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Un coloso de madera en los Alpes

La condesa Setsuko Klossowska de Rola, viuda de Balthus, en el salón del Chalet de Rossinière. © Rodrigo Carrizo Couto/swissinfo.ch

El Gran Chalet de Rossinière es el más grande de Suiza y una de las mayores construcciones en madera habitadas de Europa. Hogar del mundialmente célebre artista Balthus, la gigantesca casona albergó huéspedes ilustres como Victor Hugo, el Dalai Lama o David Bowie.

Un trayecto en tren de algo menos de una hora lleva al visitante desde Montreux, a orillas del Lago Leman, hasta las alturas de la minúscula localidad alpina de Rossinière, cerca de Gstaad. El viaje, realizado en un magnífico tren panorámico, presenta al visitante paisajes de una belleza que quitan el aliento.

Al llegar a Rossinière hay un edificio que se impone. Desde la distancia, el viajero cree estar frente a una visión. Una construcción gigantesca ocupa el espacio central del pequeño pueblo; una construcción definida en un viejo texto como “un castillo cubierto por el caparazón de una tortuga”.

Se trata del Gran Chalet, una joya de la arquitectura tradicional suiza construido por artesanos de la región en 1754. Jean David Henchoz, abogado y hombre de negocios de Rossinière, tuvo la idea de edificar la colosal vivienda en 1750. Las razones de unas dimensiones tan inusuales se deben a que Henchoz tenía la intención de convertir el Gran Chalet en un centro regional de almacenamiento y distribución de quesos.

La condesa samurai

La propietaria del Gran Chalet es hoy la condesa Setsuko Klossowska de Rola, viuda de Balthus. Esta gran dama, que parece un espejismo surgido de otras épocas, recibe a swissinfo para la sesión de fotos y explicar la historia de su casa. Vestida con el tradicional kimono, la condesa Setsuko conduce al visitante hasta el salón situado en la planta baja. Allí se sienta y desgrana sus memorias.

Artista por derecho propio y embajadora de la UNESCO, Setsuko es una aristócrata japonesa nacida y criada en Tokio en el seno de una familia de samuráis. La condesa conoció a Balthus en 1962. El amor surgió durante un viaje del pintor a Japón en el marco de una visita oficial encomendada por André Malraux, ministro de la Cultura de De Gaulle. Poco después el artista y la bella samurai se casarían y se instalarían finalmente en 1977 en el Gran Chalet de Rossinière.

Las medidas del edificio son para quitar el hipo. La fachada sur tiene 27 metros de largo por 19,5 de alto ventanas, a lo que se suma un techo de tejas de 950m2. En la construcción se utilizaron más de 700 metros cúbicos de madera de pino. Tenga en cuenta el lector que la construcción de una casa “normal” requiere de 30 a 50 m3. Ello representa entre 15 y 20 pinos en buena salud. Para el Gran Chalet se utilizaron 200, según estudios de expertos.

La profundidad de la casa es de 15 metros y ésta posee la vertiginosa cantidad de 115 ventanas. Una auténtica tortura para quien tenga que ocuparse de limpiarlas! “En efecto, la limpieza y mantenimiento del chalet tiene su lado problemático”, admite con una sonrisa la condesa Balthus.

Otra característica especial del Gran Chalet es que toda la fachada está cubierta de textos y decorada con frisos repletos de flores y animales simbólicos. Un trabajo que tomó en su momento más de 40 días y que representa un total de más de 2.800 caracteres. Los textos expresan “las profundas convicciones cristianas de Jean David Henchoz”, el creador de la vivienda.

Curiosamente, el jurista y hombre de negocios nunca llegó a disfrutar de su creación. Tras los trabajos de construcción del Gran Chalet, Henchoz murió en 1758 a la edad de 46 años. Y, por cierto, tampoco pudo hacer realidad su sueño de convertir la casona en el emporio de los quesos.

La última morada de Balthus

El Gran Chalet, conocido en sus primeros años como Gran Casa, permaneció en manos de la familia Henchoz hasta 1875. En 1852 fue reacondicionado como hotel y casa de huéspedes que contó con invitados notables de la talla de Victor Hugo o Alfred Dreyfuss. Hasta un día de 1976 en el que otro gran hombre llamado Balthus pasaría por sus salones para tomar un té. Fascinado por la casa, el artista franco-polaco se planteó inmediatamente su compra. Se iniciaba así el periodo del Gran Chalet que llega hasta nuestros días.

El chalet se convirtió con el paso de los años en un lugar de peregrinaje para los innumerables admiradores de la obra de Balthus. Hasta aquí llegaron personalidades como el mítico fotógrafo Henri Cartier-Bresson y su esposa Martine Franck, Alberto Giacometti, el actor Richard Gere, el cantante Bono, el Dalai Lama, o músicos clásicos como Riccardo Mutti o Zubin Mehta. Otro visitante especial fue la estrella del rock David Bowie, gran conocedor del arte y amigo de Balthus, con quien realizó un par de entrevistas para revistas especializadas inglesas.

Hoy el chalet alberga en los antiguos depósitos de queso la sede de la Fundación Balthus. “Aunque no por mucho tiempo”, comenta la condesa Setsuko. Según explica la dueña de la casa, su idea es “convertir el Gran Chalet en un museo dedicado en permanencia a la memoria de Balthus”. Un lugar que recibiría visitantes de forma permanente y en el que ella y su hija podrían seguir viviendo.

Un espacio especialmente relevante dentro del Gran Chalet es el taller de Balthus. En este espacio monacal y conmovedor, que hace pensar en un templo, se encuentran las últimas telas inacabadas del pintor. Este espacio no se encuentra abierto al público y poder visitarlo es un raro privilegio. Aquí Balthus pasó su última noche, en febrero de 2001, en un humilde camastro cogido de las manos de su esposa Setsuko y su hija Harumi. “No hablamos casi, pero fue un momento de gran belleza”, recuerda hoy la viuda de uno de los mayores artistas del siglo XX.

Rodrigo Carrizo Couto, Rossinière, swissinfo.ch

Este gigantesco edificio comenzó a construirse en 1750.

La obra se culminó el 27 de julio de 1754 por encargo de Jean David Henchoz, abogado, notario y hombre de negocios de Rossinière.

El Gran Chalet de Rossinière es parte del Patrimonio Histórico de Suiza y como tal es un edificio protegido.

La fachada sur tiene 27 metros de largo por 19,5 de alto. Su techo es de 950 m2.

En la construcción se utilizaron más de 700 metros cúbicos de madera de pino.

La profundidad de la casa es de 15 metros y posee 115 ventanas. Las fachadas están decoradas con 2.800 letras componiendo textos religiosos.

El conde Balthasar Klossowski de Rola, más conocido como Balthus, nace en París el 29 de febrero de 1908 y muere en Rossinière, Suiza, el 18 de febrero de 2001.

Comienza a pintar profesionalmente en 1924. En 1926 viaja a Florencia para perfeccionar su arte. En 1929 realiza su primera exposición en Zúrich, sin éxito.

Comienza su carrera internacional tras abandonar los principios del surrealismo. En 1933 pintó su primera obra maestra: ‘La Calle’. Entre 1961 y 1977 fue director de la Academia de Francia en la Villa Médicis de Roma.

Balthus es conocido como “el rey de los gatos” dado su amor y fascinación por estos animales. Su obra es relativamente modesta y se compone de unas 300 telas. Posiblemente, su cuadro más célebre sea ‘La leçon de guitarre’ (1934).

Otras obras suyas célebres son ‘La Toilette de Catty’ (1933), ‘Alicia en el espejo’ (1933), ‘Teresa soñando’ (1938) o ‘La Chambre’ (1954).

Balthus es conocido por sus telas con jovencitas a menudo semidesnudas y en poses ambiguas. Toda su obra entra en el campo del arte figurativo y juega con las nociones de adolescencia e inocencia

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