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Iniciativas contra la extranjerización: una larga tradición

Obreros italianos comparten una barraca de 4 m2 en Etzwilen (cantón Turgovia) en 1971. RDB

Los suizos han aprobado (50,3%) por primera vez una iniciativa popular destinada a limitar la inmigración de mano de obra extranjera, tema recurrente en la política helvética en los últimos 50 años. Desde las primeras votaciones en la década de 1970, Suiza ha sido objeto de duras críticas y acusaciones de xenofobia en el extranjero.

Las primeras tentativas de limitar la población extranjera se remontan al periodo de auge económico de la postguerra, cuando Suiza registró la mayor oleada de inmigrantes de su historia. La rápida expansión económica, sobre todo en el sector industrial, atrajo a cientos de miles de trabajadores del sur de Europa y, en especial, de Italia y España.

El Gobierno intentó frenar la progresiva contratación de mano de obra de países europeos e introdujo, primero, cuotas para las empresas (1963) y, luego, contingentes nacionales (1970). Con escaso éxito. Entre 1959 y 1973, el número de ciudadanos extranjeros residentes en Suiza pasó del 6 al 17%.

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En un contexto de creciente intolerancia hacia la población extranjera, se fundaron dos pequeños partidos de derecha – la Acción Nacional (hoy Demócratas Suizos) y el Movimiento Republicano – comprometidos a defender la identidad nacional.

Aunque ambas formaciones tuvieron siempre un papel marginal en la política nacional, consiguieron llevar a las urnas cuatro iniciativas populares contra la denominada extranjerización y la superpoblación de Suiza. Y las dos propuestas fueron respaldadas por más ciudadanos que la pequeña base electoral de los partidos.

Amplio eco en Europa

La primera iniciativa Schwarzenbach (apellido del entonces dirigente de la Acción Nacional) que exigía limitar el número de extranjeros al 10% de la población se sometió al veredicto popular en 1970. Obtuvo un 46% de votos a favor, con una afluencia a las urnas elevadísima del 74%, y toda Europa se hizo eco de la noticia.

Tras este resultado, la Acción Nacional y el Movimiento Republicano volvieron a la carga y presentaron dos iniciativas análogas, pero que lograron menos votos a favor -34,2% en 1974 y 29,5% en 1977. La pérdida de apoyo se debió a la mayor movilización de los principales partidos y de los intelectuales, conmocionados por el resultado de la primera votación, y sobre todo, a la recesión económica de los años 1974 a 1976, que llevó a más de 300.000 trabajadores extranjeros a abandonar Suiza.

1968: Retirada de la primera iniciativa popular contra la extranjerización

1970: Iniciativa popular contra la extranjerización logra un 46% de votos a favor

 

1974: Iniciativa contra la extranjerización y la superpoblación obtiene un 34,2% de apoyo

1977: Cuarta iniciativa contra la extranjerización: 29,5%

1984: Iniciativa contra la venta del territorio: 48,9%

1987: Iniciativa contra la extranjerización no logra reunir el número necesario de firmas para someterla a votación

1988: Iniciativa popular limitar la inmigración: 32,7% sí

1996: Iniciativa popular Contra la inmigración clandestina: 46,3% sí

1997: Iniciativa Mesura en materia de inmigración fracasa por no alcanzar las firmas suficientes

2000: Iniciativa popular Por una reglamentación de la inmigración: 36,2% sí

La Acción Nacional tampoco tuvo éxito con su última iniciativa contra la inmigración, sobre la que los suizos se pronunciaron en 1988 (32,7% de votos a favor). Un éxito casi análogo al que registró una iniciativa que lanzó el actual presidente del Partido Liberal Radical, Phillipp Müller, y que pedía limitar el número de extranjeros al 18% (36,2% de votos a favor).

Pese al veredicto bastante claro de las urnas, desde la década de 1970 las iniciativas antiinmigración han provocado críticas en el extranjero, especialmente en los países vecinos. La prensa, el cine y la literatura han retratado a menudo a Suiza como un país xenófobo.

Ascenso de la UDC

En los últimos veinte años, el debate en torno a la inmigración ha estado alimentado principalmente por la Unión Democrática del Centro (UDC, derecha conservadora), que hasta entonces se había centrado sobre todo en la política de asilo.

El partido propuso medidas para endurecer la legislación y luchó contra la integración europea y cualquier tentativa de acercamiento a la Unión Europea (UE). Estos temas han contribuido al espectacular ascenso de la UDC, que ha triplicado su base electoral desde inicios de los años 1990.

El 70% de los suizos se niega a que la interrupción voluntaria del embarazo deje de formar parte de las prestaciones que desembolsa el seguro médico obligatorio.

El 62%, en cambio, ha aprobado el decreto sobre la financiación y ampliación de la infraestructura ferroviaria. El objetivo es crear un fondo de 6.400 millones de francos que se destinará al mantenimiento y desarrollo de la red ferroviaria.

La derecha conservadora se ha convertido en el partido más votado. Hasta la fecha, sin embargo, ha salido derrotada en todas las votaciones sobre los acuerdos bilaterales con la UE y la libre circulación de personas, a los que se opone regularmente. Aun así, la UDC ha conseguido dos importantes victorias en los últimos años, con las iniciativas Contra la construcción de alminares, aprobada en las urnas en 2009, y A favor de la expulsión de extranjeros que cometen delitos, que los suizos avalaron en 2010.

Estos dos éxitos y la creciente afluencia de trabajadores de la UE la llevaron a lanzar, en 2011, su primera iniciativa destinada restringir la inmigración de mano de obra extranjera, que se votó este domingo. Una propuesta que refleja la visión política conservadora que ha adoptado en las últimas dos décadas un partido, que en los años 1970 calificaba de “inaceptables desde un punto de vista humano y económico” las iniciativas populares contra extranjerización y se felicitaba de su fracaso en las urnas.

Próximamente, los ciudadanos estarán llamados a pronunciarse sobre otra propuesta que pretende limitar la inmigración en Suiza, la iniciativa Stop a la superpoblación – sí a la conservación de las bases naturales de la vida. El texto, fundado en argumentos ecológicos, pretende que el aumento por inmigración de la población con residencia permanente se limite al 0,2% anual durante un plazo de tres años. Así, Berna no podría concluir tratados internacionales que van en contra de esta disposición.

Traducción del italiano: Belén Couceiro

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