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Galvão desea entrenar a un club suizo

Mauro Galvão es consolado por el presidente Manzoni del FC Lugano, después de una derrota en diciembre de 1992. Keystone

Destaca por un estilo de juego elegante y seguro. Mauro Galvão está considerado como uno de los mayores defensas centrales en la historia del fútbol brasileño.

Durante seis años jugó en el FC Lugano y con el club del cantón del Tesino levantó el trofeo de la Copa de Suiza en la temporada 1992-93. En esta entrevista habla de lo que aprendió en esa época y del cariño que siente por el país alpino.

Durante 23 años, de los 17 a los 40, desfiló su clase y ‘savoir faire’ por los estadios de medio mundo. La de Mauro Geraldo Galvão, de 45 años, es la trayectoria de un campeón.

Un frutífero recorrido del niño delgadito que jugaba con los amigos a dar patadas al balón en las calles de Menino Deus, en Porto Alegre, al defensa central que vistió la camiseta de la selección brasileña en dos Mundiales y en unos Juegos Olímpicos: ganó en total 20 títulos con seis clubes y con la selección amarilla.

Mauro Galvão, que reside con su familia (esposa e hijo) en Río de Janeiro, es hoy un entrenador sin empleo. Una situación que afronta con la misma calma y serenidad que le caracterizaban como defensa central. No le urge encontrar un club.

En esta entrevista con swissinfo, realizada en una soleada tarde de enero en el Café Concerto de la Casa de Cultura Mario Quintana, en Porto Alegre, Galvão recuerda su paso por tierras helvéticas. Habla del cariño y la admiración que siente por Suiza y su pueblo, y aprovecha la ocasión para señalar que en un futuro próximo espera tener la oportunidad de entrenar a algún club suizo.

swissinfo: ¿Cómo surgió su llegada a Suiza?

Mauro Galvão: Yo no conocía Suiza, me hablaron de que el FC Lugano estaba interesado en mí. Es un club de la Suiza italiana. A mí eso de la ‘Suiza italiana’ me resultaba extraño, pero cuando conocí el país comprendí qué era eso de los cantones. Fui a ver el club, me gustó y terminé quedándome.

swissinfo: ¿Cuándo le ficharon?

M.G.: Después del Mundial del 90 en Italia. Hubo contactos de un empresario con un directivo del Lugano: Claudio Sulzer. Yo tenía ofertas de otros clubes, pero en aquel momento me pareció interesante salir (de Brasil) y dejar el Botafogo, que era mi club en aquella época. Económicamente era una oferta interesante, pues yo cobré un porcentaje por el traspaso.

La verdad es que fue ventajoso para mí, para el club y para todos los implicados. Terminé quedándome hasta que… Fue muy curioso. Una vez en Suiza ellos (el club) no me dejaban regresar para llevarme a mi familia. Me decían que yo siguiera jugando, que estuviera tranquilo, que ellos se ocuparían de todo. Y así fue. Al cabo de un mes, mi familia se reunió conmigo. La adaptación me resultó difícil al comienzo, cosa normal, pero tuve la suerte de establecerme en la región de habla italiana y entonces me resultó más fácil. En Rio Grande do Sul, el estado en Brasil de donde soy originario, hay una gran colonia italiana.

swissinfo: ¿Cómo era el nivel del fútbol suizo en aquella época?

M.G.: No se puede comparar con el nivel que hay hoy, porque el fútbol suizo ha evolucionado mucho en los últimos años. Hay cosas que fueron mejorando con el tiempo, como la propia preparación física.

En aquella época no había un preparador físico. Después se contrató al italiano Giovanni Mauro, que – si no me equivoco – hoy está en el AC Milán. Y fue genial. Además, el tipo de juego era y es muy parecido al que se juega en el sur de Brasil.

Es un juego de balones aéreos, de rendimiento físico. Eso fue una ventaja para mí, porque me gusta ese tipo de juego y, claro, pude aunar mi fuerza física y mi técnica. Al comienzo tuve algunas dificultares con posicionarme en el campo, pues allí se jugaba de una manera distinta a la que yo estaba acostumbrado.

El suizo es parecido al fútbol inglés. No hay mucha defensa, hay una vocación para el ataque.

¿Cuáles eran los otros jugadores extranjeros en el club?

M.G.: En mi época jugaban el holandés Eilli Worter, el sueco Patrick Engel, el danés Cansen, y después se sumaron Trossero, defensa central argentino, y Paulinno Andreoli, centrocampista brasileño que jugó en el Fluminense. El entrenador era Villard, un suizo francés. Su sucesor fue Engel.

swissinfo: En esas ‘legiones extranjeros’ el lenguaje del balón supera los obstáculos de la lengua?

M.G.: Era complicado, pero cuanto más alto hable el balón, mayor el entendimiento. Yo siempre aconsejo a las personas que traten de aprender la lengua del lugar donde juegan.

swissinfo: ¿Y usted aprendió el idioma local?

M.G.: No lo estudié, pero aprendí italiano en el día a día.

swissinfo: Fue campeón de Suiza en 1993. ¿Qué le marcó en esa temporada?

M.G.: Me marcó mucho porque un año antes habíamos jugado la final en Berna contra el Lucerna y perdimos el partido. Nos costó mucho asumir esa derrota, pues el equipo adversario era tan bueno como el nuestro. Recuerdo que íbamos ganando cuando ellos cambiaron el marcador para anotarse 2 a 1. Nos habíamos preparado bien, pero aquella derrota me dejó un sabor amargo, se le quedó atragantada a todo el equipo.

Al año siguiente, en 1993, volvimos a clasificarnos para la final de la Copa, que disputamos contra el Grasshoppers, el gran campeón suizo. Nos superamos. Todavía se me pone carne de gallina cuando recuerdo aquel partido. Ese año Paulinho Andreoli ya jugaba con nosotros y él encajó como anillo al dedo en el equipo. Bueno, esa final fue la oportunidad que tuvimos para hacer historia. Todo funcionó y ganamos por 4 a 1.

swissinfo: ¿Y cómo era la relación con la afición?

M.G.: La afición siempre fue más tranquila que en Brasil, pero es más observadora, más respetuosa. Me tenía mucho cariño y por ser extranjero me sentía en la obligación de mostrar una actitud ejemplar.

swissinfo: ¿Qué aprendió de la convivencia con los suizos?

M.G.: Lógicamente, el hecho de haber vivido en un país muy organizado siempre me ha servido no sólo en el aspecto financiero, sino también como experiencia de vida. Cuidar tu imagen personal, cumplir profesionalmente los plazos, preocuparse por no andar con el neumático roto o con el coche sucio.

Hasta en la alimentación, preocuparte por lo que comes. Cuando llegué a Suiza me sorprendió que antes del almuerzo se sirviera una macedonia de frutas, o sea, lo que en Brasil sería el postre. Después se servía una ensalada verde, una carne seca – que es típica allí, pero cuyo nombre no recuerdo – y después pasta. Era una alimentación saludable. En Brasil yo estaba acostumbrado a puré de patata, a comida más pesada, aunque aquí también han cambiado mucho los hábitos alimentarios.

swissinfo: ¿Y qué podemos esperar del fútbol suizo en la Eurocopa 2008?

M.G.: El fútbol suizo ha mejorado mucho. No ha alcanzado aún el nivel que tienen Brasil o Francia, pero lo que me alegra es que hay una renovación generacional en el fútbol helvético, cosa difícil en Europa, donde los índices de natalidad son bajos.

Parece que Suiza hizo un bonito campeonato europeo en la categoría junior, no sé si fue vicecampeón o campeón. Se está trabajando bien en las categorías juveniles.

Ellos necesitan esas victorias importantes para poder llegar a un título. Ocurrió algo parecido en Francia, aunque no podamos compararlas porque son dos escuelas diferentes. Pero el fútbol suizo ha emprendido el camino de la evolución y, en consecuencia, cosechará éxitos.

swissinfo: ¿Fichar a futbolistas de otros países es una opción para aumentar esa calidad?

M.G.: Sí, muchos jugadores del este europeo están jugando en Suiza y parece que el cambio en la fórmula del campeonato es una señal de esa evolución. Aunque no se invierten tantos medios como en Italia, la estructura ha crecido mucho.

swissinfo: ¿Se ha planteado alguna vez entrenar a un equipo suizo?

M.G.: Creo que hay una rigidez mayor para que esto pueda suceder ahora. Rigidez en el sentido que ellos exigen diplomas para el cargo y en mi caso tendría que hacer ese diploma en Suiza. Es una idea que me gusta, sólo falta que me inviten.

Entrevista swissinfo: Tom Belmonte, Porto Alegre
(Traducción del portugués: Belén Couceiro)

Posición: defensa central

Fecha de nacimiento: 19.12.1961

Mundiales de Fútbol: 1986 (México) y 1990 (Italia)

Juegos Olímpicos: 1984 (Los Ángeles)

Partidos con la selección brasileña: 26 (dos no oficiales = amistosos??)

Goles marcados con la selección: 0

Clubes internacionales: Internacional-RS, Botafogo, Bangu, Lugano, Gremio y Vasco

Entrenador: Vasco da Gama, Botafogo, Náutico y Vila Nova, entre 2003 y 2006

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