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Inquilinos de Zúrich se movilizan para defender sus hogares

Vista aérea de Brunaupark
Vista aérea de Brunaupark, con el edificio Uetilhof del banco Credit Suisse al fondo. Keystone

Si se consuma el proyecto de reforma que un fondo de pensiones ha planificado y respaldado para un modesto barrio de Zúrich, los residentes que llevan décadas viviendo en un vasto complejo de apartamentos perderán sus hogares. Proyectos similares se suceden a lo largo y ancho de Suiza, ya que, en un clima de tipos de interés bajos, los fondos están invirtiendo masivamente en el sector inmobiliario.      

Brunaupark se encuentra en el suroeste de la ciudad, entre el monte Uetliberg y el lago, a quince minutos de la estación central de Zúrich, en tranvía. A espaldas de la calle, detrás de un pequeño centro comercial, el conjunto de cinco bloques de apartamentos construidos entre 1980 y 1996 alberga en la actualidad a unas 700 personas distribuidas en 405 viviendas.    

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Lo primero con lo que se topa el visitante cuando llega es un grupo de altas estacas blancas que sobresalen de los lugares más inverosímiles de toda la zona. De acuerdo con la ley de planificación suiza, estas estacas marcan la altura y la ubicación de los nuevos edificios que el propietario –el Fondo de Pensiones de Credit Suisse–  ha planeado para esta urbanización.

En la última semana de marzo, el cartero se enfrentó a una carga de trabajo descomunal. El propietario (a través de una empresa dedicada a la administración de fincas) envió a más de 200 hogares en Brunaupark la notificación del cese de sus contratos de alquiler. El plan es demoler cuatro de los cinco edificios por fases, perdiendo 240 apartamentos, y reconstruir más alto y más cerca de la calle 500 nuevas viviendas con un alquiler bastante más alto.         

Los inquilinos de Brunaupark se han organizado para luchar contra los planes de construcción a través de una petición y recursos jurídicos.

Para Credit Suisse, el segundo banco más grande de Suiza, el caso se ha convertido en un verdadero quebradero de cabeza. El banco no quedó bien parado cuando en junio la relatora especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a la vivienda, Leilani Farha, visitó Brunaupark para mostrar su apoyo a los inquilinos.

Pero el Fondo de Pensiones de Credit Suisse insiste en que es un propietario responsable, que ha avisado a los inquilinos de la rescisión de sus contratos de alquiler con más de un año de antelación.  

Este no es el único fondo de pensiones que invierte en bienes inmuebles. Dado que en las ciudades la demanda de vivienda supera la oferta con creces, la inversión en bienes inmuebles en el país helvético se considera una operación segura y lucrativa. Debido a los bajos tipos de interés en Suiza (en estos momentos, los más bajos del mundo), se invierte poco dinero en bonos tradicionales. Asimismo, los tipos de interés bajos hacen que las rehabilitaciones sean baratas. Y todo esto lleva a un constante aumento del precio de los inmuebles. 

“Estamos decididos a luchar”

Willy y Bianca Küng
Willy y Bianca Küng viven en Brunaupark desde 1982. Clare O’Dea

Una pareja de setenta y tantos años que ese día recibió la carta tiene una vinculación especial con Brunaupark. Willy y Bianca Küng viven en el último piso en un apartamento de cuatro habitaciones, desde el que tienen unas fantásticas vistas del casco antiguo y de los Alpes, hacia el sur. La demolición del edificio está prevista para junio de 2020.

En el mismo bloque de apartamentos viven dos de sus hijos. Y un tercero, en uno de los otros bloques que también se enfrentan a la demolición. Bianca cuida de sus cuatro nietos tres días a la semana.

“Es como un pueblo. Tenemos un buen barrio para las familias y los niños. Todo lo que necesitamos para vivir está aquí”, dice Willy Küng.

En su acogedora sala de estar, mientras gesticula, continúa, “no tiene sentido derribar edificios que están muy bien y reemplazarlos por otros. Quieren empezar de cero, pero estamos decididos a luchar”.

Para que los residentes puedan quedarse donde están, su esposa y él, junto con la asociación de inquilinos, están buscando todas las vías posibles para bloquear el proyecto del fondo de pensiones del segundo banco más grande de Suiza.

“Podríamos mudarnos”

Los Küng se instalaron en el bloque a estrenar en 1982. “Desde el principio estaba seguro de que nos quedaríamos aquí. Este lugar estaba considerado como un modelo de desarrollo urbano”, añade.

Los residentes de Brunaupark han encontrado algo que puede ser difícil de encontrar en una ciudad: la vida comunitaria. Y temen perderla. Las comodidades también son excelentes, con acceso directo a la zona verde del monte Uetliberg para pasear, correr y montar en bicicleta.

Sobre todo las personas mayores aprecian tener un supermercado con un restaurante en la puerta, farmacia, peluquería y centro médico. Las familias jóvenes cuentan con una guardería, un jardín de infancia y un amplio espacio seguro en el que sus hijos pueden jugar. Los residentes judíos ortodoxos están a poca distancia de su sinagoga.

Vista desde la vivienda de los Küng.
Vista desde la vivienda de los Küng. Clare O’Dea

En el mismo edificio, cerca de los Küng, Elisabeth Sutter es otra de las inquilinas desde los inicios. Vive, con su marido, en un apartamento de planta baja con un pequeño jardín.

Aunque le encantaría quedarse, es menos optimista. “Es duro vivir con esto todo el tiempo sobre nosotros. Si encontramos un lugar que podamos pagar, podríamos mudarnos”.

Al igual que el de los Küng, el apartamento de los Sutter fue renovado en 2011. La cocina, el baño y las ventanas son nuevos. Elisabeth y su esposo Paul tienen el apartamento a su gusto.

“A la gente le gustaría quedarse, pero siete de los diecisiete apartamentos de nuestro edifico ahora están vacíos. Por desgracia, dos vecinos han fallecido y otros cinco se han mudado. No pudieron soportarlo. El edificio está muy tranquilo”.  

Los inquilinos se han organizado. Y para defender sus intereses han creado la asociación de residentes en Brunaupark. En mayo presentaron al Ayuntamiento de Zúrich las 5 700 firmas recogidas para una petición.

Ahora, contra los planes del fondo de pensiones de Credit Suisse hay dos vías principales de oposición: las objeciones de planificación al proyecto de construcción y las impugnaciones a la rescisión de los contratos de alquiler.

La campaña está en una etapa temprana, pero los inquilinos señalan que, en ambos frentes, están dispuestos a ir hasta el Tribunal Federal, la más alta instancia judicial de Suiza, para salvar sus hogares.

“Mi mente es un caos”

Otro factor que complica la disputa de los inquilinos de Brunaupark es el alquiler. Para Zúrich, el alquiler mensual medio en el complejo es razonable: entre 1500 y 2500 francos (de 1518 a 2024 dólares). Los nuevos apartamentos costarán entre 2500 y 3500 francos.  

Para los arrendatarios de larga duración en Brunaupark está en juego algo más que su seguridad. También se enfrentan a la difícil transición de una posición de arrendatarios a largo plazo, bien protegidos, a la de nuevos inquilinos, que compiten en el mercado abierto, que es mucho más caro.

En este tranquilo barrio de Zúrich se vive una verdadera angustia, sobre todo entre los residentes mayores y los de bajos ingresos. Para la gente que tiene un presupuesto limitado, la oferta del fondo de pensiones de Credit Suisse de apoyar a los inquilinos en la búsqueda de alojamiento es ridícula.

A una anciana le daba mucha vergüenza enseñarme su casa porque, dice, “desde que todo esto ha sucedido, mi apartamento es un caos igual que mi mente es un caos”.

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Traducción del inglés: Lupe Calvo

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