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Ucrania denuncia en la OSCE que hay mil civiles detenidos de forma arbitraria por Rusia

Viena, 19 may (EFE).- Activistas ucranianos a favor de los derechos humanos han identificado a casi mil civiles detenidos de forma arbitraria por fuerzas ocupantes rusas y sometidos a vejaciones, violencia, torturas y, en muchos casos, sin acceso a comida suficiente ni medicamentos.

La ONG ucraniana Media Initiative for Human Rights (MIHR) teme que la cifra real de estos detenidos pueda ser hasta siete veces superior a los 948 identificados de forma individual hasta ahora.

Una delegación de esta ONG presentó este viernes nuevos datos y el testimonio de las víctimas en una reunión en Viena de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).

Además de civiles ucranianos, la lista incluye también a ciudadanos de otros países, como el español Mariano García Calatayud, detenido en la ciudad de Jersón en marzo de 2022 y encarcelado en un centro de Simferopol, una ciudad en Crimea, la península ucraniana anexionada por Rusia.

Según MIHR, García Calatayud, de 75 años, fue torturado y sufrió un ataque al corazón durante su cautiverio. Su salud es muy delicada y su incomunicación con el exterior agrava la situación.

Estos prisioneros en manos rusas son definidos como «rehenes» por la ONG ya que su detención ha sido arbitraria, sin presentación de cargos ni garantías judiciales de ningún tipo, algo que viola el derecho internacional.

«Esta gente está en centros de detención sin motivo y eso significa que son rehenes y no detenidos», explicó a EFE Lyubov Smachylo, una analista de la ONG.

En algunos casos los prisioneros son acusados de delitos graves, como «terrorismo», «traición» o actuar contra la «operación militar especial» rusa aunque en la mayoría de los casos nunca se presentan cargos formales y en ocasiones se los usa como moneda de cambio en intercambios de prisioneros.

Los centros de detención rusos tampoco diferencian entre prisioneros de guerra y civiles, algo que contraviene el derecho internacional.

Según MIHR, la práctica planificada de detener, deportar y retener a ucranianos en centros especiales puede constituir un crimen contra la humanidad. Además, la transferencia forzosa de detenidos a territorio ruso es una vulneración más de la normativa internacional.

Vyacheslav Zavalnyy, un civil que fue detenido durante diez meses por fuerzas rusas, que lo trasladaron a diversos emplazamientos, el último de ellos en Kursk, una ciudad rusa, relató en la OSCE una experiencia llena de palizas, hambre y terror psicológico.

Zavalnyy, un ingeniero de 53 años, se encontraba en Kiev al estallar la guerra en febrero de 2022 y trató de llegar a Mariúpol, entonces bajo asedio ruso, para evacuar a su mujer y a su hijo de siete años, que vivían en la ciudad.

En uno de los controles rusos en la región de Zaporiyia lo detuvieron el 22 de marzo y le acusaron de tener en su teléfono información sobre frentes de la guerra, algo que él no negó porque quería conocer cuál era la ruta más segura para llegar a la ciudad.

Después de un primer interrogatorio lo encerraron con un grupo de personas en una casa privada.

«Querían forzarme a una confesión y, junto a un grupo de prisioneros, me llevaron a un campo donde nos hicieron cavar una fosa para asustarnos con una ejecución sumaria», relató en un encuentro con periodistas.

Ese fue el inicio de un cautiverio marcado por numerosas palizas, presiones psicológicas, hambre, celdas hacinadas y ausencia de asistencia médica básica.

En todos esos meses, diferentes oficiales rusos en distintos lugares, desde el Donetsk ocupado hasta un centro de detenciones en Kursk (Rusia), donde había también prisioneros de guerra ucranianos, trataron de sacarle la confesión de que era un miembros del ejército o de los servicios de inteligencia ucranianos.

«Creían que era un oficial ucraniano pero no pudieron encontrar nada porque nunca he tenido vinculación con el Ejército», aseguró.

«El verano del 2022 lo recuerdo como el verano del hambre. Nos daban por día apenas 35 gramos de trigo sarraceno. Nos golpeaban sin motivo y no nos permitían descansar», agregó.

«Los oficiales rusos allí tenían la mentalidad de que si estabas en sus manos eres culpable. ¿De qué? Ya conseguirían probarlo con alguna confesión. Me sentí como si estuviera en la época estalinista», concluyó su relato Zavalnyy, liberado en enero de este año.EFE

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