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Ciudades fronterizas contra “turismo de compras”

Clientes suizos tramitan el reembolso del IVA en una tienda alemana en la frontera con Suiza.
Clientes suizos tramitan el reembolso del IVA en una tienda alemana fronteriza. Keystone

Muchos consumidores suizos adquieren sus productos en ciudades cercanas del otro lado de la frontera para ahorrar. Para poner coto al “turismo de compras”, comunas helvéticas limítrofes pretenden formar una alianza. swissinfo.ch acudió a una de ellas para observar la situación.

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Estamos en la frontera entre Kreuzlingen (Suiza) y Constanza (Alemania) un viernes de julio por la tarde. La avenida Konstanzerstrasse, que cruza la línea que separa los dos países, suele estar muy congestionada, pero hoy no es el caso. Los lugareños atribuyen esa tranquilidad a las vacaciones. “Por el momento, hay sorprendentemente pocos automóviles”, dice Andreas Netzle, el alcalde de la ciudad. “Los viernes y sábados, esa vía suele estar completamente llena”.

Constanza, Waldshut, Rheinfelden, Lörrach, Weil am Rhein: los nombres de estas ciudades alemanas suenan como música celestial para muchos suizos cazadores de ofertas. En ellas encuentran precios con los que solamente pueden soñar de vuelta a Suiza.

Según Netzle, el acuerdo sobre la libre circulación de personas, firmado con la Unión Europea (UE) en 2002, marcó el comienzo de un difícil camino para muchas tiendas suizas cercanas a la frontera. Peor todavía cuando el Banco Nacional Suizo (BNS) eliminó el límite cambiario en 2015 de 1.20 euros por franco.

“Este movimiento agravó la situación que las tiendas y las empresas han estado enfrentando”, dice Netzle. Se queja especialmente de las desigualdades entre el comercio de Kreuzlingen y el de Constanza que denomina “colisión de precios a poca distancia”. Los expertos estiman que el turismo de compras supone una pérdida anual de más de 10 000 millones de dólares para las empresas suizas.

¿IVA? ¡No hay que pagarlo!

Ya en sí, los precios bajos son tentadores. Sin embargo, los clientes aguardan el tiempo que les sea necesario para obtener los sellos de exportación en la frontera y poder solicitar luego la devolución del 19% del IVA alemán. Los que respetan el límite permitido de 300 francos tampoco tienen que pagar el IVA suizo.

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Con sus carritos sobrecargados y los trámites para la obtención de los certificados, los cazadores suizos de gangas prolongan la espera de los clientes locales, lo que puede resultar molesto. Netzle determinó que había que hacer algo, especialmente en lo que concierne al impuesto al valor agregado, e inició la formación de una alianza fronteriza contra el turismo de compras a principios de este año, justo antes de que dimitiera como alcalde.

“El principal objetivo es la llamada justicia del IVA”, dice. Las personas que frecuentemente cruzan la frontera y sujetan sus compras al límite establecido no pagan el IVA suizo. “Creo que todo el mundo debe pagar el IVA, no importa si es en Alemania o en Suiza”.

Por lo tanto, la “red de ciudades fronterizas” de Netzle pide reducir el límite permitido libre de impuestos de 300 a 50 francos, una solicitud que varios parlamentarios suizos también hacen. “Entiendo que todo el mundo quiere comprar a precios más baratos. Es un comportamiento natural. Todo el mundo busca la mejor oferta. Sin embargo, debe ser justo y, ante todo, debe ser igual. Todo el mundo debe pagar impuestos”, dice Netzle.

En respuesta a las preocupaciones de los escépticos sobre los costos adicionales y el trabajo para las aduanas, el alcalde sostiene que ese tema podría ser manejado fácilmente con tecnología digital. También está convencido de que los ingresos adicionales compensarían muchas veces cualquier trabajo extra.

Precios bajos

El segundo objetivo de la red es abogar por precios más bajos en casa. “Sabemos que los precios de ciertos productos se incrementan artificialmente en Suiza”, observa Netzle. Es la razón por la que tantas personas hacen sus compras en el extranjero. Considera también que la “iniciativa de precios justos”, lanzada por el grupo de protección al consumidor y actualmente en busca de firmas, es una buena herramienta para combatir los altos precios. Al final del día, “necesitamos actuar juntos y hacer algo por los altos precios en nuestro país”.

En su esfuerzo, Netzle ha recibido el apoyo de la asociación suiza de autoridades locales, que ha tomado la delantera y organiza discusiones en las diferentes regiones lingüísticas. La primera para las ciudades fronterizas suizas de expresión alemana se llevará a cabo en Kreuzlingen en septiembre de este año.

Y el grito de ayuda ha llegado a Berna. En julio, el ministro suizo de Economía, Johann Schneider-Amman, anunció la introducción de una serie de medidas para poner fin a los altos precios. Entre ellas, la reducción de las barreras comerciales y de burocracia, así como la flexibilización de las regulaciones de importación. Hasta el momento no se han anunciado más detalles.

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Éxito pese a la proximidad de la frontera

No todas las tiendas en Kreuzlingen sufren por el turismo de compras. Urs Portmann, quien vende productos de tabaco y bebidas alcohólicas cerca de la frontera con Alemania, nos invita a tomar un café en su establecimiento.

La tienda tiene medio siglo. ¿Cómo han conseguido Portmann y su hijo sobrevivir en un ambiente tan difícil? ¿Y cómo han logrado prosperar? El secreto de su éxito es que son especialistas, prestan mucha atención a sus productos y emplean personal bien formado y amable que mantiene buenas relaciones con los clientes.

También comenzaron temprano a cultivar negocios con clientes de todo el mundo, lo que ayudó a compensar la crisis financiera en Europa. Y como la mayoría de las bebidas espiritosas, que son artículos populares libres de impuestos, se compran en el extranjero, pueden ofrecerlos a precios competitivos, incluso en comparación con Alemania. Tienes que “atrapar a la gente cuando está ahí y dejar de quejarte”, subraya Portmann.

Oliver Oesch, quien vende bicicletas a pocas puertas, tampoco tiene motivos para quejarse. Dice que entiende a los consumidores suizos y abiertamente admite que también hace sus compras en el extranjero. Oesch y su esposa realmente querían abrir su tienda cerca de la frontera. “Estar en un negocio de descuento nos coloca en una buena posición, ya que nos permite ofrecer mejores precios que nuestros competidores en Alemania. Por ello estamos vendiendo bien”. Incluso tienen clientes procedentes de Constanza.

Lo único que le molesta de la Konstanzerstrasse es la contaminación. “Esta avenida suele estar muy congestionado de jueves a sábado. La contaminación es terrible y la respiración es difícil. Hay que hacer algo al respecto”.

Precios más bajos, pero Suiza aún es cara

Una noticia realmente buena: según un estudio del instituto de investigación BAK de Basilea, los precios al menudeo en Suiza han caído un 8% desde el cambio de milenio. Al mismo tiempo, algunos bienes de consumo se han vuelto más caros en los países vecinos.

Sin embargo, los consumidores suizos todavía pagan mucho más por los mismos productos que sus vecinos. Para muchos la explicación está en los altos salarios de Suiza. Sin embargo, el estudio también halló que los altos salarios solamente representan el 4% de la diferencia del costo total. Para el BAK de Basilea la razón está en el desarrollo del tipo de cambio, ya que ha enmascarado el ajuste de los precios relativos. El franco suizo ha ganado enormemente en valor debido a la liberación del tipo de cambio en 2015.

“Suiza es aún muy cara, lo que se refleja en numerosas comparaciones de precios al consumidor entre Suiza y otros países”, concluye el BAK.

Según diversos estudios, el responsable suizo de protección al consumidor, que aboga por precios justos y una política de precios transparentes en nombre del Gobierno federal, estima que los precios de los productos importados son aproximadamente un 30% más caros en Suiza que en otros países europeos. También encontraron que los productores suizos piden precios más altos en el mercado interno”.

Traducido del inglés por Marcela Águila Rubín

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