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Cuando siete días se vuelven 27 años… y más

Markus Rüegg con su familia. swissinfo.ch

La Paz debió ser paso breve en el viaje con mochila de Markus Rüegg por Ecuador, Perú y Bolivia, pero una casualidad alteró sus planes: un paisano suyo le ofreció un restaurante pequeño y la posibilidad de hacer empresa.

La tomó. Así este ingeniero civil cambió la mesa de diseño por la gastronomía. Hoy regenta los dos ‘Chalet Suizo’ que visitan incluso los presidentes de Bolivia. Rüegg es además cónsul honorario de Suiza en Santa Cruz.

“Siempre digo que soy de la parte más cuadrada, más católica de Suiza”, dice Markus Rüegg a swissinfo refiriéndose a San Gallen, donde nació y se educó hasta obtener primero los oficios de diseñador civil y de albañil antes de aspirar al título de ingeniero civil en la Escuela Técnica.

Tal propósito exigía un año de práctica en una empresa de Zúrich, ocasión que le despertaría el deseo de abrir un paréntesis en los estudios para conocer algo de Sudamérica. Tenía 21 años, tomó la mochila y partió.

Encuentro con un futuro inesperado

Tras visitar Ecuador y Perú llegó a La Paz con la intención de pasar allí una semana. Durante ese lapso conoció a Ernesto Harnecker, un compatriota del Oberland bernés que a la sazón le propuso y le vendió su pequeño restaurante llamado ‘La Suisse’.

Alentado por su afición culinaria, heredada de la madre, aceptó el reto de convertir su pasatiempo favorito en ocupación central.

Markus recuerda que cuando era estudiante solía invitar a sus amigos a comer, sobre todo después de las fiestas. “Nos reuníamos y yo me ponía a cocinar espagueti, lasaña y platos típicos para atenuar los efectos de la juerga”, comenta.

Seducido por Bolivia, Markus Rüegg convino con su paisano comprar el local después de terminar sus estudios. Volvió a Suiza, rindió los últimos exámenes en la Escuela Técnica de Argovia y sin siquiera averiguar sus notas finales -al cabo de un año-, regresó a la capital boliviana.

De ingeniero civil a chef de cocina

Después de archivar temporalmente el flamante diploma se sumergió en los misterios de la cocina. Aprende y combina recetas, propone una variedad de platos suizos y del lugar que gradualmente atraen a los paladares más exigentes.

“Creo que tenemos una clientela muy variada, muy alta, quiero decir del mundo empresarial, funcionarios de representaciones europeas o internacionales, como ser de embajadas, proyectos de ayuda, políticos y también turistas”, señala al tiempo de citar entre sus huéspedes a los presidentes de los últimos años: Hugo Banzer, Gonzalo Sánchez de Lozada, Jaime Paz Zamora, entre otros.

Sin embargo, el actual presidente, Evo Morales no ha saboreado aún alguno de los 80 platos con carnes de pollo, pavo, avestruz, vaca, llama o los pescados regionales como la trucha del Lago Titicaca o alguno de los menús suizos como una ‘fondue’ de queso, chocolate o mariscos. Markus Rüegg no pierde la esperanza de tener pronto la visita de tan ilustre comensal.

“Pienso que podría escribir un libro con tantas anécdotas ocurridas, pero somos un restaurante serio que cuida la privacidad de sus huéspedes”, precisa, y añade que como buen suizo neutral y diplomático “nunca hemos sacado algún provecho de esos contactos”.

El revanchismo no es buen consejero

Profundamente enraizado en la vida boliviana, Markus Rüegg sigue de cerca lo que pasa en el país de su elección. “Bolivia necesitaba un cambio; creo que la desigualdad era muy grande y la corrupción muy fuerte”, dice a swissinfo sobre la situación política que parece haber superado los sobresaltos de los últimos tiempos.

A su juicio, el gobierno de Evo Morales debe aprovechar el gran apoyo que lo llevó al poder: más del 50% de votos, “algo jamás visto en los últimos 27 años”, algo que le da la gran oportunidad de construir “una nueva Bolivia con más igualdad, con más justicia, con menos corrupción y para el bienestar de todos”.

No obstante, añade, es necesario dejar de ver el pasado. “El revanchismo no nos lleva a un futuro mejor, se debería desterrar todo lo malo, porque Bolivia tiene todo para ser un país estrella, es 26 veces más grande que Suiza y tiene muchos recursos”.

Rüegg insiste en la importancia de los acuerdos bilaterales que, en su opinión, no se los está haciendo con Europa, Estados Unidos o China para impulsar la economía nacional, porque “si el gobierno quiere repartir la riqueza a toda la gente, esa riqueza tiene que llegar también”.

El nexo con la patria lejana

“Hace cinco años de la última vez que estuve en Suiza”, precisa Rüegg para ilustrar que no viaja a menudo a San Gallen, donde aún viven su madre y su hermano Christoph, director de una de las escuelas de dicha ciudad. No obstante, conserva sus lazos y recibe la visita de familiares.

Lo cierto es que además del estado de bienestar financiero que se ha forjado en Bolivia, cuenta mucho su mundo afectivo alimentado por cinco hijos: cuatro de ellos de su primer matrimonio y una, Micalea, fruto de su enlace con Marlene Valdez, con quien comparte su vida desde hace diez años.

En cuanto a su sentimiento hacia su país de acogida lo resume con esta frase: “Me encanta Bolivia”.

swissinfo, Félix Espinoza R., La Paz

En Bolivia viven unos 900 suizos, la mayoría doble nacionales. Gran parte se dedica a actividades económicas: desde pequeños hasta grandes empresarios.

País de concentración de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE).

Ubicada en el centro de América del Sur, Bolivia tiene una extensión de 1.098.581 km2 y una población de 9,2 millones de habitantes, población en la que los indígenas quechuas, aimaras, guaraníes y de otras etnias constituyen una parte sustancial.

El actual presidente indígena Evo Morales Ayma llegó al poder en 2005 y hace poco fue ratificado por 67% en un referendo revocatorio.

Es originario de San Gallen, este de Suiza, y radica en Bolivia desde los 23 años de edad. De profesión ingeniero civil es hoy en día dueño, chef de cocina, encargado de compras y gerente de los restaurantes ‘Chalet Suizo’ de La Paz y Santa Cruz.

En ambos lugares da empleo a 70 personas, pero se queja de la falta de personal cualificado. Ante esta carencia ha debido formar por cuenta propia a sus futuros empleados.

Desde hace un año y medio aplica sus conocimientos de ingeniero civil en una nueva empresa suya que se dedica a la fabricación de ventanas de PVC, totalmente herméticas, contra polvo, calor y acústicos contra el ruido. Emplea para ello tecnología avanzada de Europa.

Markus Rüegg está casado en segundas nupcias con Marlene Valdez, de cuyo enlace nació la pequeña Micalea, de cinco años. Tiene además otros cuatro hijos de su primer matrimonio.

Su madre y su hermano viven en San Gallen.

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