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Vértigo en Andorra ante una temporada de esquí “terriblemente incierta”

Imagen de unas telesillas vacías en una estación de esquí tomada el 17 de noviembre de 2020 en Andorra la Vella afp_tickers

Andorra contiene la respiración. Su modelo económico depende de una clientela extranjera que está confinada y sin los esquiadores españoles, franceses e ingleses, la temporada 2020/2021 podría ser una verdadera catástrofe.

Pese a que este minúsculo país de los Pirineos intenta diversificar su economía, la temporada de esquí sigue representando entre el 30 y el 40% de su PIB, subraya Xavier Espot Zamora, jefe del gobierno del principado, enclavado entre España y Francia.

Pero no solo faltan los turistas. También la nieve se está haciendo desear en las tres estaciones del país (Grandvalira, Ordino-Arcalis y Pal-Arsinal), aunque se esperan nevadas antes de la apertura de las pistas, prevista el 4 de diciembre.

Juan Ramón Moreno, responsable de la gran estación de esquí de Grandvalira, espera que en España se ordene un desconfinamiento para el largo fin de semana del 4 al 8 de diciembre, que suele ser el pistoletazo de salida de la temporada de esquí.

Sin embargo, las restricciones de los desplazamientos en Cataluña (noreste de España) podrían empañar las expectativas, pues los barceloneses constituyen el núcleo duro de los 8 millones de turistas que desembarcan cada año en el principado.

– “Panorama gris” –

“Los españoles representan algo más del 50% de los esquiadores en Andorra, los franceses y los ingleses alrededor del 13 y 14% cada uno, pero también tenemos belgas, holandeses y rusos. Este año podríamos sufrir. Dependemos de las decisiones gubernamentales. La situación es terriblemente incierta”, comenta Juan Ramón Moreno.

“Y si los españoles y los franceses no pueden venir, abriremos de todos modos y nos contentaremos con la clientela local”, asegura.

Por ahora, las estaciones están vacías. Se han puesto en marcha protocolos para evitar largas filas en las taquillas y en los ascensos.

Los esquiadores deberán llevar mascarilla en las zonas donde haya concentración de gente y podrán quitársela en los más de 250 km de pistas.

Al contrario que sus vecinos, Andorra no ha decretado ningún confinamiento. Las tiendas y los restaurantes siguen abiertos, con un límite de dos comensales por mesa, una medida que se aplica a rajatabla.

Jean-Jacques Carrié, responsable de la asociación de comerciantes del municipio de Pas de la Case, fronterizo con Francia, está nervioso. “Todo el mundo está preocupado. Espero que los franceses puedan venir”, dice.

– Sudamericanos, víctimas colaterales –

Andorra es también un paraíso de cigarrillos, alcohol y aparatos electrónicos libres de impuestos que, combinados con una nieve de excelente calidad, tornan a este micro-Estado un destino atractivo para los turistas.

Los trabajadores sudamericanos, una mano de obra esencial, también se han convertido en víctimas colaterales de la crisis, pues las autoridades andorranas redujeron las cuotas de permisos de trabajo.

En la estación de Pas de la Case, Rodrigo Torres, un monitor de esquí chileno que alterna las temporadas de esquí entre el hemisferio Sur y el hemisferio Norte, está al borde de la desesperación.

“La mitad de los chilenos y de los argentinos que suelen venir no pudieron. Si la gente no puede desplazarse, no tendremos a mucha gente este invierno. Y, aún así, es mejor estar aquí que en la ciudad”, comenta este padre de familia de 59 años, que llegó a Andorra el 13 de noviembre.

En su oficina de Andorra la Vieja, el jefe del gobierno advierte que la crisis provocada por el covid-19 tendrá “un coste económico y social que se seguirá notando mucho tiempo después de la epidemia”.

Para tranquilizar a los turistas, el principado lanzó una campaña de test masivos.

“Me someteré a un test PCR cada 15 días”, explica Alfonso García, un cocinero español de 50 años llegado desde Galicia (noroeste) para trabajar en un restaurante de Pas de la Case, antes de subirse a un camión de la Cruz Roja donde se realizan exámenes de diagnóstico gratuitos.

Cada semana se llevan a cabo entre 7.000 y 8.000 test, es decir, alrededor del 10% de los 78.000 habitantes del principado, donde se han registrado 80 fallecidos por covid-19. “Somos el país que más tests realiza del mundo”, asegura el jefe de gobierno.

SWI swissinfo.ch - unidad empresarial de la sociedad suiza de radio y televisión SRG SSR

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