Indígena y presidente: ¿oportunidad o estigma?

Evo Morales Ayma escribirá la respuesta final. El mandatario boliviano de origen aimara encara de momento la peor crisis político-social y el reto de poner en práctica la retórica frase de que la unidad está en la diversidad étnica y cultural.
Presente desde 1969 en Bolivia, la cooperación suiza al desarrollo comparte la finalidad del nuevo plan de desarrollo nacional aprobado por el presidente Morales: reducir la pobreza.
Varios países, entre ellos Brasil, Argentina y Venezuela, han expresado su apoyo al proceso democrático boliviano, su condena a los actos vandálicos en algunas ciudades, y han exhortado a que los prefectos y cívicos opositores a Morales pongan fin a los actos de violencia
El saldo trágico de más de una decena de muertes y numerosos heridos en el sur y en el oriente del país, sobre todo en Pando, muestra la gravedad de la situación. La inexistencia de partidos políticos con peso específico visible ha hecho que los prefectos (gobernadores) y comités cívicos asuman ese papel, de modo muy radical, frente al primer presidente indígena surgido de las urnas en el 2005.
Los primeros quieren imponer sus estatutos de autonomía política y exigen el manejo del dinero proveniente del Impuesto Directo a los Hidrocarburos, mientras que el gobierno central pretende hacer aprobar la nueva Constitución, observada por los opositores, y gestionar el IDH.
Tras varios diálogos de sordos y ante la ausencia de un mediador nacional aceptado, las intransigencias han dado paso a desbordes violentos y tomas de instituciones estatales. A tal extremo de que el gobierno se vio obligado a decretar el estado de sitio en Pando, medida susceptible de extenderse si las condiciones lo reclaman.
Especulaciones antojadizas
Situada en pleno corazón de América del Sur, Bolivia es tristemente célebre por la innumerable cantidad de golpes de estado militares y por las guerras que desde su independencia, el 6 de agosto de 1825, le han amputado ricas zonas de su territorio. Por eso no extrañan las especulaciones agoreras de una guerra civil y de intereses creados.
Lo curioso es que esta vez, a diferencia del pasado, la población civil no enfrenta a la represión policial ni militar, sino que se enfrenta entre sí por posturas políticas recalcitrantes. Todo ello precisamente en la gestión del primer presidente indígena que llegó al poder por voluntad mayoritaria de los electores, en diciembre de 2005.
Aquel hecho destacado por la comunidad internacional fue calificado de histórico porque marcaba la verdadera incursión política de los campesinos en el quehacer político desde la más alta esfera. Pero una cosa es el ejercicio consciente de este derecho para unir a las clases sociales, y otra muy distinta picar el anzuelo de la unilateralidad e incluso de los brotes racistas.
Es en este difícil y frágil ejercicio donde la oposición halla caldo de cultivo al afirmar que el gobierno de Evo Morales es más indigenista que incluyente de toda la sociedad boliviana.
Consecuentemente, los departamentos de la media luna insisten a raja tabla en una autonomía plena y rechazan la nueva Constitución cuyos términos, a su juicio, no reflejan la completa identidad boliviana.
No cabe duda, hay diferencia de intereses en cuanto a la tenencia de tierra y la reforma agraria; la distribución de recursos financieros y de política exterior, entre otros; pero no es menos cierto que estas diferencias pueden, y deben, ser resueltas mediante el debate democrático.
Suiza de cara al proceso de cambio en Bolivia
Presente desde 1969, la cooperación suiza al desarrollo comparte la finalidad del nuevo plan de desarrollo nacional aprobado por el presidente Morales: reducir la pobreza. Es en este sentido que el país andino mantiene su condición de prioritario en los programas de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación y de la Secretaría de Estado de Economía (Seco).
Por otra parte, acorde con la política exterior de Suiza –basada en el principio de solidaridad internacional-, y la importancia del país andino, ha instituido en 2007 una embajada en La Paz.
El apoyo de COSUDE se concentra en proyectos específicos en el altiplano y los valles interandinos de los departamentos de Cochabamba, Chuquisaca y La Paz. Entre 1969 y 2006, la Confederación Helvética ha cooperado con más de 420 millones de dólares no reembolsables.
A ese hecho se suma la contribución del casi millar de suizos radicados en la vida económica, social y cultural de Bolivia, país de acogida.
Reacciones ante la crisis actual en Bolivia
Bolivia y Venezuela han declarado personas no gratas a los embajadores de Estados Unidos en sus países. El primero aduciendo injerencia de Philip Goldberg en asuntos internos y el segundo porque expulsando a Patrick Duddy se solidarizaba con el presidente Morales de Bolivia.
Sin poner en tela de juicio las razones de ambas decisiones, no queda clara la conveniencia de las mismas si consideramos que otro de los argumentos esgrimidos contra Evo Morales es su supuesta obediencia a Hugo Chávez.
Lo inequívoco y contundente es el respaldo de los gobiernos de Brasil, Argentina, Paraguay, Chile y otros al proceso democrático y al presidente de Bolivia. Además de exhortar al diálogo y a que los prefectos y cívicos pongan fin a los desmanes violentos, advierten que no aceptarán la sustitución de un gobierno elegido en las urnas y ratificado en un referendo reciente.
Vistas las cartas de los prefectos y cívicos de la denominada media luna y las del gobierno, la única salida es buscar el consenso. El instrumento, siempre lo han sabido, es el diálogo que identifique a la diversidad de etnias y capas sociales en la unidad nacional; que respete y atienda los intereses de las mayorías y renuncie a los caprichos políticos.
El prefecto de Tarija parece haber dado el primer paso en ese sentido.
Hace algo más de tres años la opinión pública nacional e internacional saludó el triunfo electoral del primer indígena y la oportunidad política que este hecho abre a los representantes de otros pueblos autóctonos del mundo.
Hoy la posibilidad de que ese horizonte quede abierto está sujeto, en gran medida, al precedente que deje el presidente aimara de Bolivia Evo Morales Aima; es decir, el presidente de los casi 10 millones de bolivianos que viven en el campo y las ciudades.
No cabe duda, en Bolivia hay un antes y habrá un después de Evo.
swissinfo, Juan Espinoza
Bolivia es país prioritario de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación, COSUDE. Para este año, la COSUDE y la SECO destinarán algo más de 13 millones de francos en diversos programas.
Los proyectos que respaldan guardan consonancia con los Objetivos del Milenio de la ONU, sobre todo el de reducir a una mitad la incidencia de la pobreza. Comparten además esta finalidad incluida en el plan de desarrollo nacional del gobierno boliviano.
Casi un millar de suizos y doble nacionales viven en Bolivia.
Los departamentos de Santa Cruz, Pando, Beni, y Tarija exigen autonomía plena y reclaman la devolución del fondos del Impuesto Directo a los Hidrocarburos. Además se oponen a la nueva Constitución Política.
El gobierno de Evo Morales pretende a su vez hacer que la nueva Carta Magna sea aprobada en un referendo previsto para diciembre próximo. Por otra parte se niega a dejar sólo en las prefecturas la gestión del IDH.
Este pulso recalcitrante ha derivado en manifestaciones, huelgas de hambre y tomas violentas de instituciones estatales en Santa Cruz, Pando y Tarija. El saldo es de más de una decena de muertos y numerosos heridos. En Pando se ha decretado el estado de sitio.
La comunidad internacional, sobre todo Brasil y Argentina, han expresado su apoyo total al gobierno de presidente Morales. Madrid y Berna también siguen de cerca la situación en Bolivia.
El presidente de Venezuela Hugo Chávez adelantó la posibilidad de reunir a los 12 países de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) para analizar la situación boliviana.
Bolivia tiene una superficie de 1.098.581 km2 y una población de 9,4 millones de habitantes. Su territorio se extiende desde la Cordillera de los Andes y sus altas mesetas hasta las planicies orientales de la cuenca amazónica.
Bolivia es considerado el país más pobre de América del Sur, a pesar de sus grandes recursos mineralógicos, hidrocarburos, petróleo, madera, etc. Más del 60% de su población vive por debajo del umbral de la pobreza.
El PIB anual per cápita es de 1.100 dólares; mientras que la esperanza de vida es de 67 años para las mujeres y de 63 para los hombres.
Bolivia es gobernada desde enero de 2006 por el primer presidente indígena: Evo Morales Aima, ganador de las elecciones de diciembre de 2005 por algo más de 53% de votos.
En mayo de 2006 nacionalizó las reservas de gas natural y renegoció los 44 contratos existentes con empresas de gas internacionales.

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