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Brócoli: la gata que cobra del ejército suizo

Cat watching two soldiers through a window
Vigilando mientras los soldados descansan. Susan Misicka / swissinfo.ch

Todo comenzó hace más de una década con un trozo de brócoli. Ahora esta gata descarada, conocida como general de brigada Brócoli, percibe una pensión del ejército suizo.

Sus rasgos delicados y pelaje sedoso chocan con su maullido gruñón. A pesar de tener su propia gatera, exige que se abra la puerta a su paso. Es más, podría decirse que grita las órdenes, como si de un sargento se tratase. Aunque este felino descarado ha alcanzado un rango todavía superior, general de brigada, y ‘dirige’ una base militar cerca de la capital suiza.   

Este gato juguetón comenzó a rondar el cuartel de Lyss en 2004. Al principio parecía un simple minino aburrido a la caza de un poco de acción. Pronto los jóvenes reclutas empezaron a darle de comer. Tampoco tardaron en dar con su nombre. Empezaron a llamarle Brócoli después de que se llevara un trozo de esta hortaliza a la boca. Y enseguida se vio que, aunque su hogar estaba próximo, el gatito prefería la vida militar.

“Resultaba incómodo. Volvía incluso en Navidad, cuando aquí casi no había gente que pudiera cuidarla”, recuerda su protector, Werner Holzer. Pero su dueño no podía evitar que el gato se colara en el cuartel. Al final, su propietario y los mandos acordaron que el felino de ojos verdes se quedara en el cuartel.

Pero Brócoli no podía vivir solo de las sobras, por lo que los soldados hicieron una colecta para comprar su comida.

“Le encanta comer. Y es muy limpia. Una vez que por error se quedó encerrada en una habitación no hizo ni pis ni armó ningún lío”, dice Holzer. Y añade que a Brócoli le encanta escudriñar cada rincón de la base.  

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Brócoli tiene ya 14 años y ha comenzado a mostrar los síntomas de su edad. “Notamos que ya no está en forma. No salta directamente de las mesas y necesita, por ejemplo, una silla en medio”, señala Holzer. Pero sigue con ánimo para hacer sus rondas, acechar a los pájaros, saludar a los amigos y perseguir a ese gato que no le agrada.

Animales del ejército

La gata Brócoli fue incluida en la lista de animales del ejército hace unos tres años. En este listado figuran 105 perros de búsqueda y rescate y otros 115 en la reserva. Hay 57 caballos de montar y otros 200, de repuesto. El ejército cuenta con 166 500 efectivos, incluyendo 42 000 reservistas.

“Darle el estatus de animal oficial del ejército tiene sentido, sobre todo si es atendida por veterinarios del ejército”, explica Holzer.

La persona que se ocupa de su cuidado cuenta que el ejército suizo tiene otros dos gatos. Viven en los establos de una ciudad cercana y su función es pillar a los roedores que se comen el pienso de los caballos. Brócoli, a diferencia de estos colegas, no tiene que mover una pata para ganarse el jornal. ¿Es justo?

“Aunque no tiene un trabajo, crea un ambiente acogedor. Muchos soldados están lejos de casa por primera vez, y los días aquí pueden hacerse largos y difíciles. Cuidar del animal les relaja”, asegura Holzer.   

Dos soldados sonríen y, cuando sienten que Brócoli maúlla en la puerta, se dan prisa para dejarla pasar. Es evidente que les gustan los gatos. Aunque no todos sienten lo mismo por los felinos en la base.  

“Los gatos no me gustan demasiado, pero para mí no resulta un problema”, indica otro recluta en el puesto de control del cuartel. “Después de todo, Brócoli lleva aquí más tiempo que yo”. Su colega mantiene una distancia respetuosa. “Es una gata bonita, pero no la acaricio, ni nada. No quiero molestarla”.  

De hecho, Brócoli da la imagen de ser independiente. Se la ve feliz al relacionarse un rato, pero enseguida se muestra ansiosa por continuar con su tarea. Cuando era joven, a veces desaparecía durante dos o tres días seguidos. Ahora sus salidas, según Holzer, son de dos o tres horas, a lo sumo.  

Brócoli tiene su propia página en FacebookEnlace externo con más de 3 500 seguidores. Y ahí fue donde alcanzó el grado de ‘general de brigada’. 

“Ella mueve los corazones”, dice Holzer, un incondicional de Brócoli.

Gato acostado en el suelo
Brócoli parece decir: “Sí, ya sé que soy adorable”. Susan Misicka / swissinfo.ch

Perros policiales suizos

La general de brigada Brócoli no es la única mascota que percibe una asignación del erario público suizo. También está Aika, un perro pastor alemán retirado este año de la policía del cantón de Schwyz. En su última noche de trabajo, intervino tras una explosión y atrapó a varios intrusos. Aika ahora vive tranquila con su dueña, la agente de policía Monika Blättler.

Pastor alemán sentado en un prado
Buena chica! Aika ha servido a la policía durante 12 años. KAPO Schwyz

“Doce años es mucho tiempo para que un perro policía preste servicio. Se merece pasar sus últimos años en casa conmigo”, declaró Blättler al periódico ‘Obersee Nachrichten’. En el caso de Aika, el cantón paga su comida, igual que ocurre con todos los perros retirados de la policía de Schwyz. Blättler, sin embargo, se hace cargo de las facturas veterinarias.

El cantón de Berna también cubre la alimentación de sus perros policías jubilados. Y los canes retirados que han prestado un mínimo de cuatro años de servicio tienen atención veterinaria gratuita durante el resto de sus vidas en el cantón de Ginebra.

Contacte con la autora vía Twitter @SMisickaEnlace externo.


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