicia. La oposición demócrata ya había indicado que la hubiera bloqueado.
El «cierre» parcial del gobierno por una falta de acuerdo en el Congreso sobre el presupuesto afecta desde el 22 de diciembre a unos 800.000 funcionarios federales que se ven obligados a quedarse en casa o a esperar el final del bloqueo para recibir su salario.
Trump exige el desbloqueo de 5.700 millones de dólares para edificar la barrera, mientras los demócratas insisten en oponerse al financiamiento de dicho muro, que consideran «inmoral», caro e ineficaz.
– «Están matando gente» –
Tras el discurso, la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) respondió diciendo que el presidente Trump y la secretaria de Seguridad Nacional Kirstjen Nielsen han mentido sobre las estadísticas en la frontera, impulsando discursos que se ha probado que son «falsos».
«Su negación de la humanidad y de los derechos de los inmigrantes están dirigiendo la agenda política de su gobierno y están matando gente», dijo la organización.
En diciembre dos niños migrantes guatemaltecos murieron en custodia del servicio de vigilancia fronteriza, lo que desató una indignación general, que obligó al Departamento de Seguridad Interior (DHS) a tomar medidas adicionales de protección.
Trump apuesta a retomar la iniciativa en el asunto del muro, que lo ayudó a ganar las elecciones en 2016 y está previsto que el jueves viaje a la frontera.
Pero el mandatario enfrenta una crisis de credibilidad: pocos estadounidenses están convencidos de sus afirmaciones sobre masas de inmigrantes clandestinos, criminales y «terroristas» abarrotando la frontera.
En tanto la parálisis presupuestaria se acerca a ser la más larga de la historia batiendo el récord del cierre parcial del gobierno de 21 días entre finales de 1995 y principios de 1996 bajo la presidencia de Bill Clinton.