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El comercio equitativo va viento en popa

Las flores siguen siendo uno de los productos estrella que llevan el sello Max Havelaar. Keystone

El año pasado los suizos compraron un 40% más productos con el sello de calidad Max Havelaar que en el 2002.

Las flores y los plátanos son los productos estrella. Y, pese a la crisis en el mercado mundial, aumentaron las ventas de café.

El sello Max Havelaar es garantía de que el plátano o el café que compramos ha sido cultivado en condiciones sociales y ecológicas sostenibles y se comercializa cumpliendo con las normas del comercio equitativo.

Producidos por grupos desfavorecidos en países de América Latina, Africa o Asia, esos productos llegan a las tiendas de Europa sin intermediarios. Su venta asegura unos ingresos suficientes para que los pequeños productores puedan llevar una vida digna.

Productos estrella

En Suiza el comercio equitativo va viento en popa. El año pasado la fundación Max Havelaar facturó 156 millones de francos, lo que supone un incremento del 40% con relación al ejercicio precedente.

Los resultados son más que satisfactorios. El éxito se debe, “en primer lugar, al lanzamiento de nuevos productos, como el mango o la piña”, explica a swissinfo Didier Deriaz, del departamento de Comunicación de la fundación.

Las flores y los plátanos siguen siendo los productos estrella. En esos dos segmentos las ventas aumentaron un 70% y un 25%, respectivamente. La fundación Max Havelaar se felicita especialmente de que, por primera vez en varios años, se hayan incrementado las cuotas de mercado de café ‘equitativo’.

Asimismo se han multiplicado las ventas de azúcar (+265%), un éxito que Didier Deriaz atribuye a “las grandes cadenas de supermercados Migros y Coop, que son las que distribuyen el azúcar certificado con el sello Max Havelaar en Suiza”.

Por el contrario, la fundación ha vendido menos naranjas, té y cacao, pero se propone compensar las pérdidas mediante la búsqueda de nuevas vías de distribución y el lanzamiento de nuevos productos.

Hoy Max Havelaar comercializa café, té, piñas, plátanos, mangos, zumo de naranja, miel, cacao, chocolate, azúcar, plantas y flores.

Compromiso social

No existe un perfil concreto del consumidor de productos Max Havelaar. “Es gente que se inclina por los productos cuya elaboración responde a unos criterios éticos y ecológicos específicos”, señala Didier Deriaz. Y esto tiene que ver mucho con los tiempos que corren.

El movimiento antiglobalización gana cada vez más adeptos y “mucha gente ve en el comercio equitativo una forma de contribuir a reducir las disparidades que existen entre el Norte y el Sur”, puntualiza.

Con las acciones del comercio justo se consigue concienciar a los consumidores en los países industrializados, pero el sello Max Havelaar es también una garantía de que los recursos llegan a quienes realmente los necesitan.

De hecho, el año pasado los pequeños productores que trabajan con la fundación Max Havelaar recibieron casi el 25% (38 millones de francos suizos) de los ingresos que generaron las ventas en Suiza.

Un sello conocido y respetado

Una encuesta reciente indica que entre el 68% y el 70% de los suizos conoce el sello de calidad Max Havelaar. “Suiza encabeza la lista de ventas per cápita y es líder de ventas de plátanos y café en Europa”, subraya Didier Deriaz.

Si el comercio equitativo gana cada vez más adeptos y la fundación Max Havelaar goza de una buena reputación en el país de Guillermo Tell es gracias a “los medios de comunicación que han informado continuamente sobre las campañas e iniciativas de la fundación”, reconoce.

Pero hay otro factor crucial que explica la historia del éxito de la fundación. Y es que son nada más y nada menos que las dos principales cadenas de distribución alimenticia helvéticas, Migros y Coop, las que comercializan los productos certificados con el sello Max Havelaar.

Es más. Coop anunció hace dos meses que está decidida a comercializar únicamente los plátanos de las plantaciones que trabajan con la fundación suiza. Una verdadera alegría para los pequeños productores latinoamericanos, ya que las bananas se cultivan en Colombia, Costa Rica y República Dominicana.

swissinfo, Belén Couceiro

El primer sello de garantía de comercio justo nació en Holanda. La marca Max Havelaar se creó en 1988 y a partir de esa fecha se extendió a otros países europeos.

La sección suiza de Max Havelaar, fundada en 1992, reagrupa a seis ONG: Pan para el Prójimo, Caritas, Acción Cuaresma, Ayuda Protestante Suiza, Helvetas y Swissaid.

Los suizos son hoy los principales consumidores de productos que llevan ese sello de calidad.

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