TRAVEL_»El Cubo», vacaciones de esquí a nuevas alturas

Un concepto de hotel: el Cubo, podría revolucionar la forma en que los esquiadores pasan sus vacaciones de invierno. Una cosa es cierta: nada tiene en común con un chalé suizo.
Billetes para esquiar, videojuegos y acceso a la mayor sala de estar del mundo están incluidos en el precio en el primer Cubo de Suiza, en la estación de Savognin, al sudeste del país.
El alojamiento por una noche vale 59 francos suizos (45 dólares) y los huéspedes están obligados a comprar un abono para esquiar con una tarifa rebajada. El concepto de todo-incluido y la ubicación al lado de los remontes mecánicos son dos razones que explican por qué las reservaciones han sido tan numerosas desde que el Cubo abrió sus puertas en diciembre.
El diseñó modular de moda, la concepción innovadora de las habitaciones, el restaurante informal y el salón que le da un toque comunitario, así como un club nocturno y videojuegos gratuitos, son las otras razones de su atractivo.
El libro de reservaciones del Cubo ha estado totalmente completo durante la mayor parte de sus primeros tres meses de actividad. Con casi 300 camas el Cubo se ha encontrado con una falta de hoteles en una estación de tamaño medio como Savognin, dominada por pisos de vacaciones poco utilizados y chalés.
Los huéspedes del Cubo gastan mucho más dinero que la gente que se queda en los apartamentos y tienen más disposición para esquiar todos los días que aquellos que habitan en pisos. Los propietarios de pisos no tienen ninguna obligación de retirar sus pertenencias cuando desocupan el lugar.
Este es un motivo clave por el cual la empresa de remontes de Savognin inició las gestiones para traer la licencia de Austria a Suiza.
«La única otra opción habría sido poner en marcha todos los proyectos para mejorar nuestra infraestructura o disminuir el tamaño, explica a swissinfo el director de la empresa de remontes, Leo Jeker, durante una visita al Cubo.
Camas calientes
«Decidimos en cambio seguir la ofensiva y crear camas calientes alquilándolas fuera a las agencias de viaje para generar una demanda».
«Tenemos que hacer como la industria de cruceros en barco y ofrecer paquetes todo-incluido. Todo debe estar unido, tanto en el pueblo como en la montaña. Al cliente no le interesa saber qué pertenece a quién»
Vinculada al hotel hay una tienda deportiva donde los huéspedes pueden alquilar equipamiento para esquiar de primera calidad, snowboards, artefactos novedosos como las bicicletas de nieve e incluso matricularse para la instrucción.
Mientras se hacen más comunes en Suiza los «paquetes» para esquiar todo-incluido, es el aspecto de una comunidad en un hotel el que coloca al Cubo en un lugar aparte.
La planta baja del hotel, desde la recepción hasta la cocina, es un salón espacioso. Durante el corto tiempo en que el hotel ha estado abierto ha atraído a muchos turistas que se alojan en otros lugares del pueblo. Esto ha convertido al Cubo en un sucedáneo de plaza de Savognin.
Los pequeños saltan entre los asientos cúbicos con cojines, los más grandes gravitan en torno a las consolas electrónicas de juegos y los padres toman un sorbo de café «macchiato» mirando a los esquiadores que suben y bajan por las rampas de concreto que rodean el atrio.
Rampas
Las rampas «o entradas» conducen a las habitaciones para dos o cuatro personas en los tres niveles superiores, cada uno con un amplio «espacio de muestras» con calefacción donde se ponen a secar los esquís y la ropa mojada (o las bicicletas de montaña en verano) sobre estantes y ganchos especiales, detrás de una pared de vidrio.
El área para dormir está oculta en el espacio de atrás donde el decorado y el mobiliario han sido reducidos a un mínimo. Están las camas, una ducha amplia y un baño separados.
La ropa se acomoda en cajas de madera colocadas debajo de las camas. Los teléfonos móviles y ordenadores portátiles pueden cargarse en compartimentos fuera del alcance de la vista que tienen su propio enchufe eléctrico.
Fuera de las habitaciones hay sofás cómodos para los huéspedes que buscan un lugar para leer o charlar lejos de la agitación del salón.
«Las huéspedes que vienen por primera vez se quedan mudos cuando entran a su cuarto de muestras dice Claudia Schneider, directora del hotel. «Estamos apuntando al grupo de edad que está entre los 18 y 30 años, pero la media de edad de nuestros clientes es mayor de lo que esperábamos», agrega.
«Hoy, la gente de edad media se siente mucho más joven que las personas de esa misma edad hace 30 años», dice Jeker cuando explica el gran atractivo que tiene el hotel.
«Tenemos hijos que son jóvenes adolescentes. Para ellos es formidable», señala una señora de 42 años de edad que observa a su hija que trata de agarrar el diminuto pie del remonte y que con la mano se sostiene sobre la pared trepadora.
«Nos gusta relajarnos tomando una bebida en el salón. Somos padres jóvenes con hijos crecidos. Entonces es ideal», añade.
swissinfo, Dale Bechtel, en Savognin
(Traducción: J.Ortega)
Uno de los temas más discutidos en las estaciones alpinas suizas es el desequilibrio entre los hoteles, los chalés o pisos privados que son favorecidos.
Los especuladores han podido sacar ventaja de los precios elevados y de las normas de clasificación de terrenos poco rigurosas en muchas regiones de montaña para construir chalés y pisos o convertir hoteles en apartamentos privados.
Empleando un término industrial, las camas de los hoteles son «calientes» en la medida en que habitualmente los hoteles tienen buenas tasas de ocupación en las altas temporadas de verano e invierno. Por esta razón contribuyen a generar actividad comercial para tiendas y empresas de remontes mecánicos.
Por el contrario, los chalés y los pisos son a menudo ocupados durante unas pocas semanas al año por sus propietarios que no tienen obligación de dejarlos. Por esto sus camas son consideradas «frías».
Savognin es una estación de invierno de tamaño medio en el cantón suizo de los Grisones.
Tiene 80 kilómetros de pistas de esquí y ha sido pionera en el empleo de remontes mecánicos rápidos y en infraestructura para producción de nieve durante los años 60 y 70.
El Hotel Cubo de Savogin es el segundo en el mundo. El primero fue inaugurado en la estación austriaca de Nassfeld, hace dos años.

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