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Un hotel hace de la discapacidad una ventaja

Edith Dürst (derecha) y parte del equipo del Dom. swissinfo.ch

En el Hotel Dom, de Sant Gallen, la mejor ubicación y un buen precio son sus características tradicionales. Casa adentro, la formación de sus colaboradores es un objetivo.

La empresa es pionera en incorporar a personas con discapacidad a su planta. El propósito es reintegrarlos a la sociedad productiva.

Mientras desayuna, un huésped noruego celebra haber escogido el Hotel Dom para su estadía de una semana en Sant Gallen, ciudad del noreste suizo, sede de una conferencia a la que asiste.

“El personal es muy amigable y las habitaciones son hermosas y limpias. Y está cerca de la universidad donde se desarrolla la conferencia”, describe.

Después de una larga pausa, se le pregunta si distingue algo peculiar en el hotel. “Realmente está en una linda área de Sant Gallen y está muy cerca de todo. Eso me atrajo”, replica.

El Hotel Dom no oculta su política de emplear a personas con alguna discapacidad, pero tampoco lo hace pública para promocionar su decisión.

Un hotel diferente

“Nuestros huéspedes podrían notar que el hotel es algo distinto, pero la mayoría de quienes nos visitan por primera vez no lo haría”, explica Edith Dürst, administradora del Hotel.

Localizado en un tranquilo paseo en el centro de la ciudad antigua de Sant Gallen, este hotel establecido hace seis años presenta una tasa de ocupación de más del 60 por ciento; es decir, por encima de la media en Suiza.

Para ello ofrece precios módicos de sus habitaciones y su cercanía a la Biblioteca de la Abadía, uno de los sitios declarados por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Sin embargo, muchos huéspedes regresan frecuentemente por el cortés y eficiente equipo, integrado en su mayoría por personas con problemas sicomotrices. “Para nosotros el éxito radica en que ellos trabajan en un lugar donde tienen contacto con otras personas, y no son solamente empleados en un taller de discapacidades”, enfatiza Dürst.

Todo marcha bien

Instruidos por personal especializado, los más de 30 empleados con discapacidad trabajan en la recepción, en el servicio de desayuno, en la limpieza de las habitaciones, en la lavandería y en mensajería. Todo marcha bien en el hotel.

“Me gusta mucho el trabajo porque es tan variado”, cuenta Iris Süess, la recepcionista. “No todos los huéspedes son iguales y con ellos puedo emplear mis otros idiomas”, añade.

“Me encanta tener contacto con otras personas”, confiesa Roger Baumgartner, responsable del servicio de desayuno.

“Aquí el entrenamiento es muy importante, porque tú no puedes simplemente enseñarle a alguien cómo hacer un trabajo y esperar que lo haga”, explica Dürst.

Además, en el Dom también se exhiben pinturas realizadas por discapacitados o personas en situación de marginalidad, obras que provienen del Museo Lagerhaus de Sant Gallen.

Con paciencia

“Ellos podrían olvidar cómo hacer su trabajo, por eso se requiere mucha paciencia de nuestra parte. Por sus discapacidades, necesitan más tiempo para realizar sus asignaciones”, sostiene la administradora.

La propietaria del Hotel Dom es Förderraum, una organización sin fines de lucro que brinda ayuda a discapacitados en Sant Gallen.

Sus empleados no reciben un salario, pues cuentan con seguros de invalidez. De todas maneras, el objetivo de esta experiencia es capacitar al personal para que tenga las destrezas que se necesitan para competir en el mercado.

El año pasado, tres empleados dieron el salto a la sociedad activa y ya no tuvieron necesidad de seguir recibiendo el seguro.

La organización planea ampliar la cobertura del Hotel con un restaurante que abrirá nuevas fuentes de trabajo.

“Es un desafío sostener el Dom, pues su objetivo es tanto la gente que trabaja aquí como el servicio que ofrece. Esta combinación me encanta”, concluye Dürst.

swissinfo, Dale Bechtel en Sant Gallen.
(Traducción: Iván Flores Poveda)

El Hotel Dom instruye y da trabajo a 30 discapacitados.
Su objetivo es reintegrarse a la sociedad productiva.
El hotel también exhibe pinturas realizadas por discapacitados.
Los precios de sus habitaciones van de los 90 a los 240 francos.

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