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La sombra del 29 planea sobre la crisis de 2008

La crisis actual es, sobre todo, una crisis bancaria. Keystone

En la situación actual, el torbellino bancario que sacude los mercados es el más grave desde el vivido hace casi 80 años, según distintos observadores.

El profesor de Historia Económica y Social en la Universidad de Ginebra, Youssef Cassis, compara los dos cataclismos financieros. Entrevista.

“Todo el mundo sabe que atravesamos la peor crisis financiera tras la Gran Depresión de 1929.”

Éste fue el veredicto lanzado por el candidato demócrata a la presidencia de los Estados Unidos, Barack Obama, en el último debate televisivo frente al candidato republicano, John McCain.

En Suiza, el especialista financiero Arturo Bris –profesor en el Instituto IMD de Lausana- asegura que es igual de negativa que la de 1929, por las razones de dependencia de la economía globalizada.

El profesor de Historia Económica y Social en la Universidad de Ginebra, Youssef Cassis, explica los puntos de convergencia y de divergencia entre ambas coyunturas.

swissinfo: ¿ Esta crisis actual puede superar a la de 1929?

Youssef Cassis: Es demasiado pronto para decirlo. Hace un mes habría dicho que no. Hoy soy menos categórico, aunque no veo que la crisis actual degenere como aquella de los años 30, que comenzó con una crisis bursátil, seguida de una económica, todo acompañado de errores de política económica.

Hoy en día nos enfrentamos a una crisis bancaria. Y esto, igual si las repercusiones sobre la economía no hubiera. Mi faceta de historiador me obliga a ser prudente en materia de previsión.

swissinfo: ¿Cuáles son las similitudes con 1929?

Y.C.: Son las que se encuentran en cada crisis: una especulación excesiva, niveles récord de préstamos para especular. En los años 20 aparecieron también, en particular en Wall Street, los nuevos instrumentos financieros y una multitud de sociedades de inversión destinadas en principio a distribuir los riesgos. Los instrumentos utilizados de hecho para especular.

También hay que recordar que nuestro sistema económico evoluciona según los ciclos marcados por los periodos de desaceleración y de fuerte crecimiento.

swissinfo: Actualmente, la mayor parte de los gobiernos y bancos centrales tratan por todos los medios de reducir la crisis. ¿Es ésta la principal diferencia con la situación de 1929?

Y.C.: En 1929, el sistema monetario predominante descansaba sobre el patrón oro, lo que propició políticas restrictivas de los Gobiernos acompañadas de una alza de los tipos de interés.

Actualmente nos encontramos bajo un régimen de tipo de cambios fluctuante y las autoridades monetarias –en primer lugar el estadounidense Ben Bernanke (presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos)- inyectan tanta liquidez como sea necesaria para intentar relanzar los mecanismos de crédito y préstamos interbancarios que están bloqueados.

También cabe subrayar que la crisis actual es más compleja que la de 1929, si pensamos en particular en los productos financieros lanzados desde hace una veintena de años, que poca gente comprende verdaderamente. Se trata entonces de una situación nueva, que puede arrastrar consecuencias inesperadas. Y esto, dentro de un contexto donde la economía es más mundializada y más abierta que en 1929.

swissinfo: Por el momento, Suiza parece relativamente a salvo de la crisis y su Gobierno sigue con discreción. ¿Cómo se vivió aquí la crisis del siglo pasado?

Y.C.: Tras la grave crisis bancaria que azotó Alemania en 1931, muchos de los bancos suizos se vieron fuertemente afectados. Los 8 grandes bancos helvéticos de la época tenían mucha inversión en Alemania, lo que llevó al Gobierno suizo a salvar de la quiebra a la banca popular suiza. La banca de descuento suiza sí que quebró, y esto dentro del cantón de Ginebra, regido por el socialista Léon Nicole.

swissinfo: ¿Las grandes crisis financieras han desencadenado grandes cambios en la política económica?

Y.C.: La crisis de los años 30 fue seguida por medidas de reglamentación bancaria y financiera desconocidas hasta ese momento. Medidas aplicadas en casi todos los países afectados. Fueron en los Estados Unidos donde estas novedades fueron más allá, por ejemplo con la separación entre las actividades de la banca comercial y las de la banca de ahorro.

En Suiza, esta separación no se impuso. Pero sí se introdujeron medidas como la instauración de la Comisión Federal de Bancos y del secreto bancario.

Apareció seguidamente un cierto recelo de los mercados. Esto se tradujo en la implantación de políticas keynesianas tras la Segunda Guerra Mundial. Las políticas de pleno empleo y de reactivación siguieron en vigor durante las tres décadas siguientes al conflicto.

Dicho esto, la historia no se repite nunca de manera idéntica y todo depende de la gravedad de la crisis actual.

swissinfo: ¿La crisis que atravesamos podría cuestionar las visiones y las políticas a corto plazo existentes en el mundo financiero y en el resto de la economía?

Y.C.: Es posible. Los últimos 20 años han estado marcados por el triunfo del mercado, la defensa de los accionistas. Las actuaciones de las empresas han sido juzgadas por la cotización de sus acciones. En otros términos, estos años han estado protagonizados por el predomino del capitalismo a lo anglosajón, por oposición a un capitalismo alemán y europeo. De todas formas es todavía pronto para decir que vamos a cambiar de modelo.

Entrevista swissinfo: Frédéric Burnand, Ginebra
(Traducción: Iván Turmo)

El ‘Crack del 29’, también conocido como la ‘Crisis del 29’ o el ‘Gran Crack’.

Entre 1929 y 1939 tuvo lugar una gran crisis económica de consecuencias nefastas en todo el mundo. La crisis estalló el 24 de octubre de 1929 en Wall Street, con un ‘crack’ de la bolsa debido al sobreprecio de los valores que cotizaban, desde hacía años, al alza por motivos especulativos.

El ‘crack’ de la bolsa supuso la descapitalización repentina de la industria y las empresas norteamericanas.

EE UU exportó la crisis al resto del mundo, con lo que se generalizó una cierta desconfianza ante el sistema capitalista que radicalizaba ideológicamente a las clases desfavorecidas, y a aquellas (las clases medias) que peor salen paradas con la crisis.

En esta época tuvieron un auge espectacular el comunismo y el fascismo. En Italia las corporaciones industriales ya habían tomado el poder por medio del fascismo.

Otra consecuencia de la crisis es el elevado número de parados.

Desde el siglo XIX se conocían las trabas que tenía el crecimiento continuado, y había teorías que señalaban la inevitabilidad de los ciclos económicos, como la marxista.

El crecimiento desmesurado de los años 20 de este siglo auguraba una crisis temprana y profunda, pero esta crisis era considerada por los expertos como beneficiosa, porque tendría la virtud de compensar los excesos.

En 1929 los signos de deflación en la economía eran evidentes, sobre todo en la economía mundial, y principalmente en los productos agrícolas, que eran la base del comercio internacional.

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