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Sin ley, sin cifras, ¿cómo combatir la homofobia?

dos parejas sentadas en una banca
Suiza no tiene una ley específica para luchar contra la homofobia ni cuenta con cifras oficiales sobre el número de casos registrado a nivel nacional. Keystone

Una agresión homofóbica filmada en un tranvía ginebrino fue difundida recientemente en las redes sociales. No es un caso aislado, deploran las organizaciones de defensa de los homosexuales. Suiza debería generar estadísticas sobre la homofobia y tener una ley que combate este problema, denuncia Simon Drescher, creador de una línea de ayuda que busca llevar registro de estos casos.

Caos en un tranvía de Ginebra. Un hombre lanza insultos a un pasajero: “Vamos, lárgate de aquí (…), lo que tú quieres es ligarme (…), yo no me follo a maricas”, lanza enfurecido. El insultado, un periodista de la Radio Télévision Suisse (RTS) llamado Jordan Davis, no se deja intimidar. Saca su teléfono inteligente y filma la escena (ver video a continuación). “Estamos en Suiza. Yo soy homosexual y me siento muy orgulloso de ello. Y soy igual que usted”, revira en voz alta. Pero su mensaje no consigue amainar los insultos: la letanía del agresor continua. El resto de los pasajeros, testigos de esta manifestación homofóbica, defienden a Jordan Davis, y en la siguiente estación exigen al hombre bajar del tranvía. Afuera, cae una estruendosa tormenta durante una noche cualquiera de diciembre del 2017.

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Molesto por lo que acaba de vivir, el periodista comparte en las redes sociales el video de la agresión de la que fue objeto. Un alud de reacciones se genera tras el testimonio publicado. Le resulta imposible moderar la oleada de comentarios que desata, así que opta por retirarlo del ciberespacio solo 24 horas después. “Recibí muchos mensajes de apoyo, pero también amenazas”, narra. Algunas personas le reprochaban haber reaccionado así frente a una persona que, claramente, proviene de un entorno desfavorecido. “No tuve tiempo de realizar un análisis sociológico de este señor. Visiblemente, había bebido, pero no sé nada más sobre él”, explica Davis.

“El que calla, otorga”

Al publicar el video, Jordan Davis quería transmitir un mensaje simple: este tipo de comportamientos no es aceptable en Suiza en el siglo XXI. La homofobia es sencillamente inadmisible. “Me sentí impotente. No haber hecho nada habría sido aceptar que una suerte de vergüenza se vertiera sobre mí. La gente pensaría que este tipo de acciones son aceptables. El que calla, otorga”, afirma convencido.

En Ginebra, aún más grave

Los hombres gais y bisexuales de Ginebra enfrentan entre 3 y 4 veces más riesgos de ser víctimas de la violencia masculina que la población suiza en general. El 80% de ellos ha sido objeto de alguna forma de violencia alguna vez en su vida.

Las cifras que existen en Ginebra sobre este tema se deben al proyecto llamado Santé gaieEnlace externo, iniciado en el año 2000 por la asociación ginebrina Dialogai, en conjunción con la Universidad de Zúrich.

Elevada tasa de suicidio

Esta no es la primera vez que este periodista de origen estadounidense es víctima de la homofobia. “Fui atacado en Los Ángeles, en Nueva York, en Dakar… A veces, verbalmente; pero en otra ocasión, físicamente”, dice. También tuvo una experiencia de esta índole en París. “Pero ahí, los testigos no me apoyaron como sucedió en el tranvía de Ginebra. Me sentí mucho más solo en esa ocasión”, afirma.

El programa de investigación y acción también mostró que 20% de los homosexuales de Suiza han intentado suicidarseEnlace externo. Es decir, uno de cada cinco homosexuales o bisexuales. La mitad de estos episodios suele tener lugar antes de los 20 años.

En Suiza, sin embargo, Jordan Davis nunca se había sentido inquieto al respecto. “Me siento realmente seguro en mi entorno. Me imagino, sin embargo, que en ciertos círculos, donde los códigos de masculinidad son diferentes, la homosexualidad sigue sin ser aceptada”.  Afirma que Suiza se ha mostrado bastante abierta a este respecto, convirtiéndose en el primer país en votar a favor del reconocimiento jurídico de las parejas del mismo sexo. La ley federal que reconoce a las parejas homosexuales fue aprobada desde el 2005, con el apoyo de 58% de los ciudadanos helvéticos que acudieron a las urnas.

Del ataque verbal a la agresión física

Pero esta aparente tolerancia suiza no cambia la realidad poco alentadora que vive Suiza en este ámbito. Desde hace poco más de un año, el sitio LGBT+ HelplineEnlace externo documenta los casos de violencia homofóbica en Suiza. Y las organizaciones que dieron vida a este proyecto invitan a las víctimas a denunciar vía Internet, por teléfono o a través de una entrevista personal.

Cuando le mostramos el video de la agresión en el tranvía de Ginebra, Simon Drescher, uno de los responsables del proyecto, considera que el caso es inquietante, pero no sorprendente. “No se trata de una situación aislada. Yo mismo lo he vivido, y numerosas personas señalan agresiones similares”. Para Drescher, la homofobia es un verdadero problema en Suiza. “Negarlo es mostrar ignorancia”.

Del ataque verbal a pequeña escala a la agresión física, los casos de homofobia registrados por el sitio son de lo más variado. El proyecto tiene como meta compensar, aunque solo parcialmente, la falta de estadísticas oficiales sobre la violencia contra los homosexuales y los transexuales de Suiza. “Para las autoridades, la policía y los políticos, si no hay datos concretos, es como si la violencia no existiera”, se lee en su web.

Cuando la línea de ayuda entró en operación, sus fundadores estimaban que uno de cada tres homosexuales, aproximadamente, había sido víctimas de discriminación o violencia.  Pero tres meses después, ya había atendido un centenar de casos, confirma Bastian Baumann, director de la Federación Suiza de Gais ‘Pink Cross’. A finales de enero, esta plataforma publicará su primer reporte anual. “Estos datos solo muestran la punta del iceberg, ya que no disponemos de los recursos necesarios para darnos a conocer más”, dice Simon Drescher.

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Lagunas legislativas

En caso de agresión física, por ejemplo, el carácter homófobo del ataque no será reconocido por la ley. Consignas como “encerremos a todos los homosexuales”, tampoco pueden ser atacadas legalmente. Por otra parte, el Tribunal Federal no considera, en su estructura, las herramientas para apoyar a las asociaciones de protección de los derechos que la comunidad LGBTIQ debe tener. “Sin cifras, es difícil realizar un trabajo de prevención. Y sin base legal, no podemos asumir que estos grupos están realmente protegidos”, señora Simon Drescher.

Además de las estadísticas nacionales oficiales, el responsable de la línea de ayuda estima que es urgente que Suiza genere una ley contra la homofobia. A diferencia de Francia, Austria, Dinamarca o los Países Bajo, Suiza no dispone de una ley específica al respecto. El artículo 261 bis del Código Penal, llamado “norma antirracista”, sanciona claramente la discriminación por razones raciales, étnicas o religiosas, pero no por orientación sexual o por la identidad de género de las personas. Existe una laguna  que ya fue puesta sobre la mesa por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos del Hombre.

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Homofobia, equivalente al racismo

Pero las cosas podrían estar a punto de mejorar en la escena política suiza. En el Parlamento, se debate un proyecto para reformar el Código Penal lanzado por el diputado socialista Mathias Reynard. La iniciativaEnlace externo propone reformar el artículo que lucha contra la discriminación racial, añadiendo que tampoco es admisible la discriminación derivada de la orientación sexual o la identidad de género de las personas. Este delito podría ser castigado con tres años de presión. “Con esta iniciativa queremos demostrar nuestro deseo de luchar firmemente contra toda forma de discriminación que provoque algún tipo de odio entre la población”, afirmó Mathias Reynard al dar sustento a su propuesta.

Los partidos de derecha se oponen firmemente. El derechista Partido Liberal Radical (PLR) considera que el Código Penal brinda protección suficiente contra los ataques al honor o la integridad física y que, por lo tanto, es innecesario completar la norma antirracista. En cuanto a la derecha conservadora de la Unión Democrática del Centro (UDC), que siempre se ha opuesto a la normativa antirracista, considera que una inscripción de homofobia en el código penal llevaría a tomar en consideración “a cada grupo reconocido como no mayoritario”. Y después, a elaborar una ley específica para protegerlos.

Sobre la posibilidad de adaptación de su Código Penal, Suiza aún está por vivir acalorados debates. Pero como el plazo para tratar esta iniciativa se extendió a dos años, el Parlamento no se ocupará del asunto antes de la primavera del 2019.

Traducido del francés por Andrea Ornelas

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