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En Popayán, una Pasión de la Humanidad

Procesiones de Semana Santa en Popayán: casi medio milenio de Historia. REUTERS/Eduardo Munoz

La ciudad colombiana vive esta Semana Santa la primera edición de sus Procesiones como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad; empero, esa herencia colonial que hizo de la capital del Cauca ‘La Jerusalén de América’, celebra este 2010 su 454 aniversario.

Acompasado y solemne, el retumbar de las percusiones anuncia el avance de la comitiva. A hombros de ocho ‘cargueros’ y precedidos por una ‘sahumadora’, cada ‘paso’ recuerda La Pasión de Jesús, desde la oración en el Huerto de los Olivos hasta la Crucifixión.

“Es el mayor evento de la ciudad. La gente se prepara a lo largo de todo el año para celebrarlo”, explica Camilo López, síndico del paso del Nazareno en el vecino municipio de Mercaderes.

En una expresión sincrética de la fe impuesta por los conquistadores y las creencias prehispánicas, los feligreses de la también denominada ‘ciudad blanca’ reviven año con año la Pasión de Jesucristo a lo largo de sendas comitivas, que recorren el casco viejo de Popayán y atraen a la friolera de unos 80 mil espectadores.

Los ‘pasos’ son los retablos que componen las Procesiones; es decir, las diferentes escenas de los últimos días de Jesús entre los hombres e incluyen las figuras de los personajes que lo acompañaron: la Virgen María, Verónica, María Magdalena, San Juan, San Pedro…

Figuras coloniales e imaginería local

“En las Procesiones, los pasos son diferentes según los días de la semana, pero todos concluyen con La Dolorosa”, explica el especialista. Entre ellos: La flagelación, las caídas, el Santo Sepulcro, la negación (de Pedro), el velo…

Según Camilo López, las figuras que llevan en andas los pobladores locales datan, en su mayoría de finales del siglo XVII, pero también incluyen escenas de la imaginería local, como aquella del ‘Cristo del Perdón’, una representación de Jesús con la cruz a cuestas y con una rodilla apoyada sobre el globo terráqueo.

Pero la anterior no es la única aportación de la feligresía de Popayán a una celebración de origen español. Precisa nuestro guía que en tiempos de la Colonia, los ‘patojos’ (habitantes de Popayán) escondían bajo las vestimentas de los personajes cristianos las figuras de sus ídolos.

Patrimonio de la Humanidad

Con el correr de los años esa manifestación de resistencia a una fe impuesta fue desapareciendo, como también se eliminaron los capuchones de los ‘cargueros’ para evitar la intromisión de delincuentes en las Procesiones.

Hoy los cargueros, ataviados a la usanza sevillana, llevan ‘capirotes’ en la cabeza y los asistentes pueden observar sus rostros.

También ahora, en consideración de la UNESCO que el pasado mes de septiembre las inscribió en la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, estas representaciones constituyen un factor importante de cohesión social y de reforzamiento del sentido colectivo de identidad de la población local.

Una aportación de Popayán al legado cultural internacional y que se suma a su designación, en 2007, como ‘Ciudad UNESCO de la Gastronomía’.

Casi medio milenio de Historia

Las Procesiones de Semana Santa desfilan a lo largo de las pintorescas callejuelas de la ciudad de Popayán, una joya de la época colonial, víctima del embate de una docena de terremotos, el más grave en 1983, y que sus moradores han recuperado con obras de reconstrucción bajo el modelo original.

Ante la mirada expectante de unos 80 mil turistas que acuden cada año a presenciar esta manifestación cultural, la primera en su género de América Latina y la segunda en el mundo después de aquella de Sevilla, los cargueros llevan en andas representaciones de hasta una tonelada de peso y de cerca de medio milenio de Historia.

Marcela Águila Rubín, Popayán (Colombia), swissinfo.ch

Desde la época colonial, las procesiones de Semana Santa de la ciudad de Popayán son una de las más antiguas conmemoraciones tradicionales de toda Colombia.

Desde el martes hasta el sábado anterior a la Pascua de Resurrección tienen lugar, entre las 20 y las 23 horas, cinco procesiones dedicadas respectivamente a la Virgen María, Jesucristo, la Santa Cruz, el Santo Entierro y la Resurrección, que recorren un itinerario de unos dos kilómetros por el centro de la ciudad.

Los elementos centrales de las procesiones son los pasos, imágenes representativas de la Pasión de Cristo, creadas y agrupadas con arreglo a normas complejas, que se hacen desfilar con una rica ornamentación floral.

Las estatuas de los pasos, que son de madera y datan en su mayoría de finales del siglo XVII, son acompañadas en su recorrido por hileras de fieles portadores de cirios vestidos con hábitos religiosos.

Son notables tanto la calidad artística de los dorados y la ebanistería de los pasos como la atmósfera sonora y olfativa (incienso) de las procesiones.

Los preparativos duran todo el año y se efectúan ajustándose a normas que vienen transmitiéndose de generación en generación y se enseñan a los niños desde los cinco años.

Las procesiones han generado un vocabulario y competencias específicas. Las funciones y responsabilidades de cada uno de los participantes se definen y distribuyen con precisión.

La organización de las procesiones corre a cargo de vecinos de la ciudad, miembros de una Junta Permanente pro Semana Santa, que cooperan con las autoridades municipales y diversos organismos.

Fuente: UNESCO

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