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La UEFA declara la guerra a las victorias a crédito

Momento del reciente encuentro de Liga de Campeones entre el FC Zúrich y el Real Madrid en la ciudad suiza. Keystone

Los clubes de fútbol más endeudados y con cuentas irregulares podrían pronto incurrir en graves sanciones. El comité ejecutivo de la UEFA adoptó a mediados de septiembre el principio del 'juego limpio financiero' para poner un poco de orden en el negocio del mundo del balompié.

La medida podría afectar de manera indirecta a los equipos suizos.

Hablar de revolución es seguramente excesivo. Aunque Michel Platini y la UEFA intentan llegar al fondo, en los próximos años el mundo del fútbol puede sufrir algunos pequeños cambios estructurales.

“El objetivo principal –explica el comunicado de la UEFA– es el de aumentar la lealtad financiera en las competiciones europeas, sin descuidar la estabilidad a largo plazo del fútbol europeo”.

¿Expulsión de la Champions?

“La premisa fundamental es que los clubes no deben gastar más de lo que ingresan”, subrayó el presidente de la UEFA Michel Platini.

Si un club no presenta un balance equilibrado en el espacio de tres años y se ha endeudado demasiado, podría ser excluido de la ‘Champions League’ a partir de la temporada 2013-2014.

Una medida tan impopular que parece bastante difícil aplicar, también porque “las competiciones europeas viven gracias a estas piezas de los 90”, observa Pierre André Schurmann, ex entrenador de la selección sub-21 de Suiza y actual técnico del Neuchâtel Xamax.

La UEFA parece no obstante presentar pruebas rigurosas: “Más del 50% de los clubes tienen pérdidas cada año; es preciso rebajar esto o, tarde o temprano, la burbuja explotará”, indicaba Gianni Infantino, secretario general de la UEFA a principios de octubre.

Cifra de dimensiones

No gastar más de lo que se ingresa. La premisa, en los últimos años, parece situarse a años luz de las políticas llevadas a cabo por los responsables de muchos equipos.

La sentencia Bosman de 1995 suprimió la cuota máxima de extranjeros y garantizaba un cierto techo salarial. También concedió un gran poder a los jugadores, que al final de sus contratos eran libres de irse sin abonar indemnización y podían así ejercitar una considerable presión frente a los dirigentes del club. Una situación que, de hecho, ha contribuido a hacer estallar los presupuestos.

En España, por ejemplo, la deuda total de los 20 clubes de la Primera División alcanzaba los 2,8 mil millones de euros, según un estudio de la Universidad de Barcelona. A la cabeza de los equipos con mayor deuda se encontraba el Real Madrid, con un pasivo de 527 millones frente a una cifra de negocio de 366 millones. Y estas cifras son de 2007, antes que Florentino Pérez abonara 250 millones para asegurarse los servicios de Cristiano Ronaldo, Kaká y compañía.

La situación no es mejor en otros campeones importantes. En Inglaterra, el Chelsea ha acumulado un pasivo de 700 millones y en 2008 registró unas pérdidas de cerca de 73 millones de euros. Si Roman Abramovich decidiera cerrar el grifo o pedir el reembolso del préstamo, la situación sería muy seria para los ‘Blues’.

“Es cierto, estos clubes tienen deudas enormes”, subraya Raffaele Poli, fundador del Observatorio de Futbolistas Profesionales y profesor del Instituto de Ciencias del Deporte de la Universidad de Lausana. “También tienen una cifra de negocios igualmente grande. Por eso los bancos prestan fácilmente fondos a estas sociedades, ya que, salvo algún cataclismo improbable, conseguirán de todos modos devolver la deuda”.

Situación paradójica

Los mayores riesgos son más para los clubes de nivel medio y bajo. Por un lado, no se pueden permitir fichar nombres altisonantes, la facturación de estos equipos suele mantenerse relativamente baja. La venta en todo el planeta de una camiseta con el nombre de Cristiano Ronaldo es una cosa. La venta de la de un jugador anónimo del Hull City es otra. Y cuanta más baja la facturación, menor es el interés de los bancos y de los potenciales inversores.

Por otra parte, estos clubes depende mayoritariamente de la generosidad de los patrocinadores. Y con el nuevo sistema de la UEFA, los fondos versátiles de estos patrocinadores serían externos a la facturación y, por tanto, no se incluirían en el cálculo de lo que podrían gastar.

Con su medida, la UEFA dice en esencia que “si alguno pone demasiado dinero distorsiona el equilibrio competitivo y el interés por el fútbol se resiente”, explica Raffaele Poli.

En efecto, basta dar un mirada a los resultados del último decenio para darse cuenta de cuánto ha cambiado el mundo del balompié. Antes de la sentencia Bosman, un tercio de los clubes que alcanzaron los cuartos de final de la Liga de Campeones pertenecían a los cuatro campeonatos más importantes (España, Italia, Inglaterra y Alemania).

Para Pierre-André Schurmann esta tendencia difícilmente se podrá invertir: “Pienso que, en cualquier caso, estos grandes clubes continuarán estando en la cumbre. No creo que va a cambiar mucho”. Una opinión compartida también por Raffaele Poli, que opina que el ‘juego limpio financiero’ podría servir como mucho para frenar la espiral inflacionista.

De cualquier manera el problema tiene otras causas, según Raffaele Poli. “Con el sistema actual existen diferencias económicas enormes, debido en especial al aumento de los derechos televisivos y a su desigual reparto. Aparte de Francia, en las otras cuatro grandes ligas hay hoy un menor equilibrio respecto a algunos años anteriores”.

Clubes suizos

Los clubes helvéticos tiene poco que temer de la normativa del ‘juego limpio financiero’. Aunque es cierto que también se han producido ejemplos negativos en Suiza: en los últimos años, equipos laureados como el Lausana, el Servette de Ginebra o el Lugano han quebrado y se han visto obligados a jugar (fueron descendidos) en las ligas inferiores.

“Hasta un pasado reciente también en Suiza había una cierta laxitud, aunque desde hace unos años la comisión de las licencias ha dado un cambio serio”, revela Pierre-André Schurmann. “Las medidas que prevén desde la UEFA podrían resultar útiles para evitar que los clubes hagan locuras, especulando con una posible clasificación para la lucrativa Liga de Campeones”.

Raffaele Poli destaca que “en Suiza no hay grandes inversores que pongan grandes cantidades de dinero. Lo quieran o no, los equipos de fútbol están ya obligados a seguir un cierto ‘juego limpio’; en caso contrario, con 10 millones de deudas corren el riesgo de saltar por los aires”.

Daniele Mariani, swissinfo.ch
(Adaptación: Iván Turmo)

Si el ‘fair-play’ financiero, que debe instaurarse en los tres próximos años, hubiera existido en el pasado, clubes endeudados como Manchester United, Inter de Milán, Chelsea o Liverpool no habrían podido participar en la Liga de Campeones.

El principio del ‘juego limpio financiero’ ya había sido aceptado por unanimidad el 28 de agosto en Mónaco por el comité estratégico de la UEFA, instancia que asocia a las ligas, los clubes y los jugadores. Y la Asociación Europea de Clubes (ECA) había declarado que 100 clubes europeos aceptaban este principio.

A partir de 2013-14 las sanciones podrían ser establecidas por un órgano independiente y el baremo podría ir de una multa hasta la suspensión de competir en Europa. Al frente de este órgano estaría Jean-Luc Dehaene, ex primer ministro belga, comunicó la UEFA.

El 28 de agosto pasado, la UEFA anunció que las medidas comprenderían también “una propuesta que busca limitar la talla de las plantillas”, con el fin de ayudar a los clubes “a reducir sus gastos en términos de salarios y traspasos”.

El FC Grasshopper está cerca de perder su plaza en la Primera División nacional en la próxima temporada debido a los graves problemas económicos por los que atraviesa.

Si no logra saldar su deuda, que podría alcanzar entre 10 y 20 millones de francos, la entidad de Zúrich sufriría a final de año un descenso administrativo.

El Servette de Ginebra fue descendido a la Segunda División en 2005 tras incumplir la reglamentación económica de la Federación Suiza de Fútbol.

Tres años más tarde el Lausana vivió la misma suerte. Aunque quizá la onda expansiva sería más grande si ocurriera lo mismo con el club suizo más conocido, el Grasshoppers.

Además se vivieron problemas con los equipos suizos que disputaron anteriormente la Liga de Campeones. El FC Thun, que se clasificó en la temporada 2005/06, está ahora en Segunda División.

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