Una paz precaria tres años después del fin de la guerra en la región etíope de Tigré
Simon Berhane
Adís Abeba, 2 nov (EFE).- Las promesas incumplidas tres años después del acuerdo de paz que puso fin a la devastadora guerra de Tigré, en la que cientos de miles de personas fueron asesinadas, siguen pesando sobre la población de esta región del norte de Etiopía, donde el riesgo de un nuevo conflicto sigue latente.
El 2 de noviembre de 2022, después de nueve días de negociaciones en la capital de Sudáfrica, Pretoria, fue firmado el acuerdo, auspiciado por la Unión Africana (UA).
En el pacto participaron los rebeldes del Frente Popular de Liberación de Tigré (FPLT) y el Gobierno etíope, que contó con apoyo durante la guerra de fuerzas de la colindante región de Amhara, y del Ejército de la vecina Eritrea, acusado de graves abusos.
Durante el conflicto, las partes cometieron violaciones de derechos humanos, limpieza étnica y violencia sexual (usada como arma de guerra), mientras Tigré estuvo sometida a un bloqueo humanitario de facto, según denunció la ONU.
Al menos 600.000 personas murieron, según el mediador de la UA en la contienda, el expresidente nigeriano Olusegun Obasanjo.
La guerra empezó el 4 de noviembre de 2020, cuando el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, ordenó una ofensiva contra el FPLT en respuesta a un ataque a una base militar federal.
«Si (el Acuerdo de) Pretoria fracasa y vuelve a estallar el conflicto entre el FPLT y el Gobierno federal, es obvio que Tigré se convertirá una vez más en el campo de batalla», dice a EFE Zeray Tarke, vecino de 37 años de Axum, histórica ciudad tigrina en la que las tropas eritreas masacraron a cientos de personas.
Incumplimiento del acuerdo
Tres años después, varios puntos del pacto siguen pendientes, como el proceso de desarme, desmovilización y reintegración (DDR) de los combatientes tigrinos, el retorno de los desplazados internos o la restauración de las fronteras internas previas a la guerra.
«Teníamos la esperanza de que algún día volveríamos a nuestras casas, pero nuestros líderes no están comprometidos con eso. El mundo nos ha olvidado, no tenemos esperanza», declara a EFE Eyob Hagos, un hombre de 79 años que vive en el campo de Hitsats, tras haber sido expulsado hace cinco años de su hogar en el distrito de Kafta Humera y después de perder a cuatro de sus cinco hijos en la guerra.
Esa localidad se encuentra en el oeste de Tigré, territorio disputado históricamente con Amhara, cuyas tropas lo ocuparon durante la guerra y echaron a su población.
A día de hoy, más de 878.000 personas viven desplazadas en Tigré, según datos del pasado junio de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA).
No tienen suficiente comida o atención médica y malviven en refugios precarios, una situación agravada por los abruptos cortes a la ayuda internacional impuestos por EE.UU. y países europeos este año.
Mientras, el DDR no empezó hasta noviembre de 2024, dos años después del fin de la guerra, y avanza a un ritmo más lento del previsto.
Temor a otro conflicto
Para Kjetil Tronvoll, vicerrector de Investigación de la Nueva Universidad de Oslo y director de Oslo Analytica, especializado en Eritrea y Etiopía, el Acuerdo de Pretoria está en peligro, ya que su incumplimiento daña su credibilidad.
«La dinámica política actual en Tigré, Etiopía y la región pone en peligro el interés político de que se mantenga el acuerdo», asegura a EFE este académico.
En vez de acatar los principios establecidos en el pacto, se sigue «el juego político tradicional de creación de alianzas y promesas de lealtad, con el fin de derrotar al adversario, sea quien sea», añade.
Tigré vive una crisis política por las tensiones entre diferentes facciones del FPLT y, cuando el primer ministro Abiy nombró en abril a un nuevo presidente de la Administración Provisional de la región, los tigrinos lo acusaron de «unilateralidad».
La tensión aumentó este octubre, cuando Adís Abeba envió una carta al secretario general de la ONU, António Guterres, afirmando que «las fuerzas radicales del FPLT y el Gobierno eritreo están activamente preparando la guerra contra Etiopía”, algo que niega la región.
Las acusaciones de Abiy «demuestran una profunda falta de compromiso con el Acuerdo de Pretoria, lo que subraya la intención de su Gobierno de perpetuar la desestabilización de Tigré», asevera a EFE el vicepresidente del FPLT, Amanuel Assefa. EFE
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