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La gente de Davos aguanta estoicamente

La principal calle de Davos bajo estrictas medidas de seguridad. Keystone

En la estación alpina, donde se desarrolla el Foro Económico Mundial (WEF), los habitantes se han resignado a vivir por algunos días bajo estrictas medidas de seguridad.

Sin embargo, consideran que el WEF tiene un impacto positivo para la economía de la región.

Generalmente se relaciona la corneja negra a los malos presagios. Esas aves rapaces nocturnas abundan en el cielo invernal de Davos. Pero nadie se asusta.

Si la gente levanta la cabeza es para mirar el paso incesante de los helicópteros, limusinas de los poderosos para algunos, un gran dispositivo de seguridad para los otros.

Davos vive su 34° Foro Económico Mundial (WEF) en una aparente indolencia, entre una montaña de nieve.

Este año se han adoptado medidas de seguridad muy estrictas . Cientos de policías, miles de militares, kilómetros de barreras metálicas: la localidad del cantón Grisones se transformó en un terreno fortificado desde el pasado lunes.

El plebiscito de las urnas

Pero los habitantes de Davos no se dejan impresionar. O por lo menos no abiertamente. Hay que decir que el 70% de la población aprobó la realización del WEF en las urnas en el otoño pasado.

“La población está muy divida acerca del WEF”, afirma un habitante de la parte alta de Davos. “Pero nadie se atreve a reclamar. La gente se calla”, dice.

Lo que afirma el interlocutor se puede constatar en la calle. Enigmáticas sonrisas, la gente se retiene antes de hablar, todo el mundo sabe que el WEF es bueno para la economía, para un lugar que sólo vive del turismo.

Entonces, el Foro es para todos, o casi, “una cosa buena”, se apoye o no su filosofía. Y cada uno se ocupa de lo suyo, porque el evento no dura mucho.

El ‘ballet’ de limusinas

Los turistas no acude a la estación durante este tiempo. Un ejemplo lo constituyen una pareja de alemanes que anualmente pasan sus vacaciones en los Grisones.

“Vendo mucho menos durante el Foro”, explica un gerente de un negocio de prendas deportivas. La gente que viene a esquiar es menos numerosa en las pistas. Pero esto dura sólo algunos días”, enfatiza.

Durante estos días, algunos esquiadores furiosos deben practicar este deporte, sorteando las limusinas oscuras de una marca alemana que se desplazan en un incesante vaivén entre las zonas prohibidas a toda persona no autorizada.

Como en un plató de cine, el Centro de Congresos, el lugar donde se realiza el WEF, está cubierto de proyectores. En los puntos de control, los representantes de las fuerzas del orden, con porras en las cinturas, permanecen vigilantes y en alerta. Un poco más lejos, los grandes automóviles de lujo y sus chóferes, vestidos de negro esperando.

Los primeros sustos

Más lejos, dos hombres hacen guardia delante del edificio de la Policía comunal, aparentemente distendidos. “Nada que señalar. No se espera más, salvo tal vez este sábado”.

La mayoría de los altermundialistas renunció a manifestarse contra el WEF en la misma estación de Davos, pero varios grupúsculos se dieron cita en el territorio de la localidad alpina para este sábado por la tarde.

La policía cantonal asegura que todo está bajo control, a pesar de los primeros sustos.

Una mochila fue destruida el lunes en un hotel. El miércoles por la mañana, otro establecimiento fue evacuado para permitir poner fuera de uso un objeto incendiario.

“Business as usual”, (gages del oficio) señalan las fuerzas a cargo de la seguridad del WEF.

Durante ese tiempo, los habitantes de Davos conversan a media voz. La temporada es todavía larga.

swissinfo, Pierre-François Besson, Davos
(Traducción: Alberto Dufey)

– En Davos existe un estado de emergencia no declarado oficialmente.

– Cualquier habitante de la estación debe probar en todo momento su identidad. La policía está autorizada a requizar.

– Las autoridades del cantón de los Grisones son los responsables de la seguridad general. La Confederación se ocupa de los jefes de Estado.

– Miles de policías y 6.500 militares han sido movilizados. Sin contar con los guardias privados y otros agentes de seguridad.

– El espacio aéreo ha sido cerrado en un perímetro de 46 kilómetros en torno a la estación. Dos aviones de combate se encargan de hacer respetar la prohibición.

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