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¿Matan de hambre los mercados financieros?

El acceso a los alimentos de primera necesidad constituye un gran problema en los países del sur. Keystone

“¡Con la comida no se juega!”: las Juventudes Socialistas de Suiza toman al pie de la letra esta frase repetida con frecuencia a los niños. El 28 de febrero, el pueblo se pronunciará sobre la iniciativa ‘No más especulación con los productos alimentarios’, mediante la cual se prohibiría a las entidades financieras jugar en bolsa con las materias primas alimentarias. Los adversarios consideran este proyecto absurdo y perjudicial para la economía.

Los mercados de productos alimentarios padecen a veces fiebres alcistas. Los precios se disparan en perjuicio de los pueblos y poblaciones más desfavorecidos, desencadenando violencia y tensiones. Durante los últimos años se ha producido este tipo de crisis en dos ocasiones: en 2007-2008 y en 2010.

Para las Juventudes Socialistas suizas (JSS), el problema de los precios excesivos se explica, en buena medida, por la especulación. Esta es la razón por la que han lanzado la iniciativa ‘No más especulación con los bienes alimentarios”.

Levantar la cabeza del manillar

El textoEnlace externo propone que las entidades financieras (bancos, aseguradoras, inversores institucionales, fondos de depósito, etc.) con sede o sucursal en Suiza no puedan ya “invertir ellos mismos ni tampoco en nombre de su clientela, directa o indirectamente, en instrumentos financieros relativos a las materias primas agrícolas y a los productos alimentarios”.

Tras el éxito relativo de la iniciativa ‘Por unos salarios equitativos’, que obtuvo en 2011 el 34,7% de los votosEnlace externo, los jóvenes socialistas han querido volver a la carga. “Hemos optado por el tema de la especulación con los productos alimentarios porque nuestro papel, como Juventudes Socialistas, es llevar al Parlamento los temas que el mundo político prefiere evitar porque son difíciles e internacionales y exigen mirar más allá del manillar”, afirma el diputado socialista Mathias ReynardEnlace externo.

“Lo hemos hecho también porque Suiza juega un papel fundamental en este asunto y porque personas como Jean Ziegler [sociólogo y político socialista], con toda la labor que ha realizado a favor del derecho a la alimentación, han desvelado el papel de Suiza y de la especulación”, añade Reynard.

¿Factor determinante o marginal?

Esta iniciativa cuenta con el apoyo del conjunto de las formaciones políticas de izquierda y de las organizaciones que se dedican a la ayuda humanitaria y la cooperación al desarrollo. Para ellos está claro que la especulación tiene un gran peso en la volatilidad de los precios.

“El hambre y la malnutrición no son producto del azar. Surgen a partir de mecanismos y maniobras especuladoras. Ahora bien, se puede jugar con muchas cosas, pero no con la comida”, subraya el diputado.

La derecha y las organizaciones de carácter económico, sin embargo, no comparten esta opinión y consideran que la volatilidad de los precios se debe, sobre todo, a otras razones.

“Los riesgos de la climatología, la inseguridad en las zonas de producción, los cambios de hábitos alimentarios, el aumento considerable de la población en los países emergentes, sin olvidar la disminución progresiva de las tierras cultivables son las causas principales de la fluctuación de los precios”, señalaba en un artículoEnlace externo el exdiputado de la UDC (Unión Democrática de Centro, derecha conservadora) y nuevo ministro Guy Parmelin.

“Es cierto que hay numerosos factores”, responde Mathias Reynard. “Son elementos que cuentan. Pero lo que también está demostrado es que la especulación amplifica estos fenómenos y las desigualdades”.

Estudios contradictorios

Ambas corrientes de opinión se apoyan en estudios. Los partidarios de la iniciativa se basan en informes internacionales que demuestran la influencia de la especulación sobre el alza de los precios.

Olivier de Schutter, relator especial de la ONU sobre el derecho a la alimentación hasta 2014, reconoce en un informeEnlace externo la influencia del clima o del mercado. “Sin embargo, una parte significativa del alza de los precios y de la volatilidad de las materias primas alimentarias solo se explica por la aparición de una burbuja especulativa”.

La situación ha empeorado desde la crisis financiera de 2008. “Se ha observado también un aumento significativo de las inversiones de origen no tradicional sobre los mercados de productos agrícolas derivados, ya sea por razón de diversificación de inversiones o de especulación. Es probable que este fenómeno haya contribuido al alza de los precios en los mercados a corto plazo y esté detrás del actual aumento de los precios sobre los mercados al contado”, indica un informe de la OCDEEnlace externo.

Los adversarios de la iniciativa esgrimen también argumentos académicos. Por ejemplo, un estudio conjuntoEnlace externo de la Alta Escuela Especializada de Lucerna y la Universidad de Basilea, que se basa tanto en observaciones estadísticas propias como en la compilación de resultados de un centenar de estudios realizados entre 2009 y 2015.

Las estadísticas recogidas por ambas instituciones muestran que la especulación solo es responsable del 8% del alza de los precios. De los estudios consultados, el 47% concluye que la especulación tiene una tendencia a estabilizar el mercado, el 37% que no produce ningún efecto y el 16% que hace efectivamente aumentar los precios.

Así pues, es difícil para el ciudadano saber a qué carta quedarse. No obstante, partidarios y adversarios de la iniciativa están de acuerdo en una cosa: es preciso mantener una actitud crítica. “Es conveniente que los ciudadanos presten atención a las fuentes de esos estudios. Es cierto que para hacerse una idea general, hay que multiplicar las fuentes y ser crítico”, afirma por ejemplo Aurélie Haenni, portavoz en la Suiza francófona del Partido Liberal-Radical (PLR/derecha).

En dos palabras

La iniciativa ‘No más especulación con los productos alimentariosEnlace externo’ ha sido impulsada por las Juventudes Socialistas suizas.

Fue presentada en septiembre de 2012 en la Cancillería Federal, con 117 000 firmas válidas.

La derecha y los círculos económicos se oponen a la iniciativa, mientras que la izquierda y las organizaciones de ayuda humanitaria y al desarrollo la apoyan.

El Parlamento y el Gobierno han recomendado rechazar la iniciativa. El Consejo Nacional (cámara baja) votó en contra por 119 votos frente a 51 a favor y 5 abstenciones y el Consejo de los Estados (cámara alta) por 30 votos en contra, 10 a favor y 1 abstención.

Presiones desde el extranjero

Para los adversarios, la iniciativa carece totalmente de sentido, ya que la escasez de alimentos no está vinculada a las operaciones financieras. Es “una nueva receta al estilo socialista, totalmente ineficaz”, según palabras de Guy Parmelin. “Como es costumbre, las Juventudes Socialistas proponen una respuesta burocrática inadaptada y fuera de su tiempo”, sostiene Aurélie Haenni.

Pero también es ingenuo creer que Suiza pueda por sí sola arreglar el problema. “Aunque las empresas del sector de los productos alimentarios estén presentes en Suiza, realizan sus operaciones a través de las bolsas de Chicago o Londres. Y respetan las reglamentaciones en vigor en esos mercados. Si Suiza estableciera normas suplementarias esas empresas estarían en desventaja y actuarían en consecuencia”, explica Aurélie Haenni, haciendo alusión a los riesgos de deslocalización.

Para Guy Parmelin, esta iniciativa equivale a dispararse un tiro en el pie. “Tendrá consecuencias importantes en nuestro país, pues ataca directamente a los actores del comercio internacional de derivados agrícolas establecidos en Suiza. Además, hará aumentar la inseguridad sobre la evolución de las condiciones marco en nuestro país y enviará una señal negativa para el conjunto del mercado financiero helvético”, afirma el hoy ministro en un artículo publicado en el diario de la UDC.

Estas palabras dejan de piedra a Mathias Reynard. “Es un argumento que se repite sin cesar siempre que se propone hacer de la bolsa un espacio más limpio, correcto y respetuoso con las normas éticas. No se puede justificar un comercio que provoca la muerte porque haya empleos en juego; eso no se sostiene”, puntualiza.

Además, el diputado socialista evoca otro problema. “Se constata una tendencia hacia una mayor reglamentación, ya sea en Europa o en Estados Unidos. Suiza debería dar ejemplo, para no tener que asumir dentro de varios años cosas que vienen del exterior, cuando ya todos los demás lo hayan hecho”.

“Vivimos en un mundo globalizado y por tanto hace falta una solución común. Que Suiza haga el papel de caballero andante no es ni deseable ni adecuado”, opina, por su parte, Aurélie Haenni.

Traducción del francés: José M. Wolff

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